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Un sector independentista se desmarca de Waterloo: caza a Puigdemont y su cúpula
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LA DOBLE FUGA DEL ‘EXPRESIDENT'

Un sector independentista se desmarca de Waterloo: caza a Puigdemont y su cúpula

Desde sectores nacionalistas, se ha distribuido un esquema en el que se identifica a los miembros de la cúpula de JxCAT, empezando por Puigdemont, como antiguos convergentes

Foto: Laura Borràs, junto a Jordi Sànchez y una imagen de Puigdemont. (EFE)
Laura Borràs, junto a Jordi Sànchez y una imagen de Puigdemont. (EFE)

Un sector del independentismo se ha desmarcado claramente de las directrices del fugado Carles Puigdemont y de las órdenes impartidas desde Waterloo, poniendo en la picota al que hasta no hace mucho era dirigente de Convergència. Ese sector no solo rechaza ya a Puigdemont, un ídolo que ha iniciado un cierto declive político, sino que añade contra él datos que le pueden poner en aprietos. De hecho, justamente cuando la Audiencia Nacional apunta al PDeCAT como partido con responsabilidades en el sumario del 3%, al ser heredero de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), desde el PDeCAT apuntan también hacia JxCAT, el nuevo partido de Puigdemont, del que dicen que se creó para huir de esas responsabilidades.

Desde sectores independentistas, se ha distribuido un esquema en el que se identifica a los miembros de la cúpula de JxCAT, empezando por el propio Puigdemont, como antiguos convergentes hoy ‘escondidos’ bajo otras siglas para pasar inadvertidos y no asumir responsabilidades de las actuaciones de CDC cuando este existía. Tras una fuerte polémica en el seno del independentismo, el esquema fue retirado de los foros sociales entre los que se había distribuido, aunque El Confidencial ha podido acceder al contenido del mismo.

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Pulse aquí para acceder al esquema completo.

De hecho, el pasado 26 de marzo, la Audiencia Nacional emitió un auto en el que rechazaba un recurso del PDeCAT contra su inclusión como responsable del dinero desviado a través del 3% de comisiones ilegales, al ser el heredero de CDC. Se trata del sumario conocido como caso 3%, iniciado en la localidad barcelonesa de El Vendrell, donde se descubrieron prácticas ilegales del partido convergente para quedarse con un porcentaje del dinero adjudicado a través de contratos públicos.

El PDeCAT rechazaba que este partido fuese responsable de cualquiera de los delitos cometidos por la antigua CDC porque aseguraba que era otro partido y además que, en vez de ser autonomista, era independentista. Lo que investiga este sumario es “la posible existencia de una red estructurada de personas, integrada por altos cargos del partido CDC que, en el periodo comprendido entre 2008 y 2015, llevaron a efecto un control y seguimiento de licitaciones de obras y servicios públicos anunciados por distintas administraciones públicas catalanas situadas en la órbita de CDC. Tales altos cargos se concertaron, por un lado, con cargos públicos y funcionarios de dichas administraciones públicas y, por otro lado, con determinados empresarios que concurrían a la licitación de aquellas obras y servicios”, dice el auto.

Los empresarios abonaban “regalos”a las fundaciones de CDC "cuyos importes servían para financiar sus actividades"

Relata la Audiencia que los empresarios abonaban “regalos” o “donaciones” a las fundaciones de CDC “cuyos importes revertían en CDC y servían para financiar sus actividades. En ocasiones, no existía correlación temporal entre la obra adjudicada y la dádiva o ‘donación’ entregada, sino que estas se efectuaban al objeto de mejorar las expectativas empresariales respecto a futuras licitaciones o concursos”.

No hay discordancia temporal

Con base en estas apreciaciones, el auto destaca: “Así pues, existe constancia de la posible participación del recurrente PDeCAT en las supuestas actuaciones delictivas investigadas, a pesar de su fundación con posterioridad a los hechos enjuiciados. Esta discordancia temporal no es tal, si tenemos en cuenta la tesis del magistrado instructor acerca de la supuesta disolución del partido CDC y la coetánea creación del PDeCAT, que guarda una identidad sustancial con la estructura, funcionamiento y recursos humanos y materiales procedentes del partido extinto”.

Y añade que “existen sólidos indicios sobre la creación en julio de 2016 del nuevo PDeCAT, con fines de desvincular a la precedente CDC de las responsabilidades criminales que pesaban sobre ella, derivadas del control a través de sus fundaciones Catdem y Fòrum Barcelona, de numerosas donaciones abonadas por empresas y empresarios que habían recibido alguna adjudicación de obras de alguna de las administraciones públicas gobernadas por CDC o bien tenían serias expectativas de lograrlo”.

Foto: Imagen de archivo de dos guardias civiles. (EFE)

Para justificar que el PDeCAT era más o menos lo mismo que CDC, la Audiencia señala que “resulta llamativo comprobar que sus órganos de dirección son prácticamente idénticos, puesto que coinciden 75 cargos de CDC de los 80 del PDeCAT; las funciones y cometidos del personal son idénticos, hasta que se produjo el expediente de regulación de empleo a finales de 2016, que afectó a 38 trabajadores; PDeCAT asumió los compromisos y acuerdos de colaboración suscritos por CDC; la ubicación de las sedes de la nueva formación coincide con las del antiguo partido político en su casi totalidad (37 de las 42 sedes); los perfiles sociales en las redes sociales de ambas formaciones son idénticos, y las líneas telefónicas son las mismas en 21 de las sedes”. Por tanto, la Audiencia considera que lo que hubo fue un “lavado de cara” para no asumir responsabilidades políticas.

