La paradoja catalana: por qué ERC pacta con los socialistas en Madrid y los veta en Barcelona
Los republicanos aducen que han de apoyar a Sánchez para que no se lo coma "la extrema derecha". El PSC achaca a cálculos nacionalistas los movimientos de la formación de Aragonès
La política catalana siempre ha tenido paradojas. La última es la dicotomía que encarna ERC: veta los pactos con el PSC en Cataluña mientras se aviene a acuerdos con el PSOE en Madrid. Un escenario ante el que Alicia Romero, portavoz parlamentaria de los socialistas, se quejaba esta semana de que los independentistas han tejido un "cordón sanitario para excluir al PSC" de cualquier clase de diálogo sobre los temas importantes. Movimientos que, en función de a qué partido se pregunte, o bien encierran una estrategia para cortar el paso al PP y Vox en el Congreso, o son el resultado de una lógica nacionalista de conseguir los mayores beneficios posibles.
"Alicia se queja de muchas cosas —replica un alto cargo de ERC a El Confidencial—. Aquí solo existe un cordón sanitario, y es el que le hacemos a Vox. El 'president' Pere Aragonès se reunió a principios de legislatura con todos los grupos parlamentarios menos con Vox. Recibió a Salvador Illa y habla con él con normalidad. Un cordón sanitario es cuando voluntariamente se establece que hay un partido que no es ni siquiera un interlocutor válido y no se le tiene en cuenta. Y eso es lo que hacemos con la extrema derecha en el Parlament, no con el PSC. Que no confundan los términos".
Los republicanos tienen una explicación para la paradoja catalana: "Los escenarios en Cataluña y Madrid son muy diferentes, de ahí que la forma de abordarlos también sea diferente". En el Congreso, justifican los republicanos, si no se apoya al PSOE, "se deja al Gobierno de Pedro Sánchez en manos de PP y de Vox". Por tanto, según argumentan, sus votos son necesarios para que Moncloa no se vea presionada "por la derechona". La fuente citada zanja, en este sentido, "en España, ERC es pequeña, pero se ha convertido en una pieza clave para la gobernabilidad. La otra alternativa es la extrema derecha".
En Barcelona, en cambio, las cosas cambian mucho. Según los republicanos, "las dos situaciones no se pueden asimilar. Aquí, tenemos un Gobierno de coalición y pactos con la CUP y acercamiento a los comunes, lo que nos coloca a las puertas de una alianza muy amplia. La derecha, en cambio, está muy fragmentada, formada por varios partidos. Y el PSC está ahí, pero muy distante, en la antítesis de nuestra manera de entender el país".
Diferencias insalvables
El principal escollo para llegar a acuerdos en casa es la estrategia independentista. "El PSC no comparte los planteamientos políticos del Govern. Tampoco compartió las tesis expresadas en el discurso de investidura de Pere Aragonès. Diferimos en aspectos fundamentales, como en los temas de la defensa de la amnistía, la autodeterminación y la hoja de ruta para llegar a la independencia. Partiendo de ahí, no podemos pactar con un grupo que está en las antípodas a nosotros en cuanto a objetivos. Por tanto, con el PSC es imposible llegar a pactos estratégicos o de presupuestos".
Los republicanos aportan otro argumento a su negativa a establecer alianzas con el PSC: "¿Verdad que en Madrid el PSOE no pacta con el PP? Pues nosotros, en Barcelona no pactamos con el PSC, que es la oposición al Govern de coalición. ¡Pues solo faltaría que no tuviésemos la libertad de decidir con quién pactar!".
Desde las filas del PSC, los resquemores con los republicanos vienen de hace tiempo. "La única justificación que tienen para no pactar con nosotros es que, si lo hacen, reconocen que es algo que deberíamos haber hecho antes. Y, en ese caso, Salvador Illa debería ser el 'president', porque fue quien ganó las elecciones. Por eso, si ahora hay algún acuerdo estarían reconociendo que hubo un pacto de Gobierno con JxCAT y la CUP con el único propósito de arrebatarnos la presidencia", asegura a El Confidencial un miembro de la dirección de los socialistas catalanes.
Además, para los socialistas la estrategia que sigue ERC en el Congreso responde a cuestiones mucho más pragmáticas: "Allí, nos jugamos 2.400 millones de fondos europeos y otros 3.000 millones de euros en inversiones para Cataluña. Aunque estos hubiesen venido de todos modos, si no hay Presupuestos del Estado no hay fondos de la UE, porque se irán a otro lado. Por tanto, la razón última es económica. ¿Cómo justificarían el rechazo a esas partidas?. Es que están obligados a que los Presupuestos salgan adelante o se arriesgan a que Cataluña se quede sin 2.400 millones".
La clave interna
Otra fuente socialista aporta otro argumento de peso para justificar la dicotomía de ERC: "La política de pactos hay que leerla en clave interna de la propia ERC. Ante sus bases, los republicanos quedan bien al rechazar acuerdos con el PSC diciendo que es un partido españolista. Es la excusa de siempre, con la que quieren dar la sensación de que son más independentistas que nadie. Con ese posicionamiento, también evitan la campaña de sus rivales 'indepes' de llamarles 'botiflers' (traidores). Y en Madrid, Esquerra quiere evitar visualizar un frente en el que se alinee con Ciudadanos, PP y Vox. Además, los Presupuestos de Pedro Sánchez son particularmente generosos con Cataluña".
El gran miedo de ERC, según este dirigente, es que "un acuerdo con el PSC desataría una campaña independentista para denunciarlos como traidores al país, pero Cataluña necesita grandes acuerdos de legislatura, no los que le puedan proporcionar la CUP o los comunes, sino los que le proporcione una fuerza mayoritaria como la socialista y que signifiquen el desarrollo en el sector económico, social y cultural".
En algunos círculos socialistas se critica que "a ERC no le importa nada el país, ni Cataluña, ni España. Lo que pretende es convertirse en el referente de la estrategia que siempre han practicado los nacionalistas, la del 'peix al cove'". Es decir, la de conseguir cuantos más beneficios, mejor. Ahí está la clave de unos movimientos que descolocan a cualquier espectador ajeno al universo soberanista.
La política catalana siempre ha tenido paradojas. La última es la dicotomía que encarna ERC: veta los pactos con el PSC en Cataluña mientras se aviene a acuerdos con el PSOE en Madrid. Un escenario ante el que Alicia Romero, portavoz parlamentaria de los socialistas, se quejaba esta semana de que los independentistas han tejido un "cordón sanitario para excluir al PSC" de cualquier clase de diálogo sobre los temas importantes. Movimientos que, en función de a qué partido se pregunte, o bien encierran una estrategia para cortar el paso al PP y Vox en el Congreso, o son el resultado de una lógica nacionalista de conseguir los mayores beneficios posibles.
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