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Mas, de cadáver político a Richelieu catalán: así maniobra para el pacto de Puigdemont
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Mas, de cadáver político a Richelieu catalán: así maniobra para el pacto de Puigdemont

Tras la abrupta ruptura de finales mes de junio entre Puigdemont y los suyos y el PDeCAT que preside David Bonvehí, las aguas del independentismo de derechas catalán comenzaron a agitarse

Foto: El expresidente de la Generalitat, Artur Mas, junto al presidente de la comisión de Asuntos Institucionales del Parlament, Jean Castel. (EFE)
El expresidente de la Generalitat, Artur Mas, junto al presidente de la comisión de Asuntos Institucionales del Parlament, Jean Castel. (EFE)

El expresidente catalán Artur Mas está ‘tocado’, pero no muerto. Hace un par de semanas, ofrecía una rueda de prensa en la que anunciaba que se retiraba de la primera línea política, pero hubo un lamento que no fue considerado en su dimensión: se quejaba de que no abandonaba el PDeCAT para no integrarse en un proyecto que podía llevar a la ruptura del espacio político. Pero quien quiera ver que el veterano político ha arrojado la toalla está totalmente equivocado. Desde entonces, ha sido, entre bambalinas, uno de los dirigentes políticos más activos de toda Cataluña. Lo que pasa es que no quiere que se sepa, evita que le sigan los pasos y trata de maniobrar en secreto para evitar presiones de terceros. Gracias a esa labor, su sucesor en el Palau de la Generalitat, Carles Puigdemont, limó asperezas con el PDeCAT, que hasta hace tres meses era su partido y en el que sigue militando Artur Mas.

Tras la abrupta ruptura de finales mes de junio entre Puigdemont y los suyos y el PDeCAT que preside David Bonvehí, las aguas del independentismo de derechas catalán comenzaron a agitarse: los posconvergentes debían encontrar su sitio en el espectro sociopolítico y, para colmo, emergía de la nada el nuevo Partit Nacionalista Català (PNC), liderado por otra ‘tránsfuga’ del PDeCAT, Marta Pascal. Puigdemont se iba por su lado con el activo de su nombre y de las siglas de JxCAT (cuyo litigio está en los tribunales, porque Bonvehí las reclama como suyas) y el PDeCAT se quedaba medio desarbolado y al pairo.

Foto: Marta Pascal, durante una jornada de la Asamblea Nacional del PDeCAT. (EFE) Opinión

En ese momento, Artur Mas ya intentó mediar entre PNC y PDeCAT para que llegasen a un acuerdo electoral de cara a las próximas elecciones, pero el intento fracasó: solo pudo reunirse una vez con Pascal, a la que dio algunos buenos consejos pero de la que no arrancó ni un ápice de comprensión. A Bonvehí, en esa situación, solo le quedaba encontrar a alguien con quien pactar y, vistas las bases ideológicas de su partido, solo le quedaba la salida de intentar hacer las paces con Puigdemont y JxCAT. O eso o arriesgarse a sacar cero diputados, como le vaticinaban los sondeos internos que le llegaban.

En estos momentos, el acuerdo está próximo. Varias fuentes señalan a El Confidencial que no habrá problema para que PDeCAT y JxCAT concurran juntos a las elecciones, aunque falta por atar flecos, entre ellos el peso que tendrán los posconvergentes en las listas electorales y que es la única discrepancia real que está sobre la mesa: Puigdemont ofrece 4 nombres entre los 20 primeros y Bonvehí quiere 6.

No quiere coalición JxCAT-PDeCAT

El otro problema es cómo se integrarán los posconvergentes en la legislatura. Y aquí vuelve a aflorar la figura de Artur Mas: el ‘expresident’ no quiere que se firme una coalición electoral, sino que los dirigentes del PDeCAT se integren como independientes en la candidatura de JxCAT. De ese modo, no se compromete el nombre del partido en ninguna maniobra y el partido de Bonvehí “sigue conservando su base municipal”.

En el empeño de mediación ante el fugado de Waterloo, Artur Mas contó con la inestimable colaboración de David Madí, que había sido su hombre de máxima confianza tanto en Convergència como en la Generalitat. “Madí es íntimo amigo de Jordi Sánchez, secretario general de JxCAT, y ha mediado para que este se sentara a hablar con Bonvehí con el fin de llegar a un acuerdo”, señalan a este diario dos fuentes diferentes. Madí tiene puentes tendidos con Sánchez, pero también con Waterloo, así como con la cúpula del Govern.

