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Los disturbios de partidarios de Pablo Hasél incendian el post 14-F
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AL MENOS, 15 DETENCIONES

Los disturbios de partidarios de Pablo Hasél incendian el post 14-F

Miles de personas se movilizaron para pedir la libertad del rapero: en Barcelona, hubo dos convocatorias, con varios miles de manifestantes. Tras los primeros compases, aparecieron los violentos en escena

Foto: Incendio de contenedores tras una concentración en apoyo a Pablo Hasél. (EFE)
Incendio de contenedores tras una concentración en apoyo a Pablo Hasél. (EFE)

Ciudades como Lleida, Girona y Barcelona revivieron anoche escenas parecidas a las de los disturbios que provocó la sentencia del Tribunal Supremo sobre los llamados presos del 'procés', en octubre de 2019. Las protestas callejeras de anoche, por las que se produjeron unas 15 detenciones y altercados de distinta magnitud, tuvieron sin embargo un origen diferente: la detención e ingreso en prisión del rapero Pablo Hasél tras haber pasado unas horas encerrado en la universidad de la capital ilerdense.

La movilización la fomentaron diversas asociaciones. “¡Centenares de personas en cada pueblo con un solo grito! La dignidad de Pablo Hasél ha vuelto a encender la llama por todos los Països Catalans. No pasarán”, se felicitaba la plataforma Alerta Solidaria, una de las organizadoras de los actos de este martes. En efecto, miles de personas se movilizaron para pedir la libertad del rapero: en Barcelona, hubo dos convocatorias, con varios miles de manifestantes.

Tras los primeros compases, aparecieron los violentos en escena y antes de las 20:30, los radicales ya habían prendido fuego a varios contenedores y comenzaban a arrojar botellas y objetos a las furgonetas de los Mossos d’Esquadra. También destrozaron una oficina bancaria que encontraron por su camino. Y, lógicamente, comenzaron las cargas, en las que las fuerzas de seguridad utilizaron proyectiles de FOAM. Fue una situación parecida a la de Valencia, según los reportes que realizaba Alerta, el canal de información que sirve al independentismo en todas sus movilizaciones, donde hubo varias cargas policiales y también quema de contenedores.

En Girona, uno de los feudos del soberanismo, se juntaron más de 2.000 personas. Hubo episodios de violencia, con destrozos de aceras al arrancar baldosas, lanzamiento de piedras a los Mossos y mobiliario quemado; en Lleida, de donde es oriundo el cantante, varios cientos de manifestantes (entre los que se encontraban su madre y su compañera) recorrieron la ciudad, arrojando huevos a la sede del PSC y del PP. El colofón de la protesta fue la quema de tres motos de la Guardia Urbana y la rotura de coches de los Mossos, además de un agente herido. En Vic, donde confluyeron centenares de activistas, los Mossos tuvieron que utilizar balas de FOAM para dispersar a los manifestantes violentos que quemaban mobiliario urbano.

Así, el adormilado movimiento ultranacionalista que lleva meses inactivo como consecuencia de la pandemia ha vuelto a estallar en todo su esplendor: plataformas, colectivos, partidos políticos y movimientos sociales han puesto el grito en el cielo para denunciar la “represión” del Estado por obligar a Hasél a entrar en la cárcel. Pero, por primera vez desde la pandemia, y contrariamente a lo que se hizo para el 11-S, Diada de Cataluña, en esta ocasión no ha habido limitación al número de manifestantes ni apelación a respetar las normas de seguridad: simplemente, se ha convocado a los ciudadanos a manifestarse.

Amplios apoyos

La organización Arran, que agrupa a los jóvenes de la CUP, junto con los comités de defensa de la república (CDR) y la plataforma Alerta Solidaria, contabilizó manifestaciones en casi 70 localidades, esencialmente de Cataluña, pero también en ciudades de Valencia y de Baleares, para exigir la libertad del rapero.

