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La legislatura de Aragonès sigue sin despegar al depender de terceros para sus objetivos
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La legislatura de Aragonès sigue sin despegar al depender de terceros para sus objetivos

Ninguno de los grandes proyectos del Gobierno de coalición en la Generalitat puede avanzar sin apoyo ajeno. Ya sean los JJOO de Invierno o la Mesa de Diálogo, se precisan aliados

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Andreu Dalmau)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Andreu Dalmau)

Casi un año después de su investidura, la legislatura de Pere Aragonès sigue sin despegar. En la rueda de prensa de este martes, el presidente catalán dejó en evidencia que todos sus grandes objetivos dependen de otros actores. Y eso hace que todos grandes planes de gobierno se encuentren estancados. No puede avanzar en la Mesa de Diálogo porque la convocatoria depende de Pedro Sánchez. El futuro del catalán en la escuela está en manos de JxCAT o, en su defecto, del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Lo mismo pasa con su gran proyecto de mandato: los JJOO de Invierno para el 2030, para los que necesita a Aragón y a Ada Colau. Con este esquema, Pere Aragonès es un presidente que pide mucho y decide poco, y eso lo acaba colocando en una situación de perpetua debilidad.

Pere Aragonès ya no cuenta con la complicidad de su socio. JxCAT lo ha dejado tirado en el pacto lingüístico. Recuperar este marco de consenso en la rueda de prensa del 'president' se mostró como su principal prioridad. “El catalán es la lengua de todos los catalanes y no solo de los independentistas. Cuantos más partidos del Parlamento participen, mejor; y, si son partidos tan importantes como el PSC y los comunes, es relevante”, ha asegurado Pere Aragonès. Así, el presidente ha criticado a quienes defienden "desobediencias falsas" o que no se pueden llevar a cabo y que ponen en riesgo el catalán en la escuela. Una alusión nada velada a la presidenta del Parlament, Laura Borràs. La resistencia que plantea Borràs para no dimitir aunque le abran juicio oral también amenaza la capacidad legislativa del Ejecutivo de Aragonès. Y de nuevo plantea el drama del mandato: Aragonès depende de un tercero.

Foto: El expresidente de la Generalitat Quim Torra. (EFE/Enric Fontcuberta)

Lo mismo pasa con todos los temas. La huelga de profesores, a los que ayer el presidente catalán volvió a invitar a sentarse en la mesa conversaciones, ha puesto sobre la mesa que ni siquiera puede cambiar sin problemas el calendario escolar. La CUP ha suplantado a ERC, que tenían en el profesorado buena parte de sus apoyos, y que ha capitalizado las movilizaciones en la calle.

El contexto general no ha ayudado. Las últimas oleadas del covid castigaron el principio del mandato. Y el estallido de la guerra de Ucrania ha relegado aún más la cuestión catalana en la agenda política. La movilización en la calle ha decaído y ya no la puede encabezar el presidente de la Generalitat por la hostilidad que despierta el Ejecutivo catalán a los que acusan de “autonomistas”. A medida que el independentismo digiere de la peor manera posible el fracaso de octubre de 2017, el movimiento se fragmenta y se acusan unos a otros de traidores. En JxCAT ese proceso está siendo más espasmódico. Así ha caído Jordi Sànchez como secretario general de JxCAT. Lo hizo asumiendo como propio el fracaso del pacto sobre el catalán. Eso preserva al resto del partido, pero también envía un mensaje claro: JxCAT no se va a reenganchar al acuerdo por mucho que lo demande el presidente de la Generalitat, ya sea en público o en privado.

El veto de Puigdemont

Entre la autoridad del presidente de la Generalitat y el veto de Waterloo siempre se acaba imponiendo las censuras de Carles Puigdemont. De nuevo, Aragonès depende de un tercero. Como se encuentra en manos del Gobierno de Pedro Sánchez para los fondos europeos o aumentar el margen de déficit de la Generalitat del 0,6% al 1% del PIB. Ayer, el presidente catalán también pidió esto último, pero, como en el resto de preocupaciones de su legislatura, esa cuestión tampoco está en sus manos.

La Generalitat cada vez depende más de unos aliados nada colaborativos

Aragonès apostaba por una legislatura larga, basada en la gestión y que compaginase un retorno a la normalidad con un planteamiento reivindicativo de los postulados independentistas: amnistía y autodeterminación. Lo único que ha obtenido fueron los indultos. Pero, de nuevo, eso tampoco dependía de él ni de su Ejecutivo. Otra vez sus decisiones en manos ajenas.

Paso del tiempo y debilidad

A medida que pasa el tiempo, la debilidad de Aragonès cada vez resulta más evidente. La presidenta del Parlament tiene una agenda propia, que incluso pasará por encima de la capacidad legislativa de la Generalitat. La CUP y los comunes se oponen al proyecto estrella de los JJOO de Invierno y el presidente de Aragón, Javier Lambán, también está jugando a la contra, incluso al precio de enfrentarse con el COE y el Gobierno español.

En este clima, la ANC ya está planteando una candidatura antipartidos políticos. En principio, ERC será la menos afectada en términos electorales por este nuevo jugador. Pero muestra como las fuerzas centrífugas del independentismo juegan en contra del movimiento. El presidente catalán ve como los diversos frentes abiertos, lejos de encauzarse, empeoran, como está pasando con la huelga de profesores. Por eso la rueda de prensa de ayer se asemejó más a la petición de alto el fuego cuando estás defendiendo El Álamo.

Casi un año después de su investidura, la legislatura de Pere Aragonès sigue sin despegar. En la rueda de prensa de este martes, el presidente catalán dejó en evidencia que todos sus grandes objetivos dependen de otros actores. Y eso hace que todos grandes planes de gobierno se encuentren estancados. No puede avanzar en la Mesa de Diálogo porque la convocatoria depende de Pedro Sánchez. El futuro del catalán en la escuela está en manos de JxCAT o, en su defecto, del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Lo mismo pasa con su gran proyecto de mandato: los JJOO de Invierno para el 2030, para los que necesita a Aragón y a Ada Colau. Con este esquema, Pere Aragonès es un presidente que pide mucho y decide poco, y eso lo acaba colocando en una situación de perpetua debilidad.

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