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El independentismo prepara un ‘otoño caliente’ para recuperar terreno electoral
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EDITAN UN MANUAL DE MANIFESTACIONES POSCOVID

El independentismo prepara un ‘otoño caliente’ para recuperar terreno electoral

La intención es llegar a los comicios con la máxima tensión social y política y el potencial electorado movilizado al 100%

Foto: Protestas en Barcelona ante la inhabilitación de Torra. (EFE)
Protestas en Barcelona ante la inhabilitación de Torra. (EFE)

La inhabilitación del ‘president’ Quim Torra es el inicio de lo que en algunos círculos independentistas comienza a calificarse como un ‘otoño caliente’. A continuación, viene el aniversario del referéndum ilegal del 1 de octubre, la huelga general del 3 de octubre y la declaración de independencia del 27 de octubre. Todas estas efemérides serán celebradas por el soberanismo con manifestaciones de diferentes intensidades en las calles. Pero, además, se encuadran dentro de una larga campaña electoral que culminará, presumiblemente, a comienzos del mes de febrero con la convocatoria obligada de elecciones autonómicas.

La intención es llegar a los comicios con la máxima tensión social y política y el potencial electorado movilizado al 100%. En esa escalada, los grupos más radicales han diseñado incluso ‘uniformes’ y ‘herramientas’ para ir a las manifestaciones a reivindicar la declaración unilateral de independencia (DUI) y que se haga efectiva la proclamación de la república que solemnizó hace tres años el 'expresident' Carles Puigdemont.

Tensión en Barcelona tras la inhabilitación de Torra

El extremismo tiene la simpatía de un sector incrustado en la Administración catalana. El propio Quim Torra, en su declaración institucional antes de dejar el cargo, ya lo dijo: "Preparémonos para la ruptura democrática y desobediente". Y Albert Donaire, portavoz de Mossos per la Independència, la sectorial policial de la ANC, lo dejaba caer en un mensaje lanzado en la tarde de este lunes: “Cataluña se ha de mostrar ingobernable, fuera de sus manos”.

Torra ponía el dedo en la llaga llamando a la desobediencia tanto desde las instituciones como desde la sociedad civil, pero lo cierto es que esa es la estrategia soberanista para este otoño reivindicada por una gran parte del independentismo. Torra no está solo: JxCAT ha visto un resquicio para conseguir sacar réditos electorales y el Consell per la República, que preside el propio Carles Puigdemont, ya ha convocado multitud de concentraciones el próximo jueves con el objetivo de conmemorar el 1 de octubre y denunciar la ‘represión’ del Estado al no tener en cuenta los resultados del referéndum ilegal.

Es una estrategia radicalmente diferente que la de ERC, que quiere buscar el pacto político para arrancar parcelas de poder al Gobierno central. De ahí que los republicanos fuesen los grandes valedores de la mesa de negociación entre los gobiernos español y catalán.

Críticas de la CUP

Desde algunos segmentos del independentismo, incluidos amplios sectores de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, han pedido que las próximas sean unas “elecciones plebiscitarias”. Se trata de repetir el carácter extraordinario y rupturista que quisieron imprimir a las elecciones del 27 de septiembre de 2015 y que, al no alcanzar la mitad de los votos, no pudo provocar una ruptura. Para ello, reclaman un otoño con las calles movilizadas.

Foto: Protestas en Barcelona tras la inhabilitación de Torra. (Reuters)

Es cierto que estas elecciones llegan en un momento nefasto para el independentismo: tras ocho años tomando las calles, el cansancio comienza a hacer mella en las movilizaciones y una parte de los ciudadanos está harta de que las promesas de independencia nunca lleguen. Asisten, sin embargo, atónitos a las luchas fratricidas entre los partidos independentistas, que perviven en el tiempo gracias esas trifulcas internas. Y, para colmo, llegó la pandemia, que terminó de desmovilizar al universo separatista.

Ante esa alarmante desmovilización, ANC y Òmnium quieren forzar una estrategia única entre los grandes partidos que recoja sus consignas y sus reivindicaciones, como la de hacer efectiva la república catalana en el caso de obtener el 50% más uno de los votos en las urnas y, sobre todo, que se movilice la calle.

Foto: Personas concentradas ante la Fiscalía General de Catalunya respondiendo a una llamada de los CDR en febrero de 2019. (EFE)

La consigna es hacer sentir a los ciudadanos que la ruptura está muy cerca. El pasado viernes, el pequeño partido Endavant, que conforma el núcleo duro de la CUP, aprobó un documento en el que expone la estrategia que ha de emplear el independentismo: “La única vía hacia la independencia será mediante un conflicto político y social sostenido en el tiempo contra el Estado”, subraya en negrita. Y continúa: “La independencia solo será posible por medio de una insurrección democrática popular que invertirá las relaciones de poder y las jerarquías de clase”.

Advierte el documento de Endavant que presentar la inhabilitación de Quim Torra “como un embate judicial contra el Estado es una falacia, porque este movimiento no se encuentra dentro de una estrategia real de confrontación con el Estado, sino que responde a la necesidad de JxCAT de estirar el chicle de una estrategia que saben que no acerca la autodeterminación, pero que les reporta un rendimiento electoral”. Paralelamente, denuncia que la guerra entre JxCAT y ERC es solo “una batalla por la hegemonía electoral dentro del espacio soberanista”. La CUP, por tanto, seguirá tirando de sus fuerzas de choque, materializadas en la movilización permanente que provoque tensión social a través de sus brazos ejecutores, que son la organización juvenil Arran y los comités de defensa de la república (CDR).

