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Aragonès no quiere a los escoltas de Torra: 70 agentes de élite para tres expresidentes
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Los cambios de ERC en los Mossos

Aragonès no quiere a los escoltas de Torra: 70 agentes de élite para tres expresidentes

ERC puede ‘vender’ ante la CUP que cumple su pacto de desintegrar la Brigada Móvil (Brimo), aunque en realidad solo cambiará de nombre. El futuro de Trapero al frente de los Mossos es incierto

Foto: Una formación de los Mossos d'Esquadra recibe al 'president' Aragonès. (EFE)
Una formación de los Mossos d'Esquadra recibe al 'president' Aragonès. (EFE)
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El Área de Seguridad Institucional (ASI), el cuerpo de élite que Quim Torra creó para tener un grupo de escoltas de pedigrí independentista que fuesen su guardia de corps, tiene los días contados. El nuevo ‘president’, Pere Aragonès, así como el vicepresidente, Jordi Puigneró, y la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, ya han rechazado los servicios de este grupo de seguridad y han reclamado los servicios de la tradicional unidad de escoltas. Ahora, el Govern tiene a 70 agentes ‘de élite’ mano sobre mano para dar servicio a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y a los expresidentes José Montilla, Artur Mas y Quim Torra.

“Cuando faltan efectivos en otras áreas, es todo un lujo que haya varias decenas de mossos que no tengan trabajo porque están adscritos a una unidad que no tiene tareas que cumplir”, critican fuentes internas de los Mossos d’Esquadra a El Confidencial. A este malestar, se le suma la incertidumbre sobre el futuro de la cúpula del cuerpo: algunas informaciones internas apuntan a que el mayor Josep Lluís Trapero, al que se reintegró en su puesto de jefe de los Mossos el año pasado, tras ser absuelto de sedición, podría ser sustituido. “Esquerra ya ha dicho que quiere volver a poner al comisario Eduard Sallent como jefe. En ese caso, Trapero pasaría a realizar otros cometidos”, resaltan las fuentes. Se trataría, afirman, de un relevo no traumático, aunque el interrogante está en la labor futura del ‘major’, habida cuenta de que su rango sería superior al del propio jefe del cuerpo, que es un simple comisario. Trapero es el único ‘major’ de los Mossos.

Foto: Fotografía de archivo del mayor de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluís Trapero. (EFE)

También se está estudiando la fusión de la Brigada Móvil (Brimo), es decir, los antidisturbios, y las Áreas Regionales de Recursos Operativos (ARRO), que pasarán a ser el Área de Intervención. De esa manera, ERC puede ‘vender’ ante la CUP que cumple su pacto de desintegrar la Brimo, aunque en realidad solo cambiará de nombre. El departamento de Interior lo dirige ahora Joan Ignasi Elena, nombrado por los republicanos.

Al margen de los cambios que se puedan producir en la jefatura y la estructura operativa, la atención se centra ahora en la ASI. Esta unidad comenzó a forjarse en mayo de 2019. “Cuando el consejo de ministros se reunió en Barcelona, los mandos de los Mossos advirtieron que la Presidencia del Gobierno español disponía de un servicio de escoltas especial que solo daba servicio al Gobierno. Cuando se lo explicaron a Torra, este quiso formar una unidad semejante: comenzó un proceso de selección de personal pero lo hizo mal, porque lo construyó al margen de la Jefatura de los Mossos y dependiendo directamente de Presidencia de la Generalitat”, explican fuentes solventes a El Confidencial.

Escoltas que no se hablan

Ello creó una grieta entre el cuerpo normal de los Mossos y la unidad de élite, hasta el punto de que sus integrantes ni se saludan. Esa tensión se hizo evidente hace pocos días en el palco del FC Barcelona: Laura Borràs acudió con sus chicos de la ASI y Pere Aragonès, con los escoltas normales. Los agentes ni se saludaron cuando se encontraron en el estadio. No hay que olvidar que la ASI se creó como una unidad fuertemente politizada.

El agente Lluís Escolà fue quien en un primer momento comenzó el proceso de selección de los integrantes. Escolà fue el agente que ayudó a escapar a Carles Puigdemont y que viajaba con frecuencia a Bélgica para estar junto a él. El agente era primo carnal de Miquel Esquius, que fue jefe del Cuerpo entre julio de 2018 y junio de 2019. Al final se le tuvo que abrir expediente porque, además, colgaba en las redes sociales sus viajes junto al fugado Carles Puigdemont. El consejero Miquel Buch lo contrató como asesor a finales de julio de 2018, pero fue peor el remedio que la enfermedad, porque la oposición denunció la trampa y solo duró 7 meses en su cargo, al dimitir en marzo de 2019.

Según fuentes internas, la intención era escoger en total a unos 150 agentes de adscripción soberanista para conformar la unidad

A Escolà le ayudaron en su tarea los hermanos David y Xavier Goicoechea y otros dos agentes de indudable pedigrí independentista. Xavier Goicoechea fue uno de los agentes detenidos junto a Carles Puigdemont en marzo de 2018 en Alemania. Según fuentes internas, la intención era escoger en total a unos 150 agentes de adscripción soberanista para conformar la unidad, que debería tener tres grandes áreas: una de escoltas propiamente dichos, otra de vigilancia de edificios públicos y del Parlament, y otra técnica. Internamente se intentó ‘vender’ la creación de esta unidad como una “estructura de país” necesaria para la independencia y destinada a preparar a Cataluña para la República.

Al final, la ASI solo llegó a albergar a unos 70 agentes y su unidad más conocida es la de los servicios de escoltas a los miembros del Govern. “En los informes que les exigían sus superiores, debían detallar todas las actividades, a dónde iban con sus escoltados, apreciaciones sobre el servicio e incidencias. De ese modo, se convirtieron en una auténtica arma de control sobre los miembros del gobierno. Tanto es así que los consejeros de ERC en la pasada legislatura pidieron que se les cambiasen a sus escoltas por los miembros de la unidad tradicional, que siempre habían dado servicio”, señalan las fuentes consultadas.

Una sede muy real

Para hacerlo más ostentoso y darle carta de naturaleza como servicio de élite, Quim Torra dispuso que su sede no podía estar en sede policial e instaló a la ASI en el mismísimo Palacio de Pedralbes, la antigua residencia del Rey de España cuando viajaba a Barcelona. A su frente, se encuentra el intendente Marc Caparrós, que en el momento en que se hizo cargo de la unidad era todavía inspector.

Caparrós había sido jefe de la Brigada Móvil (Brimo). Dicen sus colegas que llegó a esa unidad con el encargo de catalanizar a los antidisturbios, que hasta entonces estaban dirigidos por el inspector Manel Hermida, cuya frase preferida era la de que “me da igual en qué idioma habléis. Podéis hablar en chino si queréis”. Con Caparrós, el ‘chino’ quedó relegado. Y el nuevo mando intentó que también quedase relegado el castellano. “Cuando llegó, exigió que la lengua vehicular fuese el catalán y que todas las comunicaciones debían de ser en catalán. Pero también quería que los agentes tenían que hablar siempre en catalán entre ellos. Alguien le pidió esa orden por escrito y a partir de entonces ya no lo repitió más”, recuerda un agente que estuvo bajo sus órdenes. Otro agente recuerda que “en los ‘breefings’, siempre acababa con el grito de “¡Visca Catalunya!”.

Foto: Dos agentes de los Mossos, de espaldas. (EFE)
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Hasta que llegó en 2012 a la Brimo, Caparrós era el jefe de los Grupos Especiales de Intervención (GEI), los GEO catalanes. En 2015, fue cesado y pasó a ocuparse de la jefatura del área de instructores de la Escuela de Policía de Cataluña. Fuentes internas del Cuerpo resaltan también que Caparrós proviene de una histórica familia muy vinculada a Convergència y que su hermano, que también era sargento de los Mossos, es ahora jefe de la Policía Local de una localidad del centro de Cataluña.

El Área de Seguridad Institucional (ASI), el cuerpo de élite que Quim Torra creó para tener un grupo de escoltas de pedigrí independentista que fuesen su guardia de corps, tiene los días contados. El nuevo ‘president’, Pere Aragonès, así como el vicepresidente, Jordi Puigneró, y la consejera de Presidencia, Laura Vilagrà, ya han rechazado los servicios de este grupo de seguridad y han reclamado los servicios de la tradicional unidad de escoltas. Ahora, el Govern tiene a 70 agentes ‘de élite’ mano sobre mano para dar servicio a la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y a los expresidentes José Montilla, Artur Mas y Quim Torra.

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