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Puigdemont medita dejar la presidencia de JxCAT para ser el gran 'pope' del independentismo
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Estrategia para ser el 'nuevo Jordi Pujol'

Puigdemont medita dejar la presidencia de JxCAT para ser el gran 'pope' del independentismo

La estrategia ha sido discutida con sus más estrechos colaboradores, que trabajan para hacerla realidad. El cambio se podría consumar en el primer trimestre de 2022

Foto: Carles Puigdemont. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)
Carles Puigdemont. (Reuters/Guglielmo Mangiapane)

El 'expresident' de la Generalitat Carles Puigdemont medita dejar la presidencia de Junts per Catalunya (JxCAT) y convertirse en la figura ‘republicana’ por excelencia, es decir, que el conjunto del soberanismo se identifique con él. Esta teoría, de corte ‘neopujoliano’, está encima de su mesa y la ha trasladado a contadas personas de su máxima confianza. “Su intención es no tener cargo alguno en Junts para situarse por encima de los partidos políticos, ser una figura transversal aceptada por todo el espectro independentista”, explica a El Confidencial una fuente cercana al mandatario fugado en Bélgica. No obstante, deberá conjugar este plan con el mantenimiento de su escaño en el Parlamento Europeo.

Es una cabriola arriesgada, aunque no por ello menos audaz y de indudable valor político. Lo que podría ser una ‘boutade’ está siendo cuidadosamente planeado por un equipo de fieles que han pasado de ser puramente soberanistas a ‘puigdemontistas’. Ese grupo estudia el detalle del impacto de cada una de las posibilidades de abandonar el barco de JxCAT para ubicarse en un terreno ‘neutral’ en el que poder oficiar como pope del independentismo sin sujeción a ninguna organización concreta.

Foto: Puigdemont y Josep Maria Matamala. (EFE/Carlos Rey)
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El desenganche de la presidencia de Junts no implica que deje la militancia. “Se trata de que no quiere ostentar ningún cargo de partido para tener las manos más libres y ofrecer una imagen que va más allá del partidismo. Él quiere ser el representante del independentismo, no de un partido. Y considera que para estar por encima del partido debe dejar su cargo. No puede ser de ninguna fuerza ni tener responsabilidades en ninguna si quiere ser el representante del independentismo”, añade la misma fuente.

Su labor política se desarrollaría, así, desde el Consell per la República, el órgano áulico montado para su mayor gloria. El partido, por su parte, no sufriría con la maniobra. De hecho, Puigdemont jamás participaba en las intrigas internas ni en las negociaciones con otras fuerzas. Para poner un ejemplo: en los pulsos que mantienen algunos sectores con el secretario general, Jordi Sànchez, el ‘expresident’ jamás ha intervenido. “Le da mucho miedo meterse en peleas o batallas. Pasa de todo”, escenifica una de las personas con las que mantiene frecuente contacto.

El nuevo Jordi Pujol

Tampoco medió en las negociaciones de Junts con ERC para formar Gobierno tras las elecciones autonómicas. “El trabajo de campo se lo deja a los demás. Él se dedica a elaborar ideas y a plantearlas para plasmarlas luego en la realidad”, explican en sus círculos más cercanos. Ese distanciamiento con el día a día le puede favorecer ahora en su nueva estrategia. El calendario que hacen correr sus más estrechos colaboradores es que su desvinculación orgánica con la presidencia de Junts puede producirse a finales de este invierno o en la primavera del año que viene. Algunos de sus acólitos incluso no descartan que el gran cambio pueda consumarse en diciembre, aunque esa es una fecha demasiado cercana para poner en marcha toda la maquinaria que ejecute el baile de asientos.

Lo que trata de visualizar Puigdemont es la transversalidad de su figura en el independentismo. La vieja teoría de Jordi Pujol de asimilar Cataluña a su persona cobra aquí una nueva dimensión, porque la estrategia de Puigdemont se dirige no solo al espectro secesionista catalán, sino al exterior, ya que quiere acaparar la atención internacional situándose como el ‘auténtico’ representante de la comunidad en el mundo. Es la idea de ‘Cataluña soy yo’ aplicada al siglo XXI. Cambia el protagonista, pero no el mensaje.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont escucha al historiador Josep Lluís Alay. (EFE)

La estrategia ya ha sido discutida por sus más cercanos colaboradores. Es cierto que JxCAT tiene en Carles Puigdemont su principal activo, pero el partido ha de prepararse para una nueva etapa. De hecho, la maniobra del ‘expresident’ no significa necesariamente un descalabro para la formación posconvergente, puesto que Puigdemont seguirá vinculado a la misma (no perderá la militancia) y, en la práctica, seguirá siendo el referente intelectual y moral de Junts. Su nuevo cometido no le impedirá, además, seguir encabezando una candidatura de JxCAT como hasta ahora. En esta, se integran otras fuerzas políticas —muy minoritarias— como Demòcrates de Catalunya, Reagrupament, Solidaritat Catalana per la Independència, Moviment d’Esquerres o Els Verds. En resumen, Puigdemont podrá seguir reclamando la unidad del independentismo bajo su liderazgo, aunque desprendiéndose oficialmente de cualquier cargo orgánico en un partido. Además, esa desvinculación podrá ser esgrimida frente a ERC para que se sume a una hipotética candidatura ‘unitaria’. La ventaja del 'expresident' es que podrá contar también con el aval de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), cuya presidenta, Elisenda Paluzie, integra ya la cúpula del Consell per la República.

Además, Junts cuenta con otra ventaja, según una de las fuentes consultadas: seguirá dominando ese Consell per la República. Por tanto, Puigdemont podrá seguir siendo el referente político de JxCAT y del propio ente secesionista sin ningún problema. “En el Consell, a la hora de votar se hace lo que diga el ‘president’, por lo que la cosa no va a cambiar en este sentido. Y en Junts, las diferentes familias seguirían coexistiendo igual que en la actualidad”, zanja uno de sus colaboradores a este diario.

El 'expresident' de la Generalitat Carles Puigdemont medita dejar la presidencia de Junts per Catalunya (JxCAT) y convertirse en la figura ‘republicana’ por excelencia, es decir, que el conjunto del soberanismo se identifique con él. Esta teoría, de corte ‘neopujoliano’, está encima de su mesa y la ha trasladado a contadas personas de su máxima confianza. “Su intención es no tener cargo alguno en Junts para situarse por encima de los partidos políticos, ser una figura transversal aceptada por todo el espectro independentista”, explica a El Confidencial una fuente cercana al mandatario fugado en Bélgica. No obstante, deberá conjugar este plan con el mantenimiento de su escaño en el Parlamento Europeo.

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