El sindicato Intersindical, organización de referencia del separatismo, se unió a los llamamientos a la movilización, lo mismo que la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Pero también Endavant, el núcleo duro de la CUP, se volcó en su defensa. “El Estado encarcela y persigue a quien osa cantarle las vergüenzas. No nos quedaremos quietos ante este nuevo ataque contra los derechos colectivos. Salgamos a las calles. Organicemos la resistencia. Organicemos movilizaciones en cada barrio, pueblo y ciudad”, clamaba Endavant este martes. Ya este fin de semana, ante la posibilidad de la detención del rapero, advertía a sus militantes de que estuviesen atentos “para dar una respuesta inmediata” si la policía lo detenía. La Audiencia le había dado un plazo de 10 días para ingresar voluntariamente en prisión, plazo que finalizaba este fin de semana. Poble Lliure, el otro gran sector de la CUP, no se quedaba atrás y secundaba las convocatorias. “¡Salgamos a las calles! Exigimos su libertad y la del resto de represaliados. ¡Conquistemos nuestros derechos y libertades democráticas!”, llamaba Poble Lliure.

Otras plataformas radicales se sumaron a las protestas, que alumbraron una nueva consigna: calificar el encarcelamiento de “secuestro del Estado”. Esa consigna fue secundada no ya por Poble Lliure, sino por los CDR y la práctica totalidad de las plataformas, que al mismo tiempo establecían seguimientos en directo de los actos de protesta, en la principal movilización independentista de los últimos meses. La Plataforma Hashtags, creada para hacer virales los mensajes del independentismo cada viernes e inactiva desde antes del verano pasado, volvió a activarse este martes para apoyar al rapero y las convocatorias de protesta.

Foto: Detención de Pablo Hasél. (EFE)

La Plataforma Llibertat Pablo Hasél llamaba este martes a primera hora de la mañana a “organizar la solidaridad”. Afirmaba “te sacaremos” (se supone que de la cárcel) y advertía a los militantes: “Tápate la cara contra la represión y no hables con la policía”. Luego, en letras grandes, advertía: “No facilites el trabajo al enemigo”. También difundía el nombre de un abogado por si alguien era detenido. “Recomendamos memorizar o apuntarse en el brazo este nombre”, decía la plataforma, en referencia al letrado. Asimismo, anunciaba “movilizaciones en todo el Estado”, con concentraciones programadas en Madrid, Zaragoza, Santiago, A Coruña, Ourense, Lugo, Pontevedra, Vigo, Guadalajara, Mérida, Cáceres, Bilbao, Portugalete y Pamplona.

Un admirador de Stalin

A Pablo Rivadulla, el protagonista de las protestas, lo de Hasél le viene de la literatura. “Había una historieta de un guerrillero que asesinaba a la monarquía y enamoraba a la princesa contraria a la tiranía de sus padres. El héroe en cuestión se llamaba Rahid-Hásel y me quedé con un trozo del nombre”, declaraba en 2012 al portal de Fracción Proletaria. No se mordía la lengua al calificar a ERC de “basura burguesa” y deslizaba que Stalin y la URSS “fueron buenos y necesarios" (del dictador soviético, llega a decir que es “un imprescindible” y que “la URSS, bajo su timonel, fue la única nación donde nadie fue brutalmente explotado”). La democracia que reivindica Hasél es la dictadura del proletariado. El 5 de junio de 2016, en un tuit dirigido a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, le decía: “Si lloráis cuando os apedrean una sede, ¿qué haréis cuando la dictadura del proletariado os ilegalice? Tiempo al tiempo”.

Hasél es hijo del empresario Ignacio Rivadulla, que fue presidente de la Unió Esportiva Lleida entre 2007 y 2010, en la que dejó un considerable agujero económico. A pesar de esos orígenes burgueses, una de sus canciones estrella era una elegía a Manuel Pérez Martínez, ‘Camarada Arenas’, líder del Grapo condenado a 17 años de cárcel. El 4 de octubre de 2011, fue detenido por esa canción (entre otras), aunque fue puesto en libertad con cargos. “Yo apoyo a un partido revolucionario ilegalizado como es el PCE (r). A lo que más teme el sistema es a la organización comunista. Por eso, la canción en la que más hincapié hicieron en mi detención fue ‘Libertad Camarada Arenas’, dedicada al secretario general del PCE (r), condenado a cadena perpetua encubierta, sin haber pegado un tiro en su vida y al que se le ha negado hasta la asistencia médica”, declaró más tarde.

