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La semana triunfal de Colau: logra el aval para volver a optar a la alcaldía y deja tocado a Maragall
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Derivada de la crisis presupuestaria

La semana triunfal de Colau: logra el aval para volver a optar a la alcaldía y deja tocado a Maragall

Sus enemigos se habían precipitado en cantar sus exequias. La líder de los comunes sale reforzada con mayor proyección nacional y ya piensa en volver a presentarse

Foto: Colau, en la inauguración de la Asamblea de los comunes. (EFE/Toni Albir)
Colau, en la inauguración de la Asamblea de los comunes. (EFE/Toni Albir)

La gran ganadora de la crisis presupuestaria que se abrió esta semana con las cuentas de la Generalitat no estaba en el Palau de la Generalitat, sino al otro lado de la Plaza Sant Jaume. En siete días, Ada Colau pasó de ser una política amortizada que buscaba una salida en Madrid a ver pasar el cadáver de su enemigo —Ernest Maragall— y verse avalada en público para volver a optar a la alcaldía por tercera vez de la mano de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Las municipales del 2023 vieron esta semana cómo Colau era une especie de Ave Fénix, capaz de renacer de sus propias cenizas a cuenta de los errores del mundo independentista.

La semana antes, Ernest Maragall, zorro viejo, detectó con la veteranía de sus 78 años que su partido estaba buscando un candidato alternativo, digamos más dinámico. Así que se adelantó y anunció que votaría en contra del Presupuesto de Ada Colau. A su manera hacía como Elsa Artadi, era su manera de dar un paso adelante para reclamar ser candidato. Pero no contaba con la CUP. Ante la negativa de los anticapitalistas, Pere Aragonès tuvo que abrazarse a los comunes para salvar sus cuentas. Y así fue como la líder de los morados en Cataluña, Jéssica Albiach, dejó claro que la moneda de cambio por salvar las cuentas de la Generalitat era entregar la cabeza del Bautista; léase, la de Ernest Maragall, quien en una semana pasó de asaltar la alcaldía a tener que interpretar un "donde dije digo, digo Diego" de antología. El republicano rectificó y quedó definitivamente tocado. Aprendió de la manera más dura que ERC no era el PSC, donde un apellido como el suyo, era una letra que nadie podía rechazar.

Foto: Ada Colau y Yolanda Díaz. (EFE)

Ese fin de semana Yolanda Díaz ya le pidió a Colau que se volviese a presentar a la alcaldía, durante la tercera asamblea de los comunes celebrada en Barcelona. Colau se mostró remisa, pero ya no lo está tanto. Un día después estaba diciendo que sus Presupuestos nunca serían una moneda de cambio para negociar. Pero era justo eso. Una moneda y a un cambio carísimo. Nada menos que la cabeza del candidato estrella de ERC para las municipales del 2023, que en su partido no miran con muy buenos ojos.

Jaume Collboni, el presunto candidato del PSC, se las pintaba muy difíciles, pero ahora empiezan a verse las futuras elecciones municipales como el Tourmalet de los comicios locales, según fuentes de los socialistas catalanes. Si el voto no se divide entre Colau y Maragall, si ERC coloca a otro candidato —Esther Capella, la ahora delegada de la Generalitat en Madrid; o Elisenda Alemany, regidora republicana que provenía de los comunes— es posible que esa decisión refuerce las posibilidades demoscópicas de la actual alcaldesa.

Jugando sus bazas

Los enemigos de la alcaldesa se habían precipitado en cantar sus exequias. Ada Colau, con su proverbial instinto político, se ha apresurado a jugar sus bazas: respaldo a la plataforma de Yolanda Díaz, puntilla a Podemos, que la propia Colau ya había marginado en Cataluña; y desconcierto entre las filas de sus rivales. La vicepresidenta de Trabajo se ha apresurado a devolverle el respaldo y ahora Colau vuelve a estar en el centro del escenario… municipal.

Colau, Jordi Martí y su equipo vuelven a sentirse fuertes. Tanto que la alcaldesa, una vez cobrada la pieza del "Tete", como llamaban a Ernest Maragall en la antigua sede de la calle Nicaragua, se fue a Catalunya Ràdio para volver a marcar criterio y repartir carnets de buenos y malos. "Me alegro del cambio de opinión de Maragall y lo agradezco". En opinión de Ada Colau, el republicano se "precipitó" la semana pasada y argumentó que lo "anómalo" es que "de golpe" no estuviera de acuerdo con nada cuando llevan dos años garantizando la estabilidad del Gobierno municipal.

En cuanto se consumó el pacto, Ada Colau reapareció para impartir doctrina

Igual que una reina, Barcelona tiene poder, Colau se mostró magnánima. Pero también aprovechó para repartir castigos. Maragall, bueno; Artadi, mala. Así, la alcaldesa calificó de increíble" que JxCAT "no haya liderado" la negociación de Presupuestos, si bien hay que recordar que esa formación es el quinto grupo municipal. El quinto.

Denunciando el bloqueo

"Pese a gobernar, no quiere negociar con nadie", lamentó la alcaldesa. Ada Colau aprovechó la entrevista para denunciar que la formación de Elsa Artadi esté "instalada en el bloqueo", "presuma de no negociar" y se muestre "molesta" para aprobar los Presupuestos de su propio ejecutivo. Aunque a lo mejor no estaba molesta por eso. A lo mejor Artadi se avanzó para presentarse como candidata porque pensaba que Colau estaba de retirada y en ese entorno se veía capaz de ganar… a Collboni. Ahora el panorama cambia. "Colau is back". Y en el pleno municipal tiemblan al percibir que se la presumían muy felices. Demasiado.

La gran ganadora de la crisis presupuestaria que se abrió esta semana con las cuentas de la Generalitat no estaba en el Palau de la Generalitat, sino al otro lado de la Plaza Sant Jaume. En siete días, Ada Colau pasó de ser una política amortizada que buscaba una salida en Madrid a ver pasar el cadáver de su enemigo —Ernest Maragall— y verse avalada en público para volver a optar a la alcaldía por tercera vez de la mano de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Las municipales del 2023 vieron esta semana cómo Colau era une especie de Ave Fénix, capaz de renacer de sus propias cenizas a cuenta de los errores del mundo independentista.

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