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La izquierda independentista se rebela contra Puigdemont y plantea su decálogo
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DOCUMENTO PROPUGNADO POR LOS DUROS DE LA CUP

La izquierda independentista se rebela contra Puigdemont y plantea su decálogo

Los anticapitalistas no se fían del líder de Junts per Catalunya (JxCAT) y la mayor parte de la organización rechaza alguna forma de alianza con la formación 'puigdemontista'

Foto: Miembros de la Mesa de la Izquierda Independentista durante la presentación de la campaña 'República ahora' en octubre de 2017. (EFE)
Miembros de la Mesa de la Izquierda Independentista durante la presentación de la campaña 'República ahora' en octubre de 2017. (EFE)

La opa del ‘expresident’ Carles Puigdemont a la CUP no le saldrá gratis al fugado de Waterloo. Los anticapitalistas no se fían del líder de Junts per Catalunya (JxCAT) y la mayor parte de la organización rechaza alguna forma de alianza con la formación ‘puigdemontista’, aunque haya uno de los partidos que integran la CUP, Poble Lliure, que no hace ascos a negociar algún tipo de acuerdo electoral y, de hecho, está en conversaciones con “el entorno” del fugado para sopesar la posibilidad de formar parte de su proyecto y de su incorporación a las listas de JxCAT.

Así, el pasado lunes, la CUP como organización y varios partidos y organizaciones más aprobaron un decálogo de propuestas que poner sobre la mesa para conformar una alternativa a Puigdemont, que ha llegado a comentar públicamente que su ideario asume propuestas de la izquierda independentista. Pero los que son de la izquierda genuina independentista no tragan con ruedas de molino. “La izquierda independentista tenemos claro que hay otra manera de hacer frente a la crisis. Hay otra manera de vivir. Una salida a favor de la mayoría social de los Països Catalans es posible, pero esta salida comporta transformación económica y social, profunda y necesaria. Pasamos de la crítica a la propuesta”, dice el documento.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters)

Las entidades que se reunieron este lunes fueron, además de la CUP, la organización juvenil Arran, la plataforma Alerta Solidaria, el Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC), la Coordinadora Obrera Sindical (COS) y Endavant, el pequeño partido que representa el núcleo duro de la CUP. Ni rastro de Poble Lliure, el partido mayoritario que forma parte de la formación anticapitalista y que es la más próxima a Puigdemont. De hecho, Poble Lliure está presente en la cúpula organizativa del Consell per la República (un invento de Puigdemont presidido por él mismo) y el fugado le ha ofrecido el tercer puesto en su lista para las próximas elecciones autonómicas. “Poble Lliure no forma parte de la Esquerra Independentista (EI). Este es un documento potenciado por Endavant y las organizaciones que tradicionalmente se han relacionado de manera más estrecha con esta”, dicen a El Confidencial fuentes de la CUP. O sea: que es el núcleo duro de la CUP el que le quiere poner el cascabel al gato.

Bomba contra Puigdemont

Con esta maniobra, la izquierda radical no solo sienta las bases de su ideario y de lo que será su programa electoral, sino que desautoriza a Puigdemont para presentarse como el abanderado de la izquierda soberanista. Los puntos que propone EI dejan a Puigdemont en mal lugar: frente a la política de Twitter y efectista practicada por el ‘expresident’, la auténtica izquierda separatista plantea transformaciones en el sistema e incluso se posiciona contra la continuación de Cataluña dentro de la UE.

Las propuestas no solo alejan a Puigdemont de la órbita de la izquierda, sino que suponen una barrera infranqueable para el ‘expresident’ fugado, puesto que asumen cuestiones por las que los cuadros de JxCAT no pasarán jamás. Una de estas cuestiones es la nacionalización de los sectores estratégicos y esenciales, así como de las principales empresas que proveen estos servicios (principalmente energéticas). Otro de los puntos es el planteamiento del impago de la deuda, que consideran “ilegítima”, el retorno del rescate bancario y una fiscalidad agresiva con las grandes empresas y fortunas, acompañada de la creación de una banca pública. Aunque Puigdemont sí prevé un banco central catalán, los demás puntos le ponen los pelos de punta. En este campo, mientras la izquierda radical reclama una reforma fiscal “para que paguen más impuestos los más ricos y contaminantes”, la estrategia parlamentaria

Foto: Puigdemont en el acto de presentación de Junts.

También reclama la expropiación de todos los recursos sanitarios privados. “Ninguna externalización, privatización ni repago. La salud por encima del lucro”, dice el documento firmado por las organizaciones radicales. Esta exigencia ya fue puesta de manifiesto en varias ocasiones durante esta pandemia en el Parlament por los representantes ‘cuperos’, que reclamaron siempre el control público de todos los recursos sanitarios para luchar contra la pandemia. Ese control, sin embargo, se quedaría tras la crisis sanitaria, ya que es uno de los caballos de batalla de los planteamientos de la izquierda independentista.

Otro de los puntos que reclaman es el de la reducción de la jornada laboral, la derogación de la reforma laboral y el incremento del salario mínimo interprofesional. En este segmento, una de las reivindicaciones es el aumento de las pensiones, desligadas de la cotización, juntamente con la eliminación de la brecha de género en los sueldos y el reconocimiento del alta en el sistema de la Seguridad Social de las personas trabajadoras en el hogar, con efectos retroactivos.

Foto: Manifestación para pedir la libertad de presos soberanistas. (EFE)

Expropiación del suelo y salida de la UE

La CUP no da tregua a Puigdemont y le plantea también “la prohibición de todos los desahucios, la expropiación del suelo y de los pisos en manos de grandes tenedores, bancos o fondos buitre y la regulación del precio del alquiler”. En el Parlamento catalán, JxCAT, ERC, comunes y la CUP pactaron la regulación de alquileres, pero los posconvergentes plantearon, a la hora de la verdad, algunas enmiendas para relajar la ley, ante el enfado de los otros partidos. Otro de los puntos del decálogo es la derogación de la Ley de Extranjería, el cierre de los CIE y la “regularización permanente y sin condiciones de todas las personas migradas y refugiadas”.

Evidentemente, hay algunas cuestiones en las que Junts per Catalunya y la izquierda radical podrían coincidir, como la petición de la retirada de la policía y los militares del territorio catalán. O la cobertura universal de la dependencia y el fortalecimiento de los servicios de atención domiciliaria o un plan de choque estructural contra la violencia machista. Incluso en cuestiones ecológicas, podría haber acercamiento en la implantación de un modelo agropecuario ecológico y de proximidad, aunque en este ámbito se echarían los platos a la cabeza en otras cuestiones: la paralización de grandes infraestructuras “que destruyen el territorio”, que los radicales preconizan pero que JxCAT no contempla. O la nacionalización de la industria turística “para adecuar el modelo a las necesidades laborales, sociales y medioambientales de los Països Catalans”.

Foto: Foto: Reuters.
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La guinda la pondría la última propuesta: si bien coincide con Puigdemont en reclamar la autodeterminación de los Països Catalans, difiere sobremanera en el hecho de que la izquierda independentista exige “salir de la Unión Europeapara, en definitiva, “recuperar la soberanía política y económica de todos los recursos de nuestra nación y ofrecer una vida digna a toda la población”.

“Los postulados de Puigdemont están a años luz de los nuestros -dicen a este diario fuentes de la CUP-. Nuestro proyecto es de una línea de izquierdas sin paliativos, mientras que JxCAT aglutina a la derecha, por mucho que vayan diciendo que son de centro izquierda o de izquierdas. Sabemos que está negociando con algunos sectores, pero no nos preocupa. El programa de la izquierda es lo suficientemente potente y desacomplejado como para que Puigdemont o los suyos lleguen ni siquiera a acercarse, entre otras cosas porque su programa carece de contenido social y económico y es más de lo mismo. Reclama lo que ha reclamado siempre la derecha en este país: mantener los privilegios de unos pocos y seguir dentro del mismo sistema. Nosotros, en cambio, presentamos un proyecto de país con grandes transformaciones sociales y económicas”.

La opa del ‘expresident’ Carles Puigdemont a la CUP no le saldrá gratis al fugado de Waterloo. Los anticapitalistas no se fían del líder de Junts per Catalunya (JxCAT) y la mayor parte de la organización rechaza alguna forma de alianza con la formación ‘puigdemontista’, aunque haya uno de los partidos que integran la CUP, Poble Lliure, que no hace ascos a negociar algún tipo de acuerdo electoral y, de hecho, está en conversaciones con “el entorno” del fugado para sopesar la posibilidad de formar parte de su proyecto y de su incorporación a las listas de JxCAT.

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