Nuevo revés para Borràs: cae una de sus colaboradoras por colocar a su hijo de ujier

Esther Andreu, una de las personas de la máxima confianza de Laura Borràs, se ha visto obligada a dejar el Parlament. La secretaria general del Parlament ha dimitido porque su hijo se presentó a una plaza de ujier en la Cámara catalana, que es para toda la vida, pero Andreu no advirtió del parentesco al tribunal examinador. No solo eso. También sacó la nota más alta, con mucha diferencia sobre lo que obtuvo el segundo aspirante, y su madre mintió cuando aseguró que no había participado en la constitución del tribunal. Había presentado su renuncia hace una semana y al final Borràs la ha aceptado, tras valorar las observaciones de la Oficina Antifraude.

Andreu no informó a la Mesa de estas circunstancias, pero su hijo ya tiene la plaza. La secretaria general del Parlament ha asegurado en su carta de dimisión que "desde el pasado diciembre he sido objeto de acusaciones muy serias que ponen en entredicho no solo mi imparcialidad, objetividad e independencia de criterio, sino, sobre todo, mi profesionalidad y honradez. Esta situación y el hecho de saber que son instrumento para atacar más altas instancias no lo hace menos doloroso, injusto e insoportable y manifiestan la falta de confianza de la mayoría de la Mesa en la secretaría general". Es decir, considera que es atacada por ser colaboradora de Borràs.

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Andreu había tenido en las últimas semanas diversos choques verbales y muy ásperos con la vicepresidenta del Parlament, Assumpta Escarp, del PSC; o con la también vicepresidenta Alba Vergès, de ERC. En los últimos tiempos la relación se había deteriorado muchísimo entre Andreu y diversos miembros de la Mesa.

Este es el segundo escándalo que arrastra Borràs como presidenta del Parlament. El primero fue el caso Pau Juvillà, que se saldó con el parlamentario de la CUP renunciando a su acta cuando la líder de JxCAT aseguró que iba a desobedecer. No fue así. El de hoy empezó cuando hace un mes la agencia EFE desveló las irregularidades con las que el hijo de Esther Andreu había conseguido su plaza fija en el Parlament.

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El caso tiene dos lecturas: la institucional y la política. En clave institucional, el Parlament ya sale muy tocado. Después de las licencias de edad, en la que numerosos funcionarios cobraban sin ir a trabajar, ahora la secretaria general se ve obligada a dejar su puesto. No pierde el trabajo, porque seguirá siendo letrada. Pero pierde un complemento salarial. Pasa de cobrar los 13.000 actuales a 10.000 euros al mes.

La clave más política

En la clave más política, el escándalo afecta a Borràs, que había escogido a Esther Andreu después de desconfiar del secretario general que tenía ERC, Xavier Muro. Fuentes parlamentarias explican que, la semana que ha pasado entre que se escribió la carta de dimisión y se ha aceptado por parte de Borràs, la presidenta ha estado negociando con el cuerpo de letrados su sustitución.

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Tal como han ido las cosas, le hubiera ido mucho mejor a Borràs dejando a Muro a cargo de la secretaria general. Ahora ha tenido que gestionar una crisis interna que en poco le ha ayudado en su carrera política.

Otro revés

El revés en el Parlament no es el único. En el seno de JxCAT, Borràs no ha podido imponer a su secretario de organización. La misma semana que el partido le ha tumbado a su candidato a secretario de organización, David Torrents, que no consiguió los votos necesarios. De nuevo, se repite un patrón, al 'torrismo' que encarna Borràs le cuesta encontrar cuadros para ejercer el control político efectivo que le otorga su popularidad entre las bases del independentismo. En el partido como en la institución, la red de colaboradores más estrechos de la presidenta del Parlament no ha pasado el corte.