Borràs llega al Palau para apoyar a los 'consellers' de JxCAT en un clima de crisis

Pere Aragonès ha obligado a los conseller de JxCAT a aclarar si sabían que en el debate de política general de ayer el portavoz de grupo parlamentario de los de Puigdemont, Albert Batet, iba a plantear una cuestión de confianza desde dentro del propio Govern. Así lo han adelantado fuentes del ejecutivo catalán. La reunión del Consell Executiu, convocado de forma extraordinaria por Aragonès, ha finalizado este miércoles sobre las 19.10 horas, por lo que ha durado cerca de dos horas. Tras el encuentro del Consell Executiu, Aragonès se ha reunido con el secretario general de Junts, Jordi Turull. Laura Borrás se ha sumado finalmente a la expedición de Junts para apoyar a sus 'consellers'.

El 'president' ha requerido a todos los conseller de JxCAT si están de acuerdo con esta posición. Al parecer solo el vicepresidente Jordi Puigneró estaba informado con anterioridad de un movimiento impulsado desde la dirección del partido. En un comunicado, JxCAT ha afirmado que sus consellers han apostado de forma unánime "por el cumplimiento del acuerdo firmado entre Junts y ERC para garantizar la estabilidad y la lealtad del Ejecutivo, en la misma línea que expresó ayer el grupo parlamentario, tanto por lo que respecta al acuerdo de Govern como a la cuestión de confianza". Sin embargo, fuentes de Presidencia han sostenido que los consellers de JxCAT han dado una respuesta irregular y "divergente" al respecto.

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Agencias

La formación minoritaria del Ejecutivo ha decidido aplazar la reunión de la cúpula prevista para la tarde de este miércoles debido al retraso del encuentro entre Turull y Aragonès. Finalmente, se celebrará este jueves a las 8.00 horas de forma telemática. Fuentes del partido han aclarado a Europa Press que la Ejecutiva, prevista para las 19.30 horas, se aplaza por "motivos logísticos, no por ninguna crisis dentro del partido".

Esta mañana Aragonès ni se ha reunido ni ha hablado con el secretario general de JxCAT, el hombre que es más partidario de que JxCAT siga en la coalición independentista. Así de degradada está la situación. Aragonés entiende que se está cuestionando su autoridad y la de la institución en un momento especialmente grave con gran inestabilidad internacional y una crisis económica a las puertas.

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JxCAT sigue teniendo la espada de Damocles de la consulta interna a sus bases sobre si deben dejar la Generalitat, una opción que defienden desde Cataluña los partidarios de Laura Borràs y desde Waterloo Carles Puigdemont.

ERC y Pere Aragonès también asumen que la intención de una cuestión de confianza que propone el propio socio de coalición socava la autoridad del president y que, por tanto, es incoherente con la intención de los conseller de JxCAT de seguir en el ejecutivo, como mínimo hasta las municipales.

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EFE

En este momento, todas las alternativas están abiertas. La prensa ha sido convocada en Palau, pero no se sabe ni quién comparecerá ante los periodistas, ni cuándo lo hará ni qué mensaje se transmitirá al final del día.

La CUP se ha sumado a la petición de la cuestión de confianza, con lo que al Gobierno Aragonès le crecen los enanos tanto por el lado soberanista como por el lado constitucionalista.

Hacia el precipicio

El líder del PSC, Salvador Illa, calificó el Gobierno de la Generalitat de “juguete roto” en el debate de ayer. En la reunión de la pasada semana entre Puigdemont y Turull, el residente en Waterloo dejó muy claras sus pretensiones de ruptura del Ejecutivo. Pero Jordi Turull esperaba en el debate un gesto de Aragonès que le permitiese salvar los muebles. Ese gesto no se produjo.

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La moción de confianza que plantea JxCAT sería un factor de inestabilidad más en una ya muy frágil política catalana. Con una Generalitat a la que le cuesta enviar leyes al Parlament y que gobierna por decreto por falta de mayorías. Si JxCAT abandona, Aragonès quedará en una situación muy delicada.

Jugada defensiva

La jugada defensiva de Aragonès pasaría por dar entrada a los comunes en el Gobierno de la Generalitat y conseguir que el PSC le diese apoyo desde fuera para aprobar los presupuestos. Pero los socialistas catalanes se quedarían sin incentivos para apoyar a un Gobierno independentista a seis meses de las municipales; es decir, una vez que llegase enero. Un gesto de Salvador Illa y Aragonès quedaría abocado a convocar elecciones.