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El 'major' Trapero recupera cuota de poder en los Mossos: despacho en zona noble
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El 'major' Trapero recupera cuota de poder en los Mossos: despacho en zona noble

La Generalitat recapacita y ofrece al exjefe policial, relegado hasta esta misma semana, un nuevo destino en la 'zona señorial' de Barcelona y sin estar sujeto al organigrama del Cuerpo

Foto: Josep Lluís Trapero. (EFE/Andreu Dalmau)
Josep Lluís Trapero. (EFE/Andreu Dalmau)

El ‘major’ de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, toma oxígeno. Desde su destitución han pasado muchas cosas. Se tomó unos días de descanso por Navidad y más tarde le fue asignado un desangelado despacho en un edificio junto a la plaza de España. Era la escenificación de la caída a los infiernos del máximo responsable policial de Cataluña, en lo que muchos consideraban una venganza del actual Govern. Pero todo ha cambiado. Trapero tomó posesión esta semana de un nuevo acomodo, pero en otro lugar muy diferente: la central de los Mossos en Travessera de Les Corts. Es decir, en el centro señorial del Cuerpo. “Eso quiere decir que ha ganado cuota de poder. Ya está cercano al centro de mando. Pero, sobre todo, ya no está arrinconado en plaza de España”, advierte uno de sus compañeros. Otro opina que no hay que echar las campanas al vuelo: “Habrá que ver qué mando en plaza tiene y si su nuevo puesto sirve para algo”.

El primer cambio que dio mucho que hablar y que despertó tanto aplausos como críticas entre sus compañeros. “Le dieron de su propia medicina. Él había castigado a muchos de sus ‘enemigos’ de la misma manera, enviándolos a despachos desangelados lejanos a las estructuras de mando. Evidentemente, a alguien no le caía muy bien y por eso le hicieron pasar por ese primer despacho”, escenifica una fuente interna de los Mossos a El Confidencial. La etapa, no obstante, ha durado poco.

De momento, Trapero será el responsable del Área de Análisis de Servicios, una especie de inspector general del Ejército, solo que aplicado a los Mossos d’Esquadra. Hay un detalle importante: no estará encuadrado dentro del Cuerpo policial, sino que dependerá directamente del director general de la Policía, Pere Ferrer, el cargo político más próximo a la estructura ejecutiva de los Mossos. “La dependencia del director general es lógica, porque en la práctica Trapero tiene mayor rango que el propio jefe de los Mossos y sería ilógico que se pusiese a sus órdenes. Con esa articulación, se soslaya ese problema y él puede trabajar sin tener que estar sujeto a las normas que dicta un compañero de rango inferior”, explican fuentes internas de los Mossos a este diario.

Foto: Josep Lluís Trapero, acompañado del 'conseller' de Interior, Joan Ignasi Elena. (EFE/Quique García)

De lo que no hay duda es de que Trapero será el responsable de realizar “análisis sobre los servicios y los protocolos con el objetivo de mejorarlos”. En teoría, debe de tener un equipo de apoyo logístico para realizar esa tarea. Pero algunas fuentes se muestran expectantes ante lo que pueda pasar: “A primera vista, su poder no es ejecutivo, sino limitado. Debe supervisar todos los servicios y detectar los fallos de funcionamiento, es cierto, pero habrá que esperar a ver si los informes que él haga sirven para algo, son tenidos en cuenta o provocan la toma de medidas y decisiones. Sólo entonces se podrá calibrar el peso de su figura”.

En realidad, desde la jubilación en 2007 de Joan Unió, el último ‘major', no hubo nunca otro policía con ese rango y de ahí que se produzca ahora una situación singular. “Es curioso que la persona con mayor rango no es el jefe operativo del Cuerpo. Precisamente hasta Trapero no había habido ningún ‘major’ para evitar una situación embarazosa, porque podía pasar lo que pasó: que hubiese una pérdida de confianza y que un comisario, que es de rango inferior, pasase a dirigir el Cuerpo. Eso da mala imagen”, admite otra de las fuentes consultadas.

