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Puigdemont, un personaje en los márgenes de la Unión Europea
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Coge aire en Cataluña, lo pierde en la UE

Puigdemont, un personaje en los márgenes de la Unión Europea

El 'expresident' es visto como un político aislado, que no puede estar adscrito a ningún grupo de la Eurocámara, siempre metido en líos y que coquetea con Putin

Foto: El expresidente catalán, Carles Puigdemont. (Reuters)
El expresidente catalán, Carles Puigdemont. (Reuters)

En clave catalana, Carles Puigdemont se ha apuntado un tanto importante con su detención en Cerdeña. Ha vuelto al 'Financial Times' y las principales autoridades de la comunidad —Pere Aragonès, Generalitat; Laura Borràs, Parlament; y Jordi Puigneró, vicepresidente— volaron a la isla para solidarizarse con su persona después de haber pasado una noche en el calabozo. Pero en clave europea, el resultado es justo el contrario. El político italiano más relevante en apoyarle tras el arresto fue el ultraderechista Matteo Salvini, lo cual dice mucho de su posicionamiento en la Eurocámara, sus apoyos y su capacidad para tejer alianzas.

Antes de la detención, la estrella de Puigdemont también era declinante en Cataluña. La convocatoria de elecciones a su parlamento paralelo había sido víctima del desinterés y solo había llamado la atención por sus aspectos más excéntricos. Pere Aragonès había reforzado su perfil presidencial la última semana y el liderazgo del 'expresident' huido se encontraba en claro retroceso, en contra de otras figuras que sí eran estrellas ascendentes, como es el caso del secretario general de JxCAT, Jordi Sànchez, artífice del pacto de coalición que gobierna en la Generalitat.

Foto: Concentración frente al consulado de Italia en Barcelona para apoyar a Carles Puigdemont. (EFE)

En cambio, tras la detención, se volvieron a convocar marchas y protestas a favor de Puigdemont, volvió a copar informativos y portadas y el movimiento independentista utilizó su figura para rearmarse y dar la imagen de unidad que desea, pero que poco se corresponde con la realidad.

Sin embargo, todo esto es solo la clave catalana. En Bruselas el juego es otro y Puigdemont es, sobre todo, eurodiputado. Un eurodiputado aislado, que no puede estar adscrito a ningún grupo y que su posicionamiento a favor de Rusia no le ha servido para ganarse simpatías en clave europea, al contrario. Pudo haber roto con su jefe de oficina, Josep Lluís Alay, y con su abogado, Gonzalo Boye; para que no quedasen dudas de su compromiso con la UE. Pero no ha sido así. Y todo tiene un precio, también en política europea.

La detención en Italia tampoco juega a su favor. Primero por la frivolidad de la agenda. Puigdemont iba a permanecer hasta el domingo en Cerdeña, y planeaba reunirse con las principales autoridades de la comarca y visitar la Corona de Logu (la asamblea de alcaldes y concejales independentistas de Cerdeña). También debía reunirse con representantes de los partidos sardos para agradecerles el apoyo al derecho de autodeterminación, además de acudir a un festival folk, Adifolk. Da una imagen de exilio de medio pelo, enfrascado en cosas menores, muy lejos de una figura como la de Josep Tarradellas, por ejemplo, y su hiperactividad en Francia durante el franquismo.

El hombre de los líos

También aparece como el hombre de los líos. El suplicatorio en el Parlamento Europeo, la detención en Alemania, ahora el arresto de Italia… La consecuencia es que va a quedarse en la isla hasta el día 4 de octubre, cuando tiene que comparecer en una vista ante el mismo tribunal que le ha puesto en libertad y que, seguramente, acabará dejándole ir. Fuentes del entorno de Waterloo han explicado que el 'expresident' permanecerá allí y que, de paso, aprovechará el foco mediático que ha atraído su detención.

En realidad el auto no le impide irse, pero su imagen seguiría vinculada a un prófugo, así que por ahora apuesta por quedarse algo más de una semana en Cerdeña y declarar el día 4.

Especialidad de la casa

Una de las especialidades del entorno de Puigdemont es vender como victorias políticas lo que son triunfos jurídicos. Así pasó este viernes con su puesta en libertad en Cerdeña. La fórmula le funciona en Cataluña, pero no en Europa, donde sus causas cada vez son más minoritarias, como es el caso de Nueva Caledonia, y más alejadas de una UE preocupada por la reconstrucción económica poscovid.

El abrazo a causas minoritarias y su apoyo a Rusia lleva a Puigdemont a los márgenes de la UE

El abrazo a las causas minoritarias no solo es una deriva de las obsesiones de Alay, especialista en pueblos remotos. También refleja como su opción política no encaja con los grandes grupos parlamentarios de la Eurocámara. En el Partido Popular Europeo no puede estar, al ser la formación donde se integra el PP; tampoco en la Alianza Progresista Socialista. En el Grupo Renovar Europa tiene el veto de Cs y es demasiado conservador para los Verdes. Le queda Identidad y Democracia, que son nacionalistas, pero es el nido de la ultraderecha. De manera que él, Toni Comín y Clara Ponsatí, esta última ya a su aire, son no adscritos que en sus ratos libres juegan a coquetear con Moscú. No es la mejor carta de presentación en una Europa cuyo reto más inminente tras el giro estratégico de Estados Unidos es reforzar su política de defensa.

Puigdemont y su entorno han defendido estos días que su detención ha sido una operación de los servicios secretos y el Tribunal Supremo. Sin pruebas, claro. En la práctica, se relajó. Boye siempre le había dicho que no fuera ni a Francia ni a Italia, según explican fuentes de su entorno en Bruselas. Pero empezó a viajar a Estrasburgo. No pasaba nada. Luego se fue a París, donde tuvo un encuentro con un pequeño grupo de diputados galos. Y se fue animando. Al final, Puigdemont se fue a Italia, y como Cerdeña es una isla cogió un avión. Se creyó sus propias mentiras de que era un hombre libre y que podía viajar a cualquier país de Europa sin problemas excepto a España, que no es una democracia. En realidad, lo único que ha pasado es que la justicia italiana le ha enviado al 'expresident' un pequeño recordatorio de su verdadera condición.

En clave catalana, Carles Puigdemont se ha apuntado un tanto importante con su detención en Cerdeña. Ha vuelto al 'Financial Times' y las principales autoridades de la comunidad —Pere Aragonès, Generalitat; Laura Borràs, Parlament; y Jordi Puigneró, vicepresidente— volaron a la isla para solidarizarse con su persona después de haber pasado una noche en el calabozo. Pero en clave europea, el resultado es justo el contrario. El político italiano más relevante en apoyarle tras el arresto fue el ultraderechista Matteo Salvini, lo cual dice mucho de su posicionamiento en la Eurocámara, sus apoyos y su capacidad para tejer alianzas.

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