Artur Mas ya intentó mediar entre PNC y PDeCAT para que llegasen a un acuerdo electoral de cara a las próximas elecciones, pero el intento fracasó

Gracias a la colaboración de Madí, Jordi Sánchez se puso en contacto con Artur Mas para explicarle el posicionamiento de JxCAT, y, a principios de septiembre, le envió una carta detallando la estrategia de los partidarios de Puigdemont y estableciendo así las bases de una posible negociación. Esa comunicación significaba, de facto, aceptar el papel de Artur Mas como mediador y resaltaba a su vez el papel de Madí.

Además, como reconoce una fuente, “es la única persona en la que Artur Mas depositaría una confianza ciega, porque sabe que es leal”. Por si fuera poco, Madí conserva excelentes relaciones con círculos empresariales y financieros, lo que le puede servir a Artur Mas para presionar aún más a Waterloo a seguir sus directrices. “No es que Artur Mas no conozca a los círculos empresariales, sino que con un aliado así su influencia se multiplica. De hecho, algunos de estos círculos no se fían de Carles Puigdemont por su deriva ideológica y sus propuestas fuera de tono en muchas ocasiones. Preferirían tener a alguien más moderado en ese espectro político”, señala un antiguo dirigente del PDeCAT.

Algunos de estos círculos no se fían de Puigdemont por su deriva ideológica y sus propuestas fuera de tono

Si sus reivindicaciones son escuchadas por la cúpula de JxCat, aunque sea a instancias de Artur Mas, se podrían replantear apoyar el proyecto posconvergente”, apunta la fuente citada. Ahí es donde Artur Mas puede tener una baza insuperable que poner sobre la mesa de Puigdemont. El antiguo tándem Mas-Madí, pues, vuelve a funcionar en Cataluña, aunque esta vez a través de las tuberías de la política.

“La tesis de Mas es que no se puede romper este espacio electoral en la Generalitat, afirmación en la que no le falta razón, porque sería dejar el terreno abonado para que gane ERC. A Puigdemont también le interesa integrar a PDeCAT para no tener ese flanco descubierto y que le reste votos aunque no saque ningún escaño si se presenta. Esa circunstancia ha sido aprovechada por Mas para influir en la estrategia de Waterloo”, explica a este diario una persona que ha tratado de cerca a Mas.

Una razón de ego político

Hay también otra razón muy personal que tiene que ver con el ego político: “A Mas le gusta aparecer como el artífice de un pacto que impida la ruptura en este espacio electoral. Si se pierde ante ERC y ganan las elecciones los republicanos, su posición se vería afectada, ya que Mas perdería peso y no tendría margen de maniobra. Pero si el espacio convergente sigue dominando el espectro independentista, él estará siempre en la recámara de cualquier solución. En estos momentos, nadie sabe cuánto le durará el discurso al de Waterloo, pero si dentro de un año el suflé ha bajado aún más, Artur Mas no descarta reaparecer como el salvador de la situación y reivindicará ser el responsable de que el espacio no se quebrara, que nadie lo dude. Lo que nunca admitirá es ser un cadáver político”, añaden las fuentes.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters)

Con sus actuales maniobras, si finalmente Puigdemont realiza algunas concesiones, el PDeCAT quedaría salvado, y nadie podrá negar el papel protagonista que ha tenido Artur Mas en esta batalla, aun cuando el tema le pueda suponer a David Bonvehí otros quebraderos de cabeza. De hecho, dentro del partido posconvergente ya hay en marcha una pequeña revuelta liderada por un grupo de alcaldes que rechazan un pacto con JxCAT, ya que consideran que los fundadores de la nueva formación de Puigdemont son unos traidores y, además, les han robado la marca.

En esa estrategia anti-JxCat se ubican los alcaldes de Igualada, Marc Castells, Mollerussa, Marc Solsona, y de Calella, Montserrat Candini, aunque también se apunta a otro puñado de alcaldes que avalarían un alejamiento del partido de Puigdemont y la presentación de una candidatura en solitario con la exconsejera de Empresa, Àngels Chacón, como cabeza de lista.

El expresidente catalán Artur Mas está ‘tocado’, pero no muerto. Hace un par de semanas, ofrecía una rueda de prensa en la que anunciaba que se retiraba de la primera línea política, pero hubo un lamento que no fue considerado en su dimensión: se quejaba de que no abandonaba el PDeCAT para no integrarse en un proyecto que podía llevar a la ruptura del espacio político. Pero quien quiera ver que el veterano político ha arrojado la toalla está totalmente equivocado. Desde entonces, ha sido, entre bambalinas, uno de los dirigentes políticos más activos de toda Cataluña. Lo que pasa es que no quiere que se sepa, evita que le sigan los pasos y trata de maniobrar en secreto para evitar presiones de terceros. Gracias a esa labor, su sucesor en el Palau de la Generalitat, Carles Puigdemont, limó asperezas con el PDeCAT, que hasta hace tres meses era su partido y en el que sigue militando Artur Mas.

Carles Puigdemont Artur Mas Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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