El nuevo manual de manifestaciones

placeholder Pinche para leer el manual.
Pinche para leer el manual.

Los grupos extremistas no se pararán ante nada. Para la ocasión, han editado un libreto bajo el lema ‘Blanc Bloc, no-violencia defensiva’. El subtítulo es explícito: ‘La democracia nunca es simbólica. Hagamos efectiva la DUI’. La DUI es la DUI que supuestamente realizó Puigdemont en el Parlamento catalán pero que nunca se llegó a poner en práctica. Oficialmente, el manual es obra de la plataforma Cataluña Resiste, que en buena medida está controlada por miembros de los CDR.

El libreto enseña a los activistas a participar en las manifestaciones, equipándose con trajes, cascos, escudos, máscaras y protecciones corporales. Detalla los diferentes tipos de formación que han de adoptar las vanguardias de las manifestaciones para enfrentarse a la Policía y, con fotografías y gráficos, muestra cómo fabricar escudos y defensas en casa para utilizarlos luego en la calle.

Una de las novedades es el ‘uniforme de combate’. Se trata de un mono blanco: la propuesta de un traje así tiene su justificación: de esa manera, se oculta la ropa individual de cada manifestante. “Ir vestidos así nos permite distinguirnos de los viandantes. Además, crea un fuerte impacto visual cuando formamos una masa grande de ‘blanc blocs’. Una vez acabada la movilización, todos se pueden sacar el traje rápidamente y tirarlo a la basura o guardarlo”.

El manual no deja nada al azar: establece los roles a realizar por grupos especializados: el vanguardista, equipado de escudo, mantiene la línea; el ‘piña’ es el que va en segunda fila y su misión es empujar al vanguardista. Estas dos líneas deben estar preparadas para poder defender también los flancos e incluso la retaguardia. Además, está el ‘antigás’ (encargado de apagar los gases lacrimógenos, por lo que ha de llevar agua y máscara antigás), el ‘espía’, que ha de informar de la situación a través del 'mail' o del móvil, el ‘médico’ con un kit de primeros auxilios para los afectados de contusiones o por gases, el 'abanderado', que lleve un palo de la bandera retráctil, el de los ‘cánticos’, que ha de tener “capacidad pulmonar” y “valentía”, y el ‘manifestante’, que sería el gregario.

Los CDR se manifiestan en Barcelona tras la inhabilitación de Quim Torra

En la retaguardia, los activistas deben de ayudar a la vanguardia, llevar materiales (montar escudos, monos, protecciones o llevar materiales de recambio), montar obstáculos y barricadas, clavar estacas en el asfalto, mover contenedores para evitar las cargas de la Policía, neutralizar rápidamente los gases lacrimógenos y deshacer obstáculos. En este apartado, el manual recoge una manifestación de radicales ante el Parlament intentando derribar las puertas del Parque de la Ciutadella. “Con tijeras, alicates de corte o una cizalla, podemos fácilmente desatar vallas o cortar candados”, dice el pie de foto. Las herramientas indispensables de cualquier ‘blanc bloc’, detalla el manual, son un encendedor (con él se pueden quemar las bridas de las vallas policiales “sin ser un objeto comprometedor”) y cinta americana, (“necesaria en la fabricación de escudos inflables o de cartón. También la podemos utilizar para arreglar los escudos, para hacer mangos en las planchas de madera o para ponernos protecciones improvisadas”).

Para las tropas de choque, el folleto recomienda llevar chaquetas de motero, rodilleras, espinilleras para los antebrazos y protecciones de cartón o de espuma. Para ello, son buenos los “churros de piscina, colchones, alfombrillas de yoga, salvavidas, etc.”. También recomiendan cascos de moto, de la construcción o de ciclista para prevenir impactos en la cabeza. El recomendado es el de moto tipo ‘jet’, ya que “deja espacio para llevar gafas de protección y máscara de gas”. En este sentido, otro de los componentes del buen manifestante son la máscara de gas y las gafas, ya sean de protección panorámicas o de piscina.

Por último, enseña gráficamente a fabricar escudos y termina con un dibujo de un manifestante enfrentándose a un policía: “¡Sé firme! Aguanta el escudo introduciendo el brazo por los mangos para atravesar ‘no-violentamente’ las líneas policiales. Recuerda llevar protecciones y casco. Practica utilizando el escudo en formaciones por impacto visual y protección. Recuerda que estarás defendiendo la república catalana y escribiendo la historia”.

La inhabilitación del ‘president’ Quim Torra es el inicio de lo que en algunos círculos independentistas comienza a calificarse como un ‘otoño caliente’. A continuación, viene el aniversario del referéndum ilegal del 1 de octubre, la huelga general del 3 de octubre y la declaración de independencia del 27 de octubre. Todas estas efemérides serán celebradas por el soberanismo con manifestaciones de diferentes intensidades en las calles. Pero, además, se encuadran dentro de una larga campaña electoral que culminará, presumiblemente, a comienzos del mes de febrero con la convocatoria obligada de elecciones autonómicas.

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