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Los secretos que se lleva Torra: de las papeletas del 1-O a fichar a sus escritores
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Un hijo ligado a los CDR

Los secretos que se lleva Torra: de las papeletas del 1-O a fichar a sus escritores

Según los miembros de la oposición, ha sido el 'president' más ineficaz que ha tenido Cataluña, de los 133 que han pasado por el puesto

Foto: Pleno del Parlament por la inhabilitación de Torra. (EFE)
Pleno del Parlament por la inhabilitación de Torra. (EFE)

El 133 presidente de la Generalitat, según el cómputo independentista, se ha ido por el desagüe de la política, cesado por los tribunales por un delito de desobediencia. El independentismo habla de represión política. Torra, en su momento, habló más claro: "Sí, he desobedecido, ¿y qué?", espetó al tribunal que le juzgaba. Ante lo hecho, pecho. Joan Coscubiela, un exdiputado y actual profesor universitario, lo expuso meridianamente claro en sus razonamientos: la condena es jurídicamente impecable, aunque se pueda rechazar políticamente. "Lo contrario sería asumir que los cargos políticos están al margen de la ley (el peligroso argumento de que la legitimidad democrática autoriza a incumplir la ley)".

Lo cierto, sin embargo, es que la Justicia ha echado del sillón de la presidencia a la Generalitat a un activista. Porque Quim Torra ya llegó diciendo que él no era el presidente legítimo, ya que ese estaba 'exiliado' en Bélgica, y nunca supo encontrar su sitio en la cúpula de la Generalitat. Además, nunca pretendió que las instituciones públicas fuesen neutrales y siempre tuvo a gala alardear de que gobernaba para los suyos, o sea, para un segmento de la población. No gestionó, porque su primer año de mandato apenas hubo actividad legislativa, y se dedicó a "hacer país", según el independentismo. "Llegó diciendo que él venía a hacer la República y que, si no, se iba para su casa. No se puede permitir a un estadista que diga eso, porque tiene que gobernar y ha de tomar decisiones aunque muchas veces no le gusten. Y, además, ha de gobernar para toda la población". Esta es la frase con la que, pese a la afinidad ideológica, un alto cargo de la Generalitat —y de la política— califica al 'president' saliente.

Foto: El expresidente de la Generalitat, Quim Torra, durante su intervención en el Parlament en el pleno específico para abordar su inhabilitación, en el que ha comparecido como invitado. (EFE)

Así las cosas, Torra se va lleno de secretos políticos y económicos. Políticos porque siempre mantuvo en la penumbra sus viajes a Bélgica, sus coqueteos y pactos en la sombra con Òmnium Cultural y la Asamblea Nacional Catalana (ANC), así como con grupos radicales como determinados dirigentes de la CUP o de los comités de defensa de la república (CDR).

Nunca pretendió que las instituciones públicas fuesen neutrales y siempre tuvo a gala alardear de que gobernaba para los suyos

Hay una anécdota que explica muy bien el contubernio independentista que Torra dejó tejer en su entorno: cuando la Justicia obligó a retirar la pancarta ilegal de la fachada de la Generalitat, tres personas que no tenían nada que ver con la Administración ni con el Govern aparecieron en el balcón del Palau para colgar otra: eran el cantautor Lluís Llach, el exdiputado de la CUP Antonio Baños y la actriz Sílvia Bel. "¿Cómo es posible que esas personas estuvieran dentro de las dependencias de la Generalitat si no eran funcionarios ni tenían cargo alguno? ¿Quién les dejó acceder al balcón de la Generalitat para colgar una pancarta? ¿Qué derecho tenían esos ciudadanos a colgar esa pancarta? ¿Es que cualquier ciudadano puede ir y colgar su reivindicación en ese balcón?", se pregunta un diputado de la oposición con mando en la plaza.

El presidente más ineficaz

Otro diputado resalta que "Torra no deja ningún legado. Ni leyes complicadas ni manera de hacer política. Intentó mucha épica, pero no hay ninguna ley o ninguna resolución reseñable durante su mandato. ¡Pero si ni siquiera iba a las reuniones! Además, nunca entró en un debate de fondo sobre ningún asunto en el Parlamento. De hecho, lo único que hizo es lo que en Cataluña se conoce como 'l’encarregat' (el encargado), que era un señor con bata azul que había en las fábricas y que actuaba siempre por mandato del amo. Aquí pasó lo mismo: Torra estaba prisionero de Waterloo y no hacía nada sin consultarlo antes".

