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Francia enoja al independentismo con el arrinconamiento del catalán en los liceos
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MENOS ALUMNOS QUE OTROS AÑOS

Francia enoja al independentismo con el arrinconamiento del catalán en los liceos

El catalán es lengua optativa en determinadas áreas del sur del país vecino. Plataforma per la Llengua se queja de que algunos directores de colegios ponen trabas para estudiar el idioma

Foto: Manifestación a favor de la inmersión lingüística en catalán. (EFE/Quique García)
Manifestación a favor de la inmersión lingüística en catalán. (EFE/Quique García)

El independentismo tiene un duro hueso que no podrá roer: la difusión de sus ideales en el sur de Francia. Lo que el pancatalanismo denomina la Cataluña Norte es un sueño que choca con la dura realidad. Para el secesionismo es un ‘territorio hostil’ en el que no cuajó nunca el sentimiento separatista y en el que tampoco termina de encontrar un hueco el catalán. El estudio de la lengua como asignatura optativa en los liceos ha entrado en barrena, según se lamenta La Plataforma per la Llengua. La entidad denunció esta semana, coincidiendo con el inicio del curso, las trabas de la administración francesa para estudiar el idioma.

La imagen a un lado y a otro de los Pirineos es bien diferente, si el independentismo ha hecho del catalán uno de sus caballos de batalla después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) sentenciase, en noviembre de 2021, que el 25% de las clases deberían darse en castellano, en Francia las reivindicaciones lingüísticas no tienen ningún tipo de recorrido. Y si es así es por el cumplimiento riguroso de la legalidad.

Foto: El 'conseller' de Educación, Josep González Cambray, en su visita a la escuela Turó del Drac de Canet de Mar (Barcelona), en diciembre de 2021. (EFE/Alejandro García)

La Plataforma per la Llengua, que se autodefine como ‘la ONG del catalán’, "ha detectado complicaciones para estudiar catalán o en catalán en la escuela primaria de Voló [Le Boulou], en el colegio Portvendres [Port-Vendres] y en los liceos de Argelers [Argelès-sur-Mer] y Prada [Prades]”. En esta última localidad es donde el soberanismo celebra cada verano la ‘Universidad de verano’, en la que los líderes políticos exponen normalmente sus líneas de acción para el siguiente curso.

La Plataforma admite “más dificultades que nunca para que los alumnos puedan estudiar en catalán o el catalán en el sistema público”. En Le Boulou, señalan, está previsto el cierre de una clase bilingüe, “lo que sobrecargaría las otras clases en primaria y maternal, que ya están saturadas, y empeoraría la calidad de la enseñanza en catalán. La decisión es aún más grave si se tiene en cuenta que se cerró una clase monolingüe en francés hace dos años y ahora se justifica el cierre de una clase bilingüe por el aumento de la demanda de las clases monolingües”. Según la ley francesa, los liceos pueden ofertar como optativa el catalán.

Los alumnos renuncian

En otros colegios, explican desde la entidad, se ponen las clases de catalán entre las 12.30 y las 13.30, lo que deja a los alumnos un margen para comer de media hora, puesto que a las 14.00 se reanudan las clases ordinarias. “En el Liceo de Argelés, desde hace dos años, el director dificulta que los alumnos puedan estudiar en catalán y la inestabilidad de las clases ha hecho que el número de alumnos baje mucho. Ahora, los alumnos que quieren hacer clase en catalán han de renunciar a asignaturas esenciales para su futuro académico, y eso ha hecho que este año la mitad hayan renunciado a hacerlas”, dice la Plataforma. En el Liceo de Prades, por su parte, se han programado las clases de catalán los miércoles por la tarde, “cuando no hay transporte escolar, lo que impide a los alumnos volver a casa y desincentiva que los estudiantes se apunten”.

Foto: Alumnos de un colegio del centro de Barcelona. (EFE/ Alberto Estévez)

Para la organización independentista, la situación se asemeja a un pez que se muerde la cola: las trabas han provocado una bajada importante en el número de alumnos que piden estudiar catalán y ese bajón en la demanda es, luego, la excusa de las direcciones de los centros para que se cierren más clases. La desincentivación es, precisamente, la excusa en la que también se amparan muchos directores en los colegios catalanes respecto al castellano. Pero en Francia, el idioma no se impone: simplemente, el alumno puede escoger.

Los independentistas destacan el éxito de dos escuelas en particular para justificar que la enseñanza de la lengua es rentable: La Bressola y Arrels. La primera, con sede en Perpignan, es uno de los colegios beneficiado con millones de euros por la Generalitat de Cataluña desde hace muchos lustros. Su actividad de mantiene gracias al erario público de los catalanes “del sur”, que subvencionan generosamente las clases del colegio francés.

Dos décadas de subvenciones

Durante el ‘procés’, la escuela francesa se había venido embolsando cuantiosas partidas de cientos de miles de euros anuales para “los gastos del personal docente de las escuelas La Bressola”. El dinero se otorgaba a la Asociación Amigos de La Bressola. Según la Plataforma, La Bressola escolariza a casi 1.100 alumnos distribuidos en 7 centros de primaria y dos de secundaria, el último de los cuales abrió este mes de septiembre de 2022 en Canet-en-Roussillon con 40 alumnos.