La doble fuga de Puigdemont

Esa máxima es la que ahora aplican dirigentes del PDeCAT, pero señalando hacia JxCAT, el partido de Carles Puigdemont: aseguran que su fin último fue crear un partido soberanista de la derecha catalana libre de las ‘mochilas’ de Convergència. “Puigdemont ha creado JxCAT con la misma gente de Convergència. Solo hace falta comparar la última ejecutiva de CDC con la cúpula de JxCAT para comprobar que los mismos que estaban antes en las filas convergentes están ahora en Junts”, explica a El Confidencial un alto cargo de CDC y del PDeCAT. En otras palabras, Puigdemont protagonizó una doble fuga: hacia Bélgica y hacia Junts.

Pero no es solo eso: ese sector del independentista ha elaborado un esquema de la actual cúpula del partido de Puigdemont para demostrar que un sector importante de Convergència se decidió a crear JxCAT cuando vieron que el PDeCAT iba a quedar comprometido judicialmente como sucesor de Convergència. Desligándose del PDeCAT, ese sector de exconvergentes esperaba quedar exento de cualquier responsabilidad del partido fundado por Pujol.

placeholder Puigdemont, con Ponsatí y Comín, en Bruselas. (EFE)
Puigdemont, con Ponsatí y Comín, en Bruselas. (EFE)

Pero sus excompañeros no se lo ponen fácil: los que no se pasaron a JxCAT muestran su particular ‘prueba del algodón’ haciendo público un esquema de la actual cúpula de JxCAT en la que identifican a los exconvergenteas camuflados en el nuevo partido: de los 26 miembros de la ejecutiva nacional de Junts, 15 habían militado en Convergència o PDeCAT, lo que representa un 60% de la cúpula. Es más, incluso habían tenido responsabilidades en ese partido. El primero de todos, el presidente de JxCAT, Carles Puigdemont, que era alcalde de Girona por CiU.

Pero de los cuatro vicepresidentes de Junts, dos eran miembros de CDC (Jordi Turull, que actualmente está en la cárcel, y Anna Erra, actual diputada de JxCAT), mientras que los otros dos, Elsa Artadi y Josep Rius, fueron militantes de PDeCAT. No obstante, era de todos conocida la alineación de ambos con Convergència. Es más: el compañero de Artadi había llegado a ser diputado de Convergència en Madrid.

El secretario de Organización de Junts, David Saldoni, también era militante de CDC, así como otros miembros de la ejecutiva

El secretario de Organización de Junts, David Saldoni, también era militante de CDC, así como otros miembros de la ejecutiva: Albert Batet (presidente del grupo parlamentario), Damià Calvet (consejero de Territorio), Francesc Colomé, Míriam Nogueras, Aleix Sarri, Mònica Sales, Marta Madrenas (sucesora de Puigdemont en la alcaldía de Girona) o Violant Cervera.

Viejos convergentes

El esquema que los sectores independentistas hacen circular para señalar al partido de Puigdemont como reducto último de los ex responsables de Convergència señala también a los dirigentes de Junts per Catalunya que estaban en Convergència cuando este partido firmó el Pacto del Majestic con el PP en 1996, hace 25 años. En ese caso, son tres (Puigdemont, Turull y Cervera) e identifica también a los que estaban en CDC "cuando el primer recorte del Estatut pactado por Artur Mas con Rodríguez Zapatero en 2006". En este caso, son ocho miembros de la dirección de JxCAT que ya tenían responsabilidades en CDC.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, en un acto político en Perpiñán. (EFE)

Según las fuentes consultadas, las coincidencias van mucho más allá: casi la totalidad de los altos cargos de la Generalitat que ahora dependen de JxCat proviene de las filas de Convergència. Entre ellos, los consejeros Meritxell Budó (la actual portavoz del Govern, que se afilió a CDC en 2002), pasando por Ramon Tremosa (consejero de Empresa), Damià Calvet o Jordi Puigneró (consejero de Políticas Digitales), Àngels Ponsa (consejera de Cultura, que había sido teniente de alcalde en Sant Cugat) y Miquel Sàmper (consejero de Interior y candidato de CiU a la alcaldía de Terrassa), y también altos cargos con rango de secretario o director general, como Joan Ramon Casals (director de la Oficina del President con Quim Torra y, tras la inhabilitación de este, recolocado como director general de Coordinación Interdepartamental), Jordi Moreso (coordinador de la Oficina de Quim Torra hasta septiembre pasado y nombrado desde entonces jefe de gabinete de la consejera de Presidencia, Meritxell Budó) o Ferran Falcó (secretario general de Territorio). Todos estos nombres compartían responsabilidades en Convergència hacía una década.

Las fuentes subrayan que Puigdemont, Batet, Cervera, Tremosa y Falcó, por ejemplo, fueron los integrantes del grupo que redactó la ponencia política de 2012, en la que CDC abrazaba por primera vez el independentismo. En esa ponencia también figuraban Moreso y destacados militantes actuales de Junts, como Clara Tarrida, Dolors Feliu (miembro del Consejo asesor para el Impulso del Foro Cívico y Social para el Proceso Constituyente) o Àlex Sastre.

Un sector del independentismo se ha desmarcado claramente de las directrices del fugado Carles Puigdemont y de las órdenes impartidas desde Waterloo, poniendo en la picota al que hasta no hace mucho era dirigente de Convergència. Ese sector no solo rechaza ya a Puigdemont, un ídolo que ha iniciado un cierto declive político, sino que añade contra él datos que le pueden poner en aprietos. De hecho, justamente cuando la Audiencia Nacional apunta al PDeCAT como partido con responsabilidades en el sumario del 3%, al ser heredero de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), desde el PDeCAT apuntan también hacia JxCAT, el nuevo partido de Puigdemont, del que dicen que se creó para huir de esas responsabilidades.

Carles Puigdemont Junts per Catalunya
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