Añade esta fuente que "solo supo dejar un puñado de palabras rimbombantes pero nada más. Perdió la oportunidad histórica de iniciar la reactivación económica de Cataluña y ni siquiera fue capaz de iniciar un diálogo con el Gobierno central y de llegar a algún acuerdo". La muestra es que en el primer año de su mandato, por ejemplo, no llegó a aprobar ni una sola ley, lo que da pie a un diputado de la oposición a afirmar que "sin duda, Torra ha sido el 'president' más ineficaz que ha tenido Cataluña".

Torra se va lleno de secretos políticos, pero también algunos económicos. Cuando ERC le propuso a Josep Bargalló como posible consejero de Enseñanza, el 'president' no lo dudó ni un instante. De hecho, ambos mantenían una estrecha relación, porque el 'president' había sido precisamente su editor. El libro 'Les set vides de Pere Romeu', de Bargalló, fue editado hace solo cuatro años por A Contravent Editors SL, la editorial propiedad de Torra. Lo verdaderamente curioso fue la manera de promocionar la obra: el entonces editor hacía que Òmnium, la entidad que él había presidido, organizase actos y tertulias para presentar novela y autor y, así, promocionarle.

placeholder El expresidente de la Generalitat, Quim Torra, recibe el aplauso del expresidente Carles Puigdemont (en la pantalla). (EFE)
El expresidente de la Generalitat, Quim Torra, recibe el aplauso del expresidente Carles Puigdemont (en la pantalla). (EFE)

Otro de sus autores, Miquel Colomer, es un independentista que abona las teorías de la conspiración. Amigo de juventud de Jordi Bilbeny, el alma del Institut Nova Històrica (INH), a quien llegó a alabar en público por los datos aportados sobre "la catalanidad de Cristóbal Colón, de Garcilaso (Galceran de Cardona) o de Cervantes (Sirvent)". Colomer es de los que creen que Castilla robó la historia a Cataluña y que hubo una 'operación de Estado' para hacer desaparecer la cultura catalana. O sea, nada nuevo bajo el sol.

Quim Torra ha sido un verdadero as del refinamiento de la utilización perversa del lenguaje en la política. Manidos son ya los tuits xenófobos e hispanófobos, así como los casposos artículos en medios independentistas que salieron de su pluma, donde calificaba como "bestias con forma humana" a quienes hablaban en castellano. Ya decía entonces que "España es un país exportador de miseria, material y espiritualmente hablando". Hay otra frase que condensa su peculiar visión del sistema: "Hemos podido superar los lemas unionistas tan pobre e intelectualmente decimonónicos como 'legalidad' o 'marco constitucional'".

El punto de inflexión

Sin embargo, lo que marcó un punto de inflexión en su activismo político desde la cúpula de la Genralitat fue su famoso 'apreteu, apreteu', dirigido a un grupo de agitadores de los CDR. Era la constatación de que el propio Govern alentaba los desórdenes callejeros para desgastar al Estado español. Pero esa arenga tenía detrás una historia sentimental: toda su familia comulga activamente en el radicalismo y la agitación de las calles.

En noviembre del año pasado, cuando media Cataluña ardía por la actividad de los CDR, el coche de su hija Carola Torra fue identificado en un dispositivo judicial que trataba de evitar el corte de las vías del AVE en Girona, una acción tradicional de los activistas más violentos. El coche no pudo ser interceptado, pero anotaron la matrícula y cuando la pasaron por la base de datos, apareció su verdadera propietaria: la hija del 'president'.

Y es que lo clandestino es una condición consustancial con la familia Torra. El 2 de septiembre de 2017, a un mes del referéndum ilegal del 1 de octubre, Torra fue uno de los visitantes de una nave donde se almacenaban clandestinamente las papeletas de votación.