Foto: La diputada de la CUP Dolors Sabater (c), en una manifestación a favor de la inmersión lingüística en catalán. (EFE/Quique García)

El Ayuntamiento de Perpignan ha impedido que pueda abrir un Liceo (centro que imparte educación desde los 3 a los 18 años) en esa ciudad, por lo que La Bressola sólo tiene dos de sus centros habilitados para impartir educación secundaria. Esta red de escuelas es privada y, en su página web, señala que “la mayoría de las familias no habla catalán”, aunque apuesta por la inmersión lingüística. Desde 1995, en que firmó un convenio con el Ejecutivo francés, estableció el catalán como lengua vehicular.

Esta red de escuelas ha sido mimada por el Govern durante décadas, pero no fue hasta la llegada de ERC al Gobierno autonómico cuando se dispararon las ayudas. En 2001, con CiU en el poder, se subvencionó a la escuela de Perpignan con 15,5 millones de pesetas (93.000 euros al cambio), más otra ayuda de la consejería de Enseñanza por 18.030,36 euros. En 2002, se le dieron 151.350 euros. En 2003, constan dos partidas de subvención de Presidencia de 180.000 y de 60.000 euros y otra de 18.100 euros, de la consejería de Cultura, para “gastos de funcionamiento”. Pero en 2004, con el tripartito recién instalado en la Generalitat y Josep Lluís Carod-Rovira en la Vicepresidencia, la subvención oficial fue de 240.000 euros, a los que se añadió luego una partida de 18.100 euros de vicepresidencia camuflada como “difusión de la lengua y la cultura catalanas”. En 2005, las ayudas ya subieron a 338.000 euros. Y en 2006, con Josep Bargalló como ‘conseller primer’ (figura que sustituyó a la Vicepresidencia cuando Carod tuvo que dimitir), la subvención fue de 490.000 euros.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y la 'consellera' de la Presidencia, Laura Vilagrà. (EFE/Marta Pérez)

Pero fue el año 2007, con Carod de nuevo instalado en la Vicepresidencia de la Generalitat, cuando a la escuela francesa le tocó la lotería: ese ejercicio, el Govern la premió con una subvención a fondo perdido de 1.090.000 euros. Pero, además, le concedió otros 2,6 millones de euros “como amortización de crédito para la construcción de una escuela”. Toda una riada de dinero que salía de las arcas públicas de la comunidad.

La generosidad del vicepresidente catalán fue tal que en 2008 y 2009 la subvención anual llegó a 625.800 euros en cada ejercicio. Y en 2010, en su último año como número dos, Carod pagó diversas fiestas organizadas por la entidad por un monto de varias decenas de miles de euros y le concedió además 594.510 euros por la “organización de las actividades relacionadas con los proyectos educativos de La Bressola”.

Una lluvia de dinero

En el año de 2007, Carod premió a la Asociación propietaria de esta escuela con la Creu de Sant Jordi, el mayor galardón que otorga el Gobierno catalán, “por el impulso relevante que desde el año 1976 da este proyecto educativo a la situación de la lengua y la cultura catalanas en la Cataluña Norte”. En 2009, Carod hizo que le concediesen la Cruz de Sant Jordi al entonces vicepresidente de Òmnium Cultural, Josep Colomer, “empresario y promotor cultural” por ser vicepresidente de Òmnium durante 4 años y haber “promovido La Bressola en la Cataluña Norte”.

La última subvención que consta en los archivos del diario oficial data del último semestre de 2016

También le dio la Cruz de Sant Jordi en 2009 a Maria Àngels Falquès, “activista cultural, política y editora”, de la que en su currículum el Govern resaltaba que fue “fundadora -juntamente con su esposo, Robert Avril- de las Edicions del Trabucaire y ha impulsado la creación de La Bressola, asociación educativa que es un referente de calidad pedagógica”.

La última subvención que consta en los archivos del diario oficial data del último semestre de 2016, cuando la entidad recibió 400.000 euros de la Generalitat para pagar los sueldos del “personal docente de las escuelas La Bressola”.

Arrels, por su parte, escolariza a 305 alumnos, según la Plataforma per la Llengua, en dos escuelas de maternal y primaria. Es una escuela pública nacida en 1981 e incorporada a la red pública francesa en el año 1995. Oficialmente, al estar dentro del sistema público, la Asociación Arrels, de la que dependen los centros, no debería recibir subvenciones públicas del Gobierno catalán, pero estas han llegado a través de ayudas (de cientos de miles de euros) a Ràdio Arrels, una emisora del colegio a la que se le da dinero para “el mantenimiento de un servicio radiofónico en lengua catalana en la Cataluña Norte”. Ràdio Arrels recibió en 1996 la Creu de Sant Jordi y en 2002 el Premio Nacional de Radiodifusión.

El independentismo tiene un duro hueso que no podrá roer: la difusión de sus ideales en el sur de Francia. Lo que el pancatalanismo denomina la Cataluña Norte es un sueño que choca con la dura realidad. Para el secesionismo es un ‘territorio hostil’ en el que no cuajó nunca el sentimiento separatista y en el que tampoco termina de encontrar un hueco el catalán. El estudio de la lengua como asignatura optativa en los liceos ha entrado en barrena, según se lamenta La Plataforma per la Llengua. La entidad denunció esta semana, coincidiendo con el inicio del curso, las trabas de la administración francesa para estudiar el idioma.

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