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Puigdemont abre ciclo político en Cataluña con su partido y el 1-O como única ideología
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PRESENTA JUNTS, EL PARTIDO DEL FUGADO

Puigdemont abre ciclo político en Cataluña con su partido y el 1-O como única ideología

El nacionalismo no rupturista responde con su propio partido liderado por Marta Pascal. Cataluña se prepara para una campaña electoral inminente si el covid lo permite

Foto: Puigdemont en el acto de presentación de Junts.
Puigdemont en el acto de presentación de Junts.

La política catalana vive un punto de inflexión este fin de semana con la creación oficial de Junts per Catalunya (JxCat) como partido político. Será una formación al servicio de su líder, Carles Puigdemont, ‘expresident’ fugado en Waterloo en previsión de unas elecciones en otoño (si el covid lo permite). En la presentación, por videoconferencia llena de iconografía independentista al servicio del líder, el expresidente ha defendido su misión: volver al referéndum ilegal del 1-O.

El nacimiento de Junts significa la ruptura definitiva de algunos exconvergentes con la tradición del nacionalismo que durante décadas gobernó en Cataluña. Por el camino se han quedado la mayor parte de los cuadros de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y se abre una nueva etapa. Laura Borràs, Xavier Trias, Jordi Sànchez, Quim Forn, Josep Rull y Jordi Turull arroparon, de una manera o de otra, el nacimiento de Junts. En el acto no hubo ninguna mención directa a ERC ni a Oriol Junqueras más allá de las apelaciones continuas a la unidad del independentismo. Borràs, diputada en el Congreso, e investigada por corrupción en el Supremo, definió el nacimiento de Junts como "el paso definitivo para vivir en la república catalana".

Junts se presenta como un magma ideológico -"nadie tiene que renunciar a su trayectoria ideológica", afirmo Toni Comín, exconsejero también fugado- alrededor del tótem del 1-O. Puigdemont lanzó su discurso de la unidad que tanto éxito le dio en 2017: "No nos sobra nadie. Nos necesitamos todos". Puigdemont contrapuso la independencia con "la dependencia de la monarquía española", a la que culpó de todos los problemas de Cataluña, hasta de los despidos de la Nissan.

Ante la previsión de unas elecciones inminentes -Torra será previsiblemente inhabilitado en septiembre-, no solo Puigdemont se mueve. El otro espectro nacioanlista considera que en Cataluña sigue existiendo un nicho político para el independentismo no radical. El PDeCAT, partido heredero de CDC y al que Puigdemont traicionó robándole incluso la marca de JxCat, seguirá existiendo, pero deberá pactar para ir a unas elecciones. La cuestión está en a quién elegirá su presidente, David Bonvehí, como compañero de viaje. Puigdemont, por su parte, continuará su camino con una formación de ideología incierta pero con muchas dosis de populismo que pretende dar el ‘sorpasso’ en las próximas elecciones catalanas.

De momento, Puigdemont ha dejado al PDeCAT en cuadro. Este partido no solo sufrió el zarpazo del fugado, sino también de sus dirigentes más moderados y no partidarios de la vía unilateral hacia la independencia, que se han comenzado a articular alrededor de las siglas del Partido Nacionalista Catalán (PNC), que lidera Marta Pascal. “Puigdemont parte con la ventaja de que controla las riendas de la Administración y las parlamentarias a través del grupo de JxCat, por lo que ha atraído a muchos cuadros del PDeCAT ofreciéndoles cargos. En cambio, el PDeCAT poco puede ofrecer más allá de algunas prebendas municipales. Y el PNC de Marta Pascal parte con la desventaja total de que no puede atraer a cuadros porque no tiene nada que ofrecer, más allá de ilusión”, explica la situación un exdirigente del PDeCAT.

Parte con la ventaja de que controla las riendas de la Administración y a de JxCat, por lo que ha atraído a muchos del PDeCAT

El ‘expresident’ fugado no formará una candidatura de JxCat, sino que hará, como siempre, una candidatura de Puigdemont: en ella dará cabida a ‘fichajes estrella’ que, bajo la excusa de presentarlos como productos de la transversalidad, lo que persigue, en realidad, es la incondicionalidad personal hacia el líder. Lo hizo en las anteriores elecciones, relegando a los candidatos del PDeCAT, que era su mano de obra de la campaña, y le salió bien, hasta el punto de que la mayor parte de los diputados no eran militantes del partido, sino fieles ‘puigdemontistas’.

A por todas pidiendo otro referéndum

El ‘expresident’, pues, quiere ir a por todas y ya se lo ha dejado claro a todos: planteará una batalla cruenta para ser la fuerza hegemónica del independentismo cueste lo que cueste. Para ello, ha ofrecido cargos a diestro y siniestro: a la CUP (en concreto, a su rama de Poble Lliure), le ofreció el tercer puesto en las listas electorales. Algunas fuentes apuntan a que también ha ofrecido el segundo puesto de la lista a la periodista Mònica Terribas, que ya ha anunciado que la próxima temporada no estará al frente del programa estrella de la radio pública: 'Els matins de Catalunya Ràdio'. Son fichajes mediáticos, que no conforman una uniformidad ideológica pero sí tienen a un efecto social y propagandístico, que es lo que necesita.

Foto: Carles Puigdemont acude al Palacio de Justicia de Bruselas, en junio. (EFE)

El elemento de batalla puesto encima de la mesa por Puigdemont para plantar cara a su peor enemigo, ERC, será la petición de un nuevo referéndum (no pactado). Es más de lo mismo. “Eso es volver a poner sobre la mesa cosas que se han demostrado un fracaso político, jurídico e institucional. El mensaje que desde prisión están lanzando los presos es nefasto. Es cierto que han sido condenados a unas penas desproporcionadas, pero los planteamientos que están lanzando no tienen nