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La voluntad de la ANC de celebrar la Diada topa con el covid-19 y el sentido común
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La Generalitat avisa de riesgo de suspensión

La voluntad de la ANC de celebrar la Diada topa con el covid-19 y el sentido común

Sant Jordi ya se suspendió y ahora los malos datos de la evolución del coronavirus en Cataluña hacen que celebrar grandes actos de masas en Barcelona parezca muy mala idea

Foto: Diada de 2019. (Reuters)
Diada de 2019. (Reuters)

Quedan dos semanas para el 11 de septiembre, para movilizar a las masas, para que la ANC se ponga a vender unas camisetas que generan millones de ingresos. Los discursos, los políticos, las soflamas. Solo que hay un pandemia mundial. Sin embargo, la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, no se arredra y sigue insistiendo en hacer una manifestación para la Diada, en la que en teoría se respetarán los dos metros de seguridad entre cada manifestante, y además diversas protestas que han resultado también polémicas, como las de rodear la UB y la UAB, por considerar ambas universidades representantes de la Administración española, y por tanto invasoras en Cataluña. Se equiparan estos claustros a la Delegación del Gobierno central. Todo muy raro, más si se tiene en cuenta cómo crecen los casos de coronavirus.

En una deriva nunca vista, ayer, la portavoz de la Generalitat y 'consellera' de la Presidència, Meritxell Budó, en una entrevista a Radio Nacional, advirtió de que la manifestación de la Diada podría suspenderse en función de la evolución del coronavirus. "Veremos en los próximos días cómo evolucionan los datos de la pandemia por si hay que tomar ciertas medidas adicionales", y advirtió de que la decisión final se tomará "en función de cómo estén los datos epidemiológicos".

Foto: Quim Torra, este lunes, durante su comparecencia. (EFE)

Mientras, Paluzie mantiene su problemática convocatoria. Problemática por la pandemia, ya que se arriesga a convertir la Diada en el 8-M de los independentistas. Problemática por la propuestas de rodear algunos de los edificios, como es el caso de las universidades. Paluzie justificó esta movilización en la Universidad de Verano de Prada: "En el momento en el que era más necesario, tenemos las dos mayores universidades catalanas, la Universitat de Barcelona y la Universitat Autònoma de Barcelona, en manos de rectorados unionistas. Esta es una lección de lo que no tenemos que permitir. No es tanto que debamos tener rectores independentistas, sino que respeten los derechos fundamentales, como el derecho de autodeterminación". El trasfondo poco democrático de estas declaraciones de alguien que además es catedrática resulta evidente.

Pero los rectorados se escogen democráticamente. Y de nuevo estamos ante una de las constantes del soberanismo catalán en esta etapa: la obsesión por copar las instituciones más diversas, ya sea el FC Barcelona o la Cámara de Comercio de Barcelona.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)

Rectificación de la Generalitat

Esta semana, la Generalitat ya tuvo que rectificar. Primero, prohibieron las reuniones de más de 10 personas para frenar el coronavirus. Luego dijeron que dicha prohibición no afectaba al derecho de manifestación, para preservar que la Diada pudiese celebrarse. Ahora, las declaraciones de Budó suponen un nuevo volantazo, ya que los datos son malos: ayer, Cataluña sumó 900 positivos más y otros 13 muertos por la enfermedad. Hay 662 ingresados, 136 de ellos en la UCI. Y la perspectiva no es que la situación pueda mejorar en las próximas dos semanas, con el fin de las vacaciones y el retorno de muchas personas al área metropolitana.

Pero nada de todo eso hace cambiar de opinión a la ANC, que mantiene una fuerte presión sobre la Generalitat y que cuenta con el apoyo de Waterloo. Se está buscando un sistema para marcar la posición de los manifestantes en el suelo y que tanto los cercos de edificios oficiales, por ejemplo, la sede de la Seguridad Social, como la marcha de la tarde, sean estáticos, con personas que estarán separadas dos metros. Hay, sin embargo, el precedente de Sant Jordi, que fue suspendido el 23 de abril y luego celebrado en una versión de mínimos el pasado mes de julio. Mantener la Diada cuando se ha suspendido Sant Jordi no tiene ningún sentido en clave catalanista.

Puigdemont y Torra están intentando crear un nuevo clima de confrontación en Madrid y en este contexto no se entendería renunciar a la Diada

Además, existen otras contradicciones. Tanto Carles Puigdemont como Quim Torra están abogando por incrementar el clima de confrontación con Madrid. Pero ello contraviene que la manifestación de la Diada no solo sea tranquila, siempre lo es, sino que se mida la participación como el termómetro de cómo está el sentimiento del independentismo.

Desde 2012

Desde 2012, la manifestación de la Diada es uno de los puntos cumbres de la actividad del soberanismo. Torra, incluso, participa, pese a ser el presidente de la Generalitat. La ANC se ve incapaz de adaptarse a esta nueva situación. Se repite, por tanto, la situación de Unidas Podemos con el 8-M o de Vox en su mitin de Vistalegre, en donde, entre otros, el dirigente Javier Ortega Smith ya presentaba síntomas de la enfermedad.

Tras ocho años marcando la política catalana, la ANC no se ve capaz de renunciar a su gran momento anual por una pandemia que en Cataluña ha costado más de 5.700 vidas. Su expresidenta Carme Forcadell está en la cárcel y en cierto modo la manifestación de la Diada es un momento para que sus seguidores se sacudan el desánimo y carguen pilas. Y no quieren, o no pueden, poner el freno.

Quedan dos semanas para el 11 de septiembre, para movilizar a las masas, para que la ANC se ponga a vender unas camisetas que generan millones de ingresos. Los discursos, los políticos, las soflamas. Solo que hay un pandemia mundial. Sin embargo, la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, no se arredra y sigue insistiendo en hacer una manifestación para la Diada, en la que en teoría se respetarán los dos metros de seguridad entre cada manifestante, y además diversas protestas que han resultado también polémicas, como las de rodear la UB y la UAB, por considerar ambas universidades representantes de la Administración española, y por tanto invasoras en Cataluña. Se equiparan estos claustros a la Delegación del Gobierno central. Todo muy raro, más si se tiene en cuenta cómo crecen los casos de coronavirus.

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