La oposición pide la dimisión del diputado Dalmases (JxCat) por amenazar a periodistas

El diputado de Junts per Catalunya (JxCat) Francesc de Asís Dalmases compareció este viernes ante la Comisión parlamentaria de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA) para explicar el agrio y violento enfrentamiento que tuvo con la subdirectora del programa ‘Faqs’, de TV3, el pasado 9 de julio. El diputado abroncó a la periodista porque no le gustó algunas de las preguntas que en una entrevista habían planteado a Laura Borràs. Lo que tendría que ser una comparecencia para aclarar los hechos y pedir disculpas acabó con las cosas torciéndose todavía más para el diputado como para su amiga, la expresidenta del Parlament. No pidió disculpas claras por sus amenazas y diatribas contra los periodistas del programa. Sólo medias disculpas con la boca pequeña.

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Borràs se encontraba en la recta final de su mandato, consciente de que en cualquier momento podía ser destituida, como así fue. Ahora, tras la comparecencia parlamentaria de Dalmases, asiduo acompañante de la también presidenta de Junts (él además ostenta el cargo de vicepresidente de la formación), quedó claro que la asistencia al programa fue negociada por el propio diputado, algo que no es habitual. Dalmases explicó que había negociado los términos de la entrevista con los responsables de ‘Faqs’ y que ellos no cumplieron su parte. Tanto fue así que tras la emisión, molesto con el tono de las preguntas, cogió a la subdirectora del programa de la muñeca, la obligó con malos modos a entrar en una sala, en la que también entró Borràs y dos personas más de su séquito, echó a todos los trabajadores del programa y comenzó a insultar a la periodista. “Programa de mierda”, “mala periodista”, “presentadora patética”… fueron algunas de las expresiones que todos oyeron desde el exterior mientras, además de fuertes golpes contra los muebles y las paredes. Algunos trabajadores del espacio salieron temblando de las instalaciones.

Dalmases insistió en que él y la subdirectora se conocían de hacía tiempo y que lo que hubo fue una discusión (“que no se debería haber producido en ese lugar y en ese momento”). Pero todo fue debido a que consideraba que “el formato no se ajustaba a lo que se había acordado”. Por tanto, ante cualquier situación, y teniendo en cuenta que “soy un diputado atípico, necesito decir las cosas como las veo”. Todos los partidos, salvo JxCat, no tuvieron indulgencia con Dalmases: algunos de ellos pidieron la dimisión inmediata del diputado y, los que no, apelaron a resolver esa cuestión en la Comisión del Estatuto de los Diputados, donde se verá si vulneró el código ético del Parlament. La recriminación, no obstante, quedó plasmada: pactar una entrevista en una televisión pública por un diputado no es muy ético. En el turno de respuestas, Dalmases reconoció que, aunque sea el equipo de comunicación el encargado de negociar las intervenciones, en esa ocasión “se habían saltado los protocolos, pero con el objetivo de ayudar a los de comunicación, no con voluntad de manipulación”.

Una pregunta en el aire

No contestó, sin embargo, a una sola pregunta que le hizo Xavier Pellicer, portavoz de la CUP en la comisión: “Imagínese que lo que pasó con usted hubiese pasado con un diputado de otro partido, por ejemplo, el PSC. Que hay una actitud violenta, con gritos, golpes en muebles y paredes. Imagínese que se insultase a la periodista y que se recriminasen las preguntas hechas en la entrevista. Y que en otros medios hubiese habido la misma actitud. ¿Qué haría usted como portavoz de JxCat al respecto? ¿Qué medidas pediría que se tomasen?”. La respuesta quedó en el aire. Dalmases no contestó.

En cambio, insistió en que “hubo una discusión, pero ninguna amenaza. El discurso de asustar a un profesional cae por su propio peso. ¿Qué rédito político iba a tener? No se busca ningún rédito con una discusión después de un programa. Si uno quiere manipular a un periodista o a un programa se hace de todo menos lo que hice yo, porque el efecto sería el contrario de lo que se pretendía”.

A partir de ahí, estableció dos líneas de defensa: por un lado, justificó que, al provenir del mundo del periodismo, conoce a mucha gente y recibe muchas veces la petición de poner en contacto a profesionales con dirigentes de Junts, a lo que nunca se negó y que nunca pidió tratos de favor por ello. El tema no tenía mucho que ver con el incidente, pero le sirvió para intentar blanquear su imagen sobre la fama que tiene en el colectivo periodístico. Por otro lado, divagó por cuestiones políticas que nada tenían que ver: “En aquellos momentos, Laura Borràs tenía un caso de ‘lawfare’ encima, teníamos la aceptación del voto de Lluís Puig [fugado en Waterloo], teníamos un homenaje a Borràs en el Ateneu, teníamos su propia elección como presidenta de Junts, teníamos el tema judicial que lleva arrastrando 4 años… (…) y he hablado de ‘lawfare’, de políticos y de cantantes en el exilio porque eso es que no hay normalidad. Y yo necesito decir la verdad para mirarme cada noche en el espejo”.

“Debería dimitir”

Hubo más sorpresas: La diputada de En Comú Podem Susana Segovia le recriminó que en la sala donde se insultó e intimidó a la periodista estuviese también la ya expresidenta del Parlament, Laura Borràs, que al día siguiente llamó a la profesional para que no denunciase los hechos. “Eso es una revictimización. Nosotros pedimos que se reúna ya la comisión del Estatuto del Diputado para examinar su actitud. Hemos de tener en cuenta que a usted ya lo han echado incluso del Grup de Periodistes Ramon Barnils [colectivo de periodistas independentistas]. Y por todo ello, creemos que debería dimitir”.

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Anna Grau, representante de Ciudadanos, mantuvo una actitud también muy crítica. “La señora Borràs reaccionó sin dignidad a su suspensión como presidenta del Parlament el 28 de julio. La actitud de usted ante estos lamentables hechos le inhabilita para seguir siendo diputado”.

Las circunstancias del desagradable episodio fueron confirmadas por Pere Mas, director del programa, que aseguró que no dio publicidad ni denunció los hechos inmediatamente porque así se lo había pedido la víctima. “Dalmases la cogió del brazo, le llamó ‘mala periodista’ y dijo que era un ‘programa de mierda’. Borràs intentó calmarlo con un ‘prou’ (‘basta’) y a una persona de producción del programa se le impidió el acceso al espacio”, reconoció Mas. Pero luego subrayó que “hoy es la primera vez que hablo en público sobre el tema y explico los hechos como sucedieron, aunque sin hacer públicas conversaciones privadas”. “No puede ampararse en que la víctima no quiere denunciar. Usted nunca transmitió sensación de gravedad e incluso reconoció que le había sacado hierro al asunto”, le espetó Beatriz Silva, representante del PSC.

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No fue, después de todo, una reunión muy agria de la comisión. Dalmases era, hasta ahora, el portavoz de Junts en ese mismo órgano y eso hizo que el intercambio de reproches fuese un ejercicio de caballerosidad. “Hay cosas, diputado, que no tienen justificación y que no se pueden minimizar. Me parece muy irresponsable que se minimice. Y comprenderá que una situación de cuatro contra uno en una habitación y con la presidenta del Parlament presencie no es normal. Esto no va de partidos, sino de comportamientos individuales. No vale decir que ya se conocían o ‘yo soy así’. Queremos que se reúna cuanto antes la Comisión del Estatuto del Diputado”, le recriminó Raquel Sans, portavoz de ERC. Todo muy contundente, pero con guante de seda.