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La división entre los partidos soberanistas envenena al colectivo de presos del 'procés'
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Tensión en la Diada

La división entre los partidos soberanistas envenena al colectivo de presos del 'procés'

La decadencia del independentismo se refleja en el rechazo hacia algunos de los condenados. Oriol Junqueras, con gran peso político, no irá a la manifestación de este domingo por miedo a que le silben

Foto: Junqueras, el principal condenado en el proceso del 1-O. (EFE/Alejandro Garcia)
Junqueras, el principal condenado en el proceso del 1-O. (EFE/Alejandro Garcia)

Roma no paga a traidores. Waterloo, tampoco. Un sector del independentismo ha resuelto que entre los propios soberanistas los hay de 'pata negra' o 'auténticos'. Y también traidores, de modo que militantes significados y dirigentes políticos que fueron encarcelados y condenados son ahora denostados. La tensión entre los diferentes grupos nacionalistas se palpará durante la Diada de este domingo, con ausencias y miedos por posibles abucheos.

La Diada de 2021 fue un punto de inflexión. El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder de ERC, Oriol Junqueras, fueron atacados por un sector extremista del soberanismo. Junqueras, el principal condenado en el proceso del 1-O, sintió en carne propia el peso de la intolerancia. Era la primera vez que se abucheaba a uno de los condenados, lo que provocó un terremoto en el universo separatista. Ante las evidencias formales de que este año se preparaba otra ola de insultos y silbidos contra los republicanos, la cúpula del partido decidió no participar en la manifestación.

Foto: Foto: Alejandro García/EFE.

La consecuencia de este divorcio entre los republicanos y los grupos más extremistas es la ruptura del grupo de presos, que era el colectivo más simbólico del 'procés'. Una parte de los encarcelados (que objetivamente no pueden ser tachados de españolistas o unionistas) son ahora juguetes rotos en manos de un espectro político que ha optado por el extremismo e incluso, en ocasiones, por el supremacismo y la xenofobia. Los condenados están divididos. Algunos son considerados héroes; otros, villanos. El cainismo vuelve a adueñarse del soberanismo.

Oriol Junqueras, Raül Romeva, Carme Forcadell y Dolors Bassa, con penas de varios años de prisión, son los grandes damnificados de una manifestación que se presenta dividida. Fuentes de Esquerra no descartan que Romeva pueda asistir en el último momento. Junqueras, en cambio, participará en un mitin-comida organizado por ERC en el centro de Barcelona, en el que también participarán Pere Aragonès, Marta Rovira y Ernest Maragall. Se trata de un acto al margen de la gran concentración convocada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC).

Rifirrafe de Bassa y Costa

Forcadell, que fue presidenta de la Asamblea, sí asistirá finalmente. Al fin y al cabo, la ANC es una de sus criaturas. Y Bassa asistirá, pero a la manifestación de Girona y no a la de Barcelona, ya que le queda más cerca de su domicilio. Bassa ha tenido varios encontronazos con Josep Costa, exvicepresidente del Parlament, excompañero de despacho de Laura Borràs, Quim Torra y Francesc Dalmases y uno de los puntales del extremismo 'indepe'. Costa había acusado a Aragonès y a ERC de intentar desmovilizar a los ciudadanos para que los catalanes no fueran a la manifestación. "Aragonès ha planteado un reto al movimiento independentista: o están conmigo o están con los manifestantes del 11-S. El retorno al autonomismo se completa desmovilizando a la gente. ¿Lo permitiremos?", clamó Costa. "Es mentira o, en todo caso, es tu interpretación. Ni es [cierto] lo que dices que ha dicho el 'president' Pere Aragonès, ni es la estrategia de ERC. Yo iré a la manifestación, como he hecho siempre, menos los 3 años de prisión, y mucha militancia de ERC, también", contestó Dolors Bassa.

Foto: El 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)

Oriol Junqueras, sin embargo, es una de las dianas en las que clavan sus dardos los rivales. "Desgraciadamente, la actual dirección, o una parte de la actual dirección de la ANC, ha optado por una manifestación que está sobre todo dirigida contra los independentistas, o contra muchos independentistas, o contra la mayoría de los independentistas. Y esto es un error. Me parece que este tipo de actuaciones excluyentes no contribuyen a hacer grande el independentismo", dijo el dirigente de ERC. Su compañera de filas, Carme Forcadell, con el corazón dividido entre ERC y la ANC, le echó un capote: "La ANC ha de presionar a los partidos, porque para eso nació, pero también ha de recuperar la transversalidad y la inclusividad".