Foto: Torra en la reunión semanal del gobierno catalán, el pasado 17 de septiembre. (EFE)

Aquella mañana, a la nave de la localidad de Bigues i Riells llegaron varios vehículos. Uno de ellos pertenecía a Marta Vilalta, entonces directora general de la Juventud de la Generalitat de Cataluña y hoy portavoz de ERC. En otro coche llegó un concejal de Junts pel Sí (JxS llamado Chakir El Homrani, que luego sería repescado por Quim Torra como consejero de Trabajo. También llegaron un empresario llamado Vicente Pedret y otro el coche de Carola Torra. "De este vehículo desciende un varón de unos 65 años de edad. El padre de la titular del vehículo es Joaquim Torra Pla, conocido como Quim Torra, quien el 30 de abril de 2011 fue elegido al consejo permanente de la Asamblea Nacional Catalana y también vicepresidente de Òmnium Cultural, organismo del que posteriormente ha sido también presidente. Se identifica a Joaquim Torra como el conductor de este vehículo", dice el atestado policial.

El atestado policial, elaborado tras una discreta vigilancia sobre la nave industrial señala que "tras descender de los vehículos sus respectivos conductores Vicente Pedret y Joaquim Torra, se observan salir a unas 11 personas del interior de la nave y descargan del interior de ambos vehículos cajas de cartón y lo que parecen mesas plegables y lo introducen en la nave de puertas marrones". Más adelante, el informe explica que de la actividad operativa desarrollada "se infiere que en estas naves se podría estar almacenando material relacionado con la celebración del referéndum que el Gobierno catalán pretende celebrar".

Unos días más tarde, el 20 de septiembre de ese año, la Guardia Civil registró la nave en la que había sido visto Torra llevando cajas y allí se decomisaron un total de 9.894.350 papeletas de votación para el referéndum, la mayor incautación de material realizado antes del referéndum.

Su hijo, enlace con los CDR

Otro de los hijos de Torra, Guillem, aparece en el sumario de la operación Judas, en la que se detuvieron a 9 miembros de los CDR a los que se acusa de terrorismo, fabricación y tenencia de explosivos y conspiración para causar estragos. "Con 'Gandalf' contactamos a través de Julià con el hijo, y el hijo lo que hará es gestionar una reunión parecida", explicaba uno de los detenidos a un colega suyo, según las intervenciones telefónicas de la Guardia Civil. 'Gandalf' era el nombre en clave que le daban a Quim Torra y su hijo era el enlace con el comando. La intención del grupo era tomar el Parlamento, cuando el 'president' y todo su gobierno estuviesen dentro, el mismo día en que se debía conocer la sentencia del 1-O y, a continuación, proclamar la independencia.

placeholder Los bomberos apagan el fuego durante los altercados en la concentración convocada por los Comités de Defensa de la República (CDR). (EFE)
Los bomberos apagan el fuego durante los altercados en la concentración convocada por los Comités de Defensa de la República (CDR). (EFE)

Pero no solo él o sus hijos están comprometidos con el activismo político: Ernest Morell, sobrino del 'expresident', fue detenido en enero de 2019 en una operación policial contra los CDR: había sido uno de los activistas que cortó las vías del AVE en Girona el 1 de octubre de 2018, para celebrar el aniversario del referéndum ilegal. Todo quedaba, pues, en familia.

Ahora, Sociedad Civil Catalana (SCC), la entidad antiindependentista de referencia, quiere eliminar el salario que le queda a Torra. "Torra es el político mejor pagado de España a pesar de que haya centrado su trabajo exclusivamente en dinamitar España", se quejaba la entidad constitucionalista. Porque a pesar de los lamentos contra la 'represión', Torra ha sido compensado con una paga de 122.400 euros anuales, o sea, el 80% de su salario en activo. En otras palabras, confeso y convicto, Quim Torra cobrará 10 veces más que cualquier jubilado medio español. Una generosa represalia del Estado contra el que el 'expresident' abomina.

El 133 presidente de la Generalitat, según el cómputo independentista, se ha ido por el desagüe de la política, cesado por los tribunales por un delito de desobediencia. El independentismo habla de represión política. Torra, en su momento, habló más claro: "Sí, he desobedecido, ¿y qué?", espetó al tribunal que le juzgaba. Ante lo hecho, pecho. Joan Coscubiela, un exdiputado y actual profesor universitario, lo expuso meridianamente claro en sus razonamientos: la condena es jurídicamente impecable, aunque se pueda rechazar políticamente. "Lo contrario sería asumir que los cargos políticos están al margen de la ley (el peligroso argumento de que la legitimidad democrática autoriza a incumplir la ley)".

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