Foto: La Audiencia Nacional juzga hoy de nuevo al rapero Pablo Hasel, al que ya condenó a 2 años de cárcel por enaltecer el terrorismo. (EFE)

Poco después, volvía a la carga pidiendo que ETA, Al Qaeda, Grapo, Terra Lliure o la Fracción del Ejército Rojo, organizaciones violentas, volviesen a cometer acciones terroristas. “Uno puede no estar a favor de la lucha armada, pero, por favor, los Grapo no han ido bombardeando hospitales y colegios como el imperio yanqui (…) yo seguiré brindando cuando ETA le vuele la nuca a un pepero. Sí, a un pepero de esos que babean con Aznar, el imperio americano y apoyaron la guerra de Irak”. Ya lo decía una de sus canciones: “¡Faltan más comandos!/ ¡No me da pena tu tiro en la nuca, pepero!/ Me da pena el que muere en una patera/ ¡No me da pena tu tiro en la nuca, socialisto! (sic)/ Me da pena el que muere en un andamio/ ¡No me da pena tu tiro en la nuca, banquero!”.

La Audiencia Nacional determinó que en sus letras “late de una manera patente el discurso del odio y no es admisible, en el ámbito de la libertad de expresión, incitar a la violencia o realizar un discurso de odio como es la alabanza o justificación de acciones terroristas y el deseo de nuevas actuaciones de los grupos terroristas”.

Un carácter violento

Su carácter violento se puso de manifiesto cuando el día de Sant Jordi de 2014 asaltó, junto a una quincena de personas, un puesto de la asociación cultural Lleida Identitària, vinculada al partido Plataforma per Catalunya (PxC). Cuatro miembros de ese partido resultaron heridos. El 2 de junio de 2016, agredió a un periodista de TV3 durante un encierro en la Universidad de Lleida, al que tuvo que indemnizar con 12.150 euros, además de otros 4.500 euros por coacciones, que debían abonar él y tres acusados más. Querían impedir que tomasen imágenes de una protesta contra la ocupación de las dependencias universitarias. Días más tarde de esos incidentes, la sede de TV3 apareció con pintadas y cristales rotos.

Foto: El rapero leridano Pablo Hásel a su llegada a la rueda de prensa que ha ofrecido este lunes en Lleida. (EFE)

En octubre de 2017, tuvo otra bronca: agredió al testigo de un juicio, al que acusaba de “falso testimonio”, por lo que fue condenado por obstrucción a la justicia, amenazas y maltrato de obra.

Finalmente, en 2018, la Audiencia Nacional le condenó a dos años y un día de cárcel por enaltecimiento del terrorismo e injurias a la Corona e instituciones por sus comentarios e insultos en las redes sociales y le impuso una multa de 24.300 euros. Uno de los mensajes por los que fue condenado adjuntaba la foto de una terrorista del Grapo y subrayaba que “las manifestaciones son necesarias, pero no suficientes. Apoyemos a quienes han ido más allá”.

Tras conocer su sentencia, advirtió a los jueces a través de las redes: “Jamás claudicaré. Jamás, fascistas de mierda. Si hasta por opinar, si hasta por luchas pacíficas ejercen una brutal represión, que ningún hipócrita se lleve las manos a la cabeza cuando haya quienes ejerzan la autodefensa pasando a mayores. Ante una dictadura así, toda lucha es legítima”.

Ciudades como Lleida, Girona y Barcelona revivieron anoche escenas parecidas a las de los disturbios que provocó la sentencia del Tribunal Supremo sobre los llamados presos del 'procés', en octubre de 2019. Las protestas callejeras de anoche, por las que se produjeron unas 15 detenciones y altercados de distinta magnitud, tuvieron sin embargo un origen diferente: la detención e ingreso en prisión del rapero Pablo Hasél tras haber pasado unas horas encerrado en la universidad de la capital ilerdense.

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