Preso contra preso

El exsecretario general de Junts y expresidente de la ANC, Jordi Sánchez, también condenado, no es de la misma opinión. Fue él quien contestó a Junqueras, en una batalla de preso contra preso. "No hay motivo para pensar que la manifestación de la ANC va contra el Govern", dijo. Y deslizó que Junqueras estaba desinformado o mentía, al tiempo que le acusaba de no aceptar las críticas: "Y eso es grave". La intención de un sector de Junts de realizar una gran pitada a los de ERC, sin embargo, es muy grave. Y por eso el colectivo de presos condenados está roto.

Desde las filas republicanas se considera que un sector de JxCAT ha entrado en una dinámica inadmisible y que los asuntos y las tensiones internas que hay en el partido que preside Laura Borràs acaban salpicando la relación entre las dos formaciones del Govern. "Demasiada gesticulación. Las cosas en el Govern funcionan relativamente bien, pero a nivel de partidos es donde existen los problemas. Lo malo es que si no se solucionan pueden acabar afectando también al gobierno".

Foto: Gabriel Rufián, en el Congreso de los Diputados. (EFE/Kiko Huesca)

El otro grupo de presos, en cambio, no tiene los problemas de los republicanos. Jordi Sánchez, Jordi Turull, Josep Rull o Joaquim Forn, condenados junto a los republicanos, no tienen el problema de rechazo que suscitan los de ERC. Ni siquiera Jordi Cuixart, ya fuera de la presidencia de Òmnium Cultural. Saben que en la manifestación no van a ser maltratados.

La CUP, que no se encuentra en la diana de las batallas intestinas del independentismo, no es neutral. Su portavoz, Eulàlia Reguant, consideró normal que la ANC quiera pedir explicaciones al partido que gobierna Cataluña. La CUP se encuentra en estos momentos en el inicio de una nueva estrategia para recuperar las esencias más radicales y antisistema y presionar a fondo al Govern en el próximo curso político.

Críticas a Òmnium

El horno no está para bollos. Las espadas entre JxCAT y ERC están en alto y ambas formaciones, a pesar de formar parte del mismo Gobierno, no pierden ocasión para atacarse mutuamente. Los golpes no se limitan a los partidos. ANC y Òmnium Cultural también están en medio de la polémica. La decisión de Pere Aragonès y otros líderes como Gabriel Rufián de no asistir a la Diada ha sido fuertemente criticada por sus rivales soberanistas. Y, especialmente, después de que confirmase que irá a los actos que organiza Òmnium durante la jornada del 11-S.

Foto: El presidente de la Genetralitat, Pere Aragonès. (EFE/Enric Fontcuberta)

Los dardos de los sectores más extremistas apuntan ahora hacia la entidad cultural, a la que acusan de seguir los dictados de ERC. El exconsejero de Industria durante el tripartito, Josep Huguet, fue el centro de otra polémica, con Òmnium de por medio. Huguet, miembro de la entidad cultural en la comarca del Bages (en el norte de la provincia de Barcelona), llamó a los ciudadanos a asistir a los actos de esa entidad, a los que contribuyó con un donativo de 200 euros. "La presidenta Anna Vilajosana impotente (sic) retuitea directamente los tuits del EX", acusan desde los círculos más radicales. El EX es el apodo que recibe Huguet. "El mismo Òmnium se desliga de las entidades y partidos de la ciudad, a pesar de que los últimos años hacían la Marcha de las Antorchas todos juntos. Cambian la Marcha por un acto de bajo perfil, con un manifiesto totalmente manipulado por el EX, que aporta 200 euros al acto (fuente interna)", alertaba un activista desde la plataforma La Resistencia.

Puede parecer una anécdota, pero todo lo que rodea a la Diada es el fiel reflejo de lo que está pasando en el mundo independentista. El sector más extremista ha emponzoñado las relaciones entre las fuerzas soberanistas, empujándolas a una situación de difícil reversibilidad.

Roma no paga a traidores. Waterloo, tampoco. Un sector del independentismo ha resuelto que entre los propios soberanistas los hay de 'pata negra' o 'auténticos'. Y también traidores, de modo que militantes significados y dirigentes políticos que fueron encarcelados y condenados son ahora denostados. La tensión entre los diferentes grupos nacionalistas se palpará durante la Diada de este domingo, con ausencias y miedos por posibles abucheos.

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