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La caída de Eduard Pujol por supuesto acoso sexual, tercer caso del soberanismo este año
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Deja de ser diputado y de militar en JxCAT

La caída de Eduard Pujol por supuesto acoso sexual, tercer caso del soberanismo este año

Cada partido ha afrontado sus escándalos sexuales de manera diferente. JxCAT se ha lavado las manos, la CUP lo ha convertido en algo interno y ERC forzó la dimisión de los implicados

Foto: Eduard Pujol. (EFE)
Eduard Pujol. (EFE)

Eduard Pujol, hasta ayer portavoz adjunto de JxCAT, llegó al partido como fichaje de relumbrón antes de las elecciones que convocó el 155. Venía de haber dirigido RAC-1 para el Grupo Godó y reflejaba el sector de profesionales de éxito que en Cataluña abrazaban la causa independentista. Su marcha ha sido lejos de los focos. El partido le ha dado de baja de militancia y le ha pedido entregar el escaño ante denuncias de supuesto acoso sexual. Pujol se ha retirado sin que se haya probado su culpabilidad, pero es el tercer caso de este tipo que sacude el independentismo este 2020. El primero fue en marzo, con la caída de Alfred Bosch, que tuvo que dejar la Conselleria de Exteriores en marzo, cuando trascendió que conocía las acusaciones de acoso que pesaban contra su jefe de gabinete. Y este mismo mes se conoció la de Quim Arrufat, que dejó la CUP cuando ya se habían abierto dos expedientes por acusaciones de abuso sexual.

Tres partidos independentistas con representación parlamentaria, tres casos en ocho meses y tres carreras políticas finiquitadas. Curioso en un entorno en el que los errores no se pagan —por ejemplo, se puede declarar la independencia de Cataluña sin ni siquiera arriar la bandera española del Palau de la Generalitat pero mantener intacto todo tu crédito político—, pero en cambio los temas de índole sexual sí que implican fuertes repercusiones. Incluso sin que se llegue a probar su culpabilidad de manera fehaciente, como ha sido el caso de Eduard Pujol.

Eduard Pujol, forzado a dimitir por JxCAT por denuncias de acoso sexual

La suspensión de militancia “no presupone culpabilidad”, ha asegurado la portavoz de JxCAT, Elsa Artadi, en una sorprendente rueda de prensa. Fuentes del partido han explicado que el expediente a Eduard Pujol por las acusaciones que se le han hecho se ha abierto hoy y que por lo tanto el que se le obligue a dejar de militar es solo una medida “cautelar”. Pero lo cierto es que si se le ha obligado a dejar el escaño, mucho espacio a la presunción de inocencia no se ha otorgado en este caso concreto.

JxCAT ha preferido centrifugar el escándalo. “Nuestra línea es tolerancia cero con el acoso sexual y el machismo”, ha asegurado Artadi. Por ello, ha manifestado que han puesto el caso en manos de la Justicia y que se han dirigido a las mujeres afectadas al Institut Català de la Dona, entidad dependiente de la Generalitat, “para que las acompañe”. Elsa Artadi ha justificado la marcha de Eduard Pujol “porque el partido había de actuar” y ha restado importancia al expediente al comentar que JxCAT, formación de nueva creación, no ha redactado todavía su “protocolo sobre violencia machista”. Eduard Pujol ayer guardó silencio, lo mismo que el hombre que le fichó, el presidente del partido, Carles Puigdemont.

Lo contrario que la CUP

Mientras que JxCAT dejaba el caso fuera de su organización, la CUP ha hecho lo contrario con su escándalo, lo ha digerido hacia dentro. El exdiputado Arrufat mantiene su inocencia, pero la formación no ha explicado cómo se han cerrado sus dos expedientes. Tampoco los ha trasladado a la Justicia, pese a la gravedad, al contrario que JxCAT. Los expedientes se tramitaron en el marco de la comisión feminista de la formación. Arrufat no fue dado de baja de la militancia, tal y como marca el protocolo para las “agresiones de nivel 3”, las que incluyen violencia física. Este caso era de 2019. El anterior, del año 2014, cuando Arrufat todavía era diputado. La CUP solo reconoció los hechos cuando los desveló el diario 'Ara'.

La CUP ha evitado llevar su caso ante la Justicia, convirtiéndolo en un asunto interno; todo lo contrario de la postura externalizadora de JxCAT


La CUP no ha explicado por qué no llevó el caso ante la Justicia y como organización dejó esta cuestión en manos de las mujeres afectadas: “Nuestra práctica feminista no va en detrimento de la legitimidad de cualquier acción que la mujer quiera sacar adelante simultanea o alternativamente a la vía del protocolo de la CUP”, aseguró la formación anticapitalista en un comunicado.

ERC, la más rigurosa

En marzo, ERC se mostró mucho más rigurosa. Defenestró a Alfred Bosch como 'conseller' de Exteriores de la Generalitat por haber tolerado las actuaciones de acoso sexual de su jefe de gabinete, Carles Garcías Hernández. Bosch nunca participó en estas prácticas y seguramente en su dimisión tuvo más que ver la postura de Quim Torra, siempre deseoso de laminar a su socio de gobierno, que el rigor de la propia formación. Pero lo que pasó es que Bosch cesó en el cargo.

Pese a que Bosch había encubierto las actividades de Carles Garcías, ERC cerró el expediente interno sin sanciones, en una resolución de la comisión de garantías del partido que se tomó por unanimidad. En el expediente exculpatorio, se resalta que Bosch cesó a Garcías en enero, dos meses antes de que el caso trascendiera a los medios de comunicación. Alfred Bosch se sometió, además, a un curso de formación personal en el ámbito de la igualdad de género y la no discriminación, con el apoyo del partido y el acompañamiento de "entidades feministas legitimadas", según un comunicado de la formación. Alfred Bosch incluso compareció ante una comisión en el Parlament para dar explicaciones.

Eduard Pujol, hasta ayer portavoz adjunto de JxCAT, llegó al partido como fichaje de relumbrón antes de las elecciones que convocó el 155. Venía de haber dirigido RAC-1 para el Grupo Godó y reflejaba el sector de profesionales de éxito que en Cataluña abrazaban la causa independentista. Su marcha ha sido lejos de los focos. El partido le ha dado de baja de militancia y le ha pedido entregar el escaño ante denuncias de supuesto acoso sexual. Pujol se ha retirado sin que se haya probado su culpabilidad, pero es el tercer caso de este tipo que sacude el independentismo este 2020. El primero fue en marzo, con la caída de Alfred Bosch, que tuvo que dejar la Conselleria de Exteriores en marzo, cuando trascendió que conocía las acusaciones de acoso que pesaban contra su jefe de gabinete. Y este mismo mes se conoció la de Quim Arrufat, que dejó la CUP cuando ya se habían abierto dos expedientes por acusaciones de abuso sexual.

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