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Boye saca a relucir a Vladímir Putin en el juicio de Torra y lo compara con España
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El juicio se celebra sin Torra

Boye saca a relucir a Vladímir Putin en el juicio de Torra y lo compara con España

“¿A dónde nos quieren llevar? ¿A Polonia? ¿A Rusia? ¡La Fiscalía dice que un documento de la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa es anecdótico!", ha exclamado Boye en el juicio

Foto: El abogado del expresidente catalán Quim Torra, Gonzalo Boye, llega este jueves a la Ciudad de la Justicia. (EFE/Andreu Dalmau)
El abogado del expresidente catalán Quim Torra, Gonzalo Boye, llega este jueves a la Ciudad de la Justicia. (EFE/Andreu Dalmau)

El fantasma de Vladímir Putin sobrevoló este jueves el Juzgado Penal número 6 de Barcelona. Quien lo invocó fue el abogado Gonzalo Boye, defensor del expresidente de la Generalitat, Quim Torra, juzgado por desobediencia al negarse a quitar una pancarta partidista de la fachada de la Generalitat en septiembre de 2019.

Para justificar la pancarta, Boye había apelado a una reunión de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, donde se aprobó una resolución en la que se pedía que se abandonasen las acusaciones a los acusados del 1-O, a los fugados y que se abandonasen también el resto de procedimientos por entender que solo realizaron “acciones simbólicas que solo expresaban solidaridad con los detenidos”. La fiscal calificó esa resolución de “anecdótica”, entre otras cosas, porque solo fue votada por 70 de los miembros de la asamblea (de los 324), en una reunión a la que asistieron 110 de ellos.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE/David Borrat)

“¿A dónde nos quieren llevar? ¿A Polonia? ¿A Rusia? ¡La Fiscalía dice que un documento de la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa es anecdótico! Pues mire: Vladímir Putin se ha ido del Consejo de Europa porque le molestan sus resoluciones. Lo mismo que a ustedes. Putin se fue por dos razones: primero, para que la asamblea parlamentaria no dicte este tipo de resoluciones en su contra. Y, segundo, para que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) no le quite la razón a los jueces y fiscales de Rusia cuando condenen a la gente. Porque Rusia tiene el récord de condenas del TEDH, que es un órgano que depende del Consejo de Europa”, clamó Boye durante la vista, a la que Torra no asistió porque no reconoce “la legitimidad de la justicia española”.

El giro copernicano del letrado (que también es el defensor del fugado Carles Puigdemont) contrasta con el posicionamiento que mantuvo durante los últimos años, en los que propició y buscó contactos de elementos rusos junto a su amigo y cliente Josep Lluís Alay (jefe de la Oficina de Puigdemont). Los esfuerzos del independentismo desde el 2017 fueron tratar de encontrar una puerta abierta en el Kremlin que pudiera suponer un aliado internacional al proceso de secesión.

Tensión en el juicio

El ‘expresident’ Quim Torra fue juzgado este jueves por negarse a retirar una pancarta de la fachada de la Generalitat en la que se leía el lema ‘Libertad presos políticos y exiliados’. La entidad Impulso Ciudadano, presidida por el exdiputado de Cs José Domingo, interpuso una denuncia por el uso partidista del espacio público y el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) acordó que la pancarta debía retirarse. Torra, sin embargo, se negó a ello, aduciendo que hacía uso de la libertad de expresión, por lo que la Justicia tuvo que enviar una patrulla de los Mossos para retirar la pancarta y un gran lazo amarillo, el símbolo más representativo del independentismo.

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El juicio no estuvo exento de cierta tensión, hasta el punto de que la magistrada que lo presidía llamó la atención dos veces al abogado de Torra. “Usted puede protestar por la pregunta que hace la fiscal, o pedir que no se haga, pero quien debe decidir si la pregunta es se acepta o no soy yo, no usted. Lo que puede hacer usted es oponerse o dejar constancia de su protesta”, le atizó la magistrada al abogado defensor, que interrumpió en varias ocasiones tanto al abogado de la acusación popular como a la fiscal.

En un momento determinado, Boye quiso poner en un brete a la magistrada y dejó caer un dardo envenenado. “Supongo, entonces, que su señoría conoce exactamente y recuerda el contenido de la grabación del testigo citado dentro de las pruebas que existen en este juzgado”, espetó Boye respecto a una alusión de la Fiscalía a la declaración de una testigo que a él no le interesaba que figurase. “No. Yo asumo que lo que ha dicho la Fiscalía está dentro de las declaraciones que existen en las grabaciones de este juzgado. Y la pregunta se acepta”, zanjó la magistrada.

La fiscal realizó un contundente relato. “No hay que contaminar los discursos —dijo, en una clara alusión a Gonzalo Boye—. Las mentiras no dejan de ser mentiras, por mucho que se repitan hasta la saciedad y aunque las llegue a decir el mismo Plutarco. Quim Torra no fue condenado por colgar una pancarta [cuando fue requerido para retirar la pancarta aludida ya había sido condenado por haber colgado otra pancarta durante una campaña electoral], sino por desobediencia, por no retirar una pancarta a petición de la Junta Electoral Central”.

La ley también afecta al ‘president’

La representante del Ministerio Público alegó también que “Torra está sujeto al ordenamiento jurídico y debe cumplir los requerimientos jurídicos. En su ámbito individual, tiene libertad de expresión. Pero no recibió el requerimiento como ciudadano, sino como ‘president’, como cargo público. Y los cargos públicos no son titulares de los derechos de los ciudadanos, como certifican multitud de sentencias. Torra, como presidente de la Generalitat, se responsabilizaba de la gestión de los bienes públicos. Y los edificios son bienes públicos, según la legislación vigente, y han de estar al servicio de los intereses generales y no de un grupo político. Torra no está siendo enjuiciado por poner una pancarta, aunque en ella había consignas y signos de determinados partidos políticos. Los cargos públicos tienen una obligación fundamental: mantener la neutralidad política. El problema no fue el mensaje contenido en la pancarta, sino el uso indebido del espacio público a favor de determinados grupos políticos”.

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La fiscal echó mano también a un comunicado del propio Torra con fecha de septiembre de 2019, donde se negaba a retirar la pancarta. “Torra tenía la voluntad explícita de no dar cumplimiento a nada que estuviera en contra de su ideología. La pancarta tenía una voluntad de permanencia para aprovechar el espacio y el bien público con el objetivo de favorecer los mensajes de una determinada ideología, pero ese no era su lugar. Hubo una actuación insistentemente obstaculizadora de Torra, una contumaz actitud desobediente y un alarde público, como lo demuestra su comunicado público de septiembre de 2019”.

Boye hizo caso omiso de todos los argumentos. Basó su alegato en comparar a España y al Ministerio Fiscal con Vladímir Putin, negó que las instituciones públicas hayan de ser neutrales y se limitó a decir que “contra Joaquín Torra (sic) todo vale. Solo les falta pedir que lo quemen en la hoguera”. Por poner, puso en duda incluso la autoría del comunicado oficial de Quim Torra alardeando de su desobediencia. Y afeando a la magistrada que no se verificase su autoría. “Ustedes no han presentado ninguna valoración de prueba, solo dos alegatos políticos. ¿Por qué? Señoría, porque han asumido que usted va a condenar”, lanzó a la magistrada, devolviéndole el golpe de poco antes.

El abogado de Impulso Ciudadano, la entidad que llevó al ‘expresident’ al banquillo, se adhirió al alegato de Fiscalía, pero puso sobre la mesa de nuevo el tema de que “aquí lo que se juzga es si Torra cometió delito de desobediencia a un requerimiento judicial. Esta mañana, él mismo publicó un vídeo en el que reconoce explícitamente su desobediencia (…). Él tenía la obligación de preservar el edificio (…). Lo que hizo fue politizar un edificio público de forma unilateral, solo para servir a la voluntad de unos pocos. Pero, aunque lo contaminó con su ideología, no se juzga eso, sino la desobediencia”. La politización, pues, llegó también al juicio y la defensa se aferró a las magnitudes genéricas de la libertad de expresión y a la imagen de España en el exterior para desdibujar la actuación de Quim Torra en un suceso localizado en las dependencias del Palau de la Generalitat. Cuestión de táctica.

El fantasma de Vladímir Putin sobrevoló este jueves el Juzgado Penal número 6 de Barcelona. Quien lo invocó fue el abogado Gonzalo Boye, defensor del expresidente de la Generalitat, Quim Torra, juzgado por desobediencia al negarse a quitar una pancarta partidista de la fachada de la Generalitat en septiembre de 2019.

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