Trapero fue nombrado ‘major’ en abril de 2017, con Carles Puigdemont de ‘president’ y como blindaje ante lo que pudiera pasar tras el referéndum que se estaba gestando para el 1 de octubre de aquel año. Cuando Puigdemont llegó al poder, citó a Trapero al Palau de la Generalitat y le exigió lealtad. Un año más tarde, llegaría su ascenso a ‘major’. A partir de ahí, sus caminos fueron paralelos, hasta que el ‘expresident’ se fugó a Bélgica y la relación se enfrió.

Cambios en escoltas

Los cambios en los Mossos afectan también al área de escoltas, que finalmente se reorganiza fuera del organigrama del Cuerpo y pasa a depender en su totalidad del director general, tal y como había avanzado este diario. De ese modo, desaparece la unidad de elite creada por Quim Torra, conocida como Área de Seguridad Institucional (ASI), que era el grupo de 70 escoltas destinados exclusivamente para garantizar la salvaguarda de los miembros del Govern. Aragonès ya rechazó que esa unidad estuviese desgajada del organigrama de los Mossos, pero lo que ha hecho, en vez de integrarlos todos en el Cuerpo, es desgajar a todos los escoltas del organigrama policial y hacerlos depender del poder político.

El nuevo responsable del área de escoltas es el intendente Carlos Otamendi, proveniente la comisaría de Rubí. La nueva División de Escoltas tendrá dos áreas diferenciadas: una dará cobertura al Govern y otra, al resto de autoridades o personas que necesiten protección. Se acaba así el ‘reinado’ de la ASI, que bajo el mando del intendente Marc Caparrós (ahora destinado a Terrassa) iba por libre y no dependía del jefe de la División de Escoltas. El nuevo responsable de ésta, no obstante, rendirá cuentas a Pere Ferrer y no al comisario Josep Maria Estela, el máximo responsable de los Mossos d’Esquadra, excepto para temas de personal.

Foto: Josep Lluís Trapero. (EFE/Andreu Dalmau)

La División de Asuntos Internos también seguirá dependiendo del director general como hasta ahora, con el fin de preservarla de posibles interferencias cuando investiguen a alguien del Cuerpo. Esas tres grandes áreas (Asuntos Internos, Escoltas y Análisis de Servicios) dotan de mayor responsabilidad al propio director general, que de ese modo tiene mando directo sobre una parte del organigrama policial y gana peso específico en el control de la política de seguridad.

Josep Maria Estela prepara una nueva transformación en el esquema de los Mossos. Según coinciden diversas fuentes, se prepara una tercera ola de cambios que afectará a los máximos responsables de las comisarías, que sería la consecuencia de las modificaciones en la cúpula y más tarde en las áreas territoriales. El último relevo se realizó este mes de enero en Hospitalet, la segunda ciudad de Cataluña tras Barcelona. Fue nombrado nuevo responsable de la comisaría el intendente Antoni Verger, que hasta ahora estaba en la Jefatura de los Mossos y que sustituyó a Montse Estruch. Curiosamente, Verger es un excomandante de la Guardia Civil que llegó a jefe de la unidad orgánica de policía judicial de la Comandancia de Barcelona. En las próximas semanas, habrá movimientos de mandos que afectarán a las jefaturas locales.

El ‘major’ de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero, toma oxígeno. Desde su destitución han pasado muchas cosas. Se tomó unos días de descanso por Navidad y más tarde le fue asignado un desangelado despacho en un edificio junto a la plaza de España. Era la escenificación de la caída a los infiernos del máximo responsable policial de Cataluña, en lo que muchos consideraban una venganza del actual Govern. Pero todo ha cambiado. Trapero tomó posesión esta semana de un nuevo acomodo, pero en otro lugar muy diferente: la central de los Mossos en Travessera de Les Corts. Es decir, en el centro señorial del Cuerpo. “Eso quiere decir que ha ganado cuota de poder. Ya está cercano al centro de mando. Pero, sobre todo, ya no está arrinconado en plaza de España”, advierte uno de sus compañeros. Otro opina que no hay que echar las campanas al vuelo: “Habrá que ver qué mando en plaza tiene y si su nuevo puesto sirve para algo”.

Mossos d'Esquadra Josep Lluis Trapero
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