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Anna Gabriel gestó su entrega a España a espaldas de la CUP, asesorada por amigos
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El retorno de los independentistas

Anna Gabriel gestó su entrega a España a espaldas de la CUP, asesorada por amigos

De momento, la exdiputada anticapitalista no piensa instalarse en Cataluña, porque tiene trabajo y residencia en Suiza, adonde se fugó sin previo aviso

Foto: La exdiputada de la CUP Anna Gabriel. (EFE/Salvatore di Nolfi)
La exdiputada de la CUP Anna Gabriel. (EFE/Salvatore di Nolfi)
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La exdiputada Anna Gabriel, que este martes se presentó voluntariamente y por sorpresa, junto a su abogado Íñigo Iruín, ante el Tribunal Supremo, diseñó la estrategia de vuelta a España al margen de la CUP, el partido en el que milita y del que fue diputada entre 2015 y 2017. La decisión de presentarse ante el Supremo fue tomada por ella junto a sus abogados y un puñado de amigos, que conforman lo que se conoce como el Grupo de Apoyo a Anna Gabriel.

De hecho, este grupo ya había planteado a sus abogados hace tiempo la posibilidad de que volviese a España, como lo había hecho la fugada Meritxell Serret, de ERC, exconsejera de Agricultura, que durante dos años permaneció en Waterloo junto a Carles Puigdemont. Ambas estaban acusadas de desobediencia, un delito que no conlleva penas de prisión. Según fuentes jurídicas, sus abogados pidieron a los tribunales españoles aclaración sobre su situación procesal y, tras tener constancia de que no sería detenida si regresaba a España, le aconsejaron presentarse.

A pesar de la ausencia de la CUP en todo este proceso, la cúpula de la organización fue informada con antelación y en detalle de las intenciones de la exdiputada antes de regresar a España.

El grupo de amigos en los que se apoyó para dar este paso es el mismo que la ayudó económicamente en sus primeros meses, cuando se quedó poco menos que en la ruina económica en Suiza. Ese grupo fue el que realizó una colecta para enviarle dinero en efectivo (en aquel momento, Gabriel estaba viviendo de acogida en casa de unos amigos). Más tarde, organizó un concierto solidario de dos días para recaudar fondos. Luego, recopiló todos sus discursos y conferencias en un libro que se tituló ‘I parlarem de vida!’ ('¡Y hablaremos de vida!'), cuyas ventas debían de servir para ayudarla económicamente. Finalmente, la Asociación Cultural Rocau de Sallent (la localidad donde nació y en la que fue concejala) abrió una ‘cuenta solidaria’, que todavía sigue abierta y que recogía dinero en su nombre.

"Un paso necesario"

Aunque la medida del traslado a Suiza fue un acto más propagandístico que otra cosa, con su presentación ante el Supremo se normaliza una situación que su entorno considera que no era más que una anomalía jurisdiccional. Según la propia Gabriel, su decisión es “un paso procesal necesario para recuperar una libertad de movimientos que nunca hubiese tenido que perder, ni yo ni nadie. Este paso responde a una serie de consideraciones, reflexiones y análisis que tienen que ver tanto con el contexto político y judicial general como con una serie de circunstancias personales”.

Foto: La exdiputada en el Parlament Anna Gabriel en un acto de la CUP en Badalona. (Efe)

Gabriel, una de las dirigentes de la CUP mejor valoradas, es la líder moral de Endavant OSAN, el pequeño partido que representa el núcleo más duro de la CUP, del que forman parte, entre otros, los exdiputados Benet Salellas, Isabel Vallet, Eulàlia Reguant, Mireia Vehí o Josep Manel Busqueta. Gabriel, según recogen algunos documentos judiciales, formaba parte del núcleo organizador del referéndum, aunque en realidad ella era la representante de la CUP en algunas reuniones de la cúpula del ‘procés’. Su papel en la caída de Artur Mas fue crucial. Fue precisamente Anna Gabriel la que vetó definitivamente que Mas continuase como ‘president’ al abortar a última hora una reunión de ambos en torno a la Navidad de 2015. Esa situación dio paso a la entronización de Carles Puigdemont como nuevo ‘president’. A ello contribuyó también un pacto secreto de Puigdemont con sectores de la CUP, comprometiéndose a realizar un referéndum en 18 meses.

En diciembre de 2017, el juez Pablo Llarena inició una investigación por sedición contra los organizadores de la declaración de independencia aprobada en el Parlamento catalán el 27 de octubre de 2017 y citó a Anna Gabriel a declarar para el 21 de febrero de 2018. El 18 de febrero, no obstante, se marchó a Suiza y no fue a declarar. “Vine a Ginebra para denunciar la situación de represión de derechos civiles y políticos que se vive en el Estado español. Vine aquí para buscar justicia, porque en el Tribunal Supremo solo hay venganza y, de momento, no hay motivos para pensar que en el Tribunal Supremo encontraremos justicia”, dijo entonces en una alocución durante el concierto solidario en su apoyo, en mayo de 2018. Pasaba por alto una curiosa paradoja: la activista comunista y revolucionaria por antonomasia buscó refugio en el país símbolo del capitalismo por excelencia.

Foto: La exdiputada Anna Gabriel. (EFE)
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Como consecuencia de su fuga, el juez dictó un auto de detención circunscrito al territorio nacional “para que fuera puesta a disposición del tribunal y pudiera recibírsele declaración, ante la imposibilidad legal de continuar el procedimiento contra ella sin haber practicado una previa declaración indagatoria”. Al mes siguiente, el juez rebajó su imputación a una simple desobediencia, un delito que no comporta pena de prisión, y el 9 de julio de 2018 la declaró en rebeldía. En su auto de libertad dictado este martes, el juez Llarena le impone dos obligaciones: que deje un domicilio y un teléfono donde pueda ser localizada y que comparezca ante el tribunal cuantas veces sea llamada. Si no lo cumple, se modificaría su situación personal.

No regresa a Cataluña

¿Qué implica políticamente su decisión de regresar y regularizar su situación? Muy poco. Anna Gabriel no piensa, de momento, volver a instalar su residencia en Cataluña, porque tiene su vida rehecha en Suiza. Ideológicamente, asegura que no se ha movido. “Mis compromisos políticos y sociales están donde estaban, con mi pueblo, con mi gente”, dijo la exdiputada.

Pero su trayectoria vital ha cambiado: tras su llegada al Supremo y su puesta en libertad, Gabriel volvió a Suiza, donde da clases de Derecho en la Universidad de Ginebra. Hace ahora cuatro años consiguió la residencia en el país helvético y la Universidad de Ginebra la acogió para realizar su tesis doctoral. Allí, también es secretaria general de la organización UNIA, en el cantón de Ginebra, el sindicato más potente de aquel país. Gabriel fue elegida para ese cargo en noviembre pasado.

La regularización de su situación procesal no va a tener consecuencias políticas, al menos de momento. Lo único que le puede reportar a la activista es que en el futuro pueda integrar unas listas electorales, lo mismo que ha hecho Serret, y estar presente en cualquier hemiciclo de una institución. Además, su voto sería computable a todos los efectos y no podría ser anulado, como ocurre con el del fugado Lluís Puig en el Parlament de Cataluña: el Tribunal Constitucional ha dictaminado que su sufragio no puede tenerse en cuenta a la hora de las votaciones en la Cámara catalana. Pase lo que pase, si Gabriel decide volver a presentarse a unas elecciones, tiene garantizado que sus votos serán tenidos en cuenta, salvo que en un futuro sea condena a inhabilitación por el delito de desobediencia.

La exdiputada Anna Gabriel, que este martes se presentó voluntariamente y por sorpresa, junto a su abogado Íñigo Iruín, ante el Tribunal Supremo, diseñó la estrategia de vuelta a España al margen de la CUP, el partido en el que milita y del que fue diputada entre 2015 y 2017. La decisión de presentarse ante el Supremo fue tomada por ella junto a sus abogados y un puñado de amigos, que conforman lo que se conoce como el Grupo de Apoyo a Anna Gabriel.

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