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El independentismo queda descolocado mientras Moncloa marca la agenda política
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Ante la inminencia de los indultos

El independentismo queda descolocado mientras Moncloa marca la agenda política

La Generalitat ha perdido la iniciativa arrollada por la maquinaria publicitaria del sanchismo, que pregona indultos y diálogo en Cataluña. Mientras tanto, ERC y Junts pierden comba

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el 'expresident' Puigdemont. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el 'expresident' Puigdemont. (EFE)

El independentismo ha quedado descolocado mientras Moncloa marca la agenda política, con los indultos y el programa de la 'agenda del reencuentro' de Pedro Sánchez. Tanto ERC como JxCAT han quedado atrapados en una pinza entre el Gobierno de Pedro Sánchez, el PSC, los empresarios catalanes y no catalanes y hasta los obispos. En el nuevo clima social que se va dibujando en Cataluña, el independentismo está dejando de ser referencia mayoritaria en la mayoría social catalana. El pasado jueves, en Palau lamentaban que el 'president' Pere Aragonès no hubiese sido invitado al acto del Liceu. Ahora declinan ir. Igual que ha hecho la presidenta del Parlament, Laura Borràs.

La Generalitat ha perdido la iniciativa arrollada por la maquinaria publicitaria del sanchismo. Si la Generalitat tiene agenda política para su conflicto con España, se desconoce. Oriol Junqueras ha bajado tanto el tono que su última entrevista desde la cárcel ha pasado del todo desapercibida. Se desconoce que harán y solo se percibe el miedo de los soberanistas a perder el banderín de enganche de los presos. Como si no pudiesen imaginar un mundo sin lazos amarillos.

Respecto a los de Carles Puigdemont, ERC juega con ventaja. Pere Aragonès ha sido invitado a sumarse a esta nueva centralidad catalana que auguró Salvador Illa cuando le propuso a los catalanes en la última campaña electoral "pasar página". La presencia de Aragonès en la XXXVI Reunión del Círculo de Economía es la invitación formal. Pero en los tres días de evento no ha habido nadie de JxCAT. Ni siquiera el flamante presidente del Puerto de Barcelona, Damià Calvet, el más convergente de los 'juntaires'. La nueva centralidad en Cataluña no pasa por Waterloo ni por nada que se le acerque. Y es verdad que acudió Jaume Giró, nuevo 'conseller' de Economía. Pero Giró es un independiente.

Un empresario asistente a estos tres días de jornadas en el Círculo lo resume así: "Le hemos puesto una pista de aterrizaje a Aragonès perfecta. Ahora solo hace falta que se atreva a bajar". Y aquí el empresariado se divide: unos esperan que sí y otros aseguran que no se fían de ERC. Si los socios del Cercle pudiesen aplicar su "derecho a decidir" sobre esta cuestión una mayoría muy ajustada apostaría por que Aragonès aceptará la salida que se le ofrece: indultos, Mesa de Negociación y nuevo Estatut.

Pedro Sánchez cambió esta semana y se puso en modo ataque en Cataluña. En su especialidad: una operación de riesgo como muchas sobre las que ha construido su carrera política. Escoger el Liceu encaja perfectamente con su personalidad: se adueña un símbolo de Cataluña, lo hace suyo, se compara con un gran artista y espera el aplauso. Catalanas, catalanes, los indultos están listos. Baja el telón.

Cuanto más cerca están los indultos, mayor es la búsqueda de nuevas afrentas. Cuantos más gestos hace España, más agravios se denuncian

Ante las perspectivas de perder los presos como iconos y su factor de movilización, todo vale. El independentismo busca nuevos 'mártires' de la causa. El economista más prestigioso embargado por el Tribunal de Cuentas por colaborar con el 9-N, el exconsejero Andreu Mas-Colell, es uno de ellos. Se le ha hecho una campaña internacional de apoyo que le resume como víctima de la 'represión española', obviando sus responsabilidades como impulsor de la internacionalización del 'procés'. Otro nuevo icono es el joven condenado a cinco años por golpear a un agente de los Mossos d’Esquadra, por cierto, con la Generalitat ejerciendo de acusación particular. El vicepresidente de la ANC, al que la policía autonómica le pidió identificarse tras la minoritaria quema de la foto del Rey. El mantra se repite: "La represión no cesa". Cuanto más cerca están los indultos, mayor es la búsqueda denodada de nuevas afrentas. Cuantos más gestos hace España, más agravios se denuncian. Cuanta menos represión, más se agudiza la búsqueda de damnificados. Solo que la centralidad mayoritaria en Cataluña ha cambiado y eso es lo que están aprovechando Pedro Sánchez y Moncloa.

En TV3 hay un nuevo gag. La yaya indepe. El personaje se llama Rosa Maria y todo le sale mal. Este jueves se estuvieron riendo del fiasco con que se había saldado la quema de la foto del Rey con el Hotel Vela al fondo. La productora responsable es propiedad de Toni Soler, uno de los grandes actores del 'agitprop' independentista, ahora reconvertido a las posiciones de ERC. Porque Rosa Maria es el retrato robot del votante de JxCAT: jubilada, siempre indignada y anclada en un activismo tan frenético como rayano en el patetismo. Son gags que le encantarían a Iván Redondo porque encajan con el dibujo sociopolítico que está proyectando desde Moncloa: JxCAT expulsado de la nueva centralidad política de Cataluña, mientras ERC participa de la fiesta solo por su capacidad de reírse de sí misma.

Lluís Llach, integrante de la guardia de la noche del independentismo, ha coqueteado en Twitter con convocar una manifestación ante el Liceu, cuando Pedro Sánchez venga a explicar los indultos a la sociedad civil. Protestamos cuando nos encarcelan, protestamos cuando nos indulta. Rosa Maria hecha carne.

Foto: Pere Aragonès y Carles Puigdemont, en Waterloo.

En comparación, Pere Aragonès es como los Detroit Pistons de la NBA: los 'bad boys' solo sabían jugar a defender. Rotos por el brutal cambio de ritmo en el juego que ha imprimido Moncloa, en la Generalitat solo pueden ver cómo el socialismo entra en la zona y tira a canasta. El nuevo Govern está sin rodar. Y desunido, como demostró la espantada del vicepresidente Jordi Puigneró con el Rey. El muy independentista Roger Torrent, en calidad de 'conseller' de Empresa, estaba en primera fila en el Hotel Vela escuchando a Pedro Sánchez desgranar las bondades de su "agenda para reencuentro". Lo mismo que Giró. Mientras Moncloa impone su agenda la Generalitat es incapaz de explicar la suya.

Nuevas visitas

Se prevé que Sánchez vuelva por Cataluña en diversas ocasiones esta próxima semana, según apuntan fuentes del PSC. También volverá el Rey la próxima semana al Mobile, y la siguiente a la entrega de los premios Princesa de Girona. Por el contrario, el independentismo carece de plan, más allá de la constitución de la Mesa de Diálogo con el Gobierno español, algo que apoyan ERC y Aragonès pero no la mayor parte de JxCAT. Aragonès estuvo ayer en Waterloo, en audiencia debida a Carles Puigdemont. Aunque antes de que acabe el mes irá a ver al presidente a la Moncloa.

Mientras, el independentismo no sabe cómo responder. Cuando en 2018 la acaban de nombrar la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera decía a los que iban a reunirse con ella y le preguntaban sobre lo que haría con el independentismo: "los vamos a matar a besos". Vista esta semana, la 'boutade' parece hoy profecía.

El independentismo ha quedado descolocado mientras Moncloa marca la agenda política, con los indultos y el programa de la 'agenda del reencuentro' de Pedro Sánchez. Tanto ERC como JxCAT han quedado atrapados en una pinza entre el Gobierno de Pedro Sánchez, el PSC, los empresarios catalanes y no catalanes y hasta los obispos. En el nuevo clima social que se va dibujando en Cataluña, el independentismo está dejando de ser referencia mayoritaria en la mayoría social catalana. El pasado jueves, en Palau lamentaban que el 'president' Pere Aragonès no hubiese sido invitado al acto del Liceu. Ahora declinan ir. Igual que ha hecho la presidenta del Parlament, Laura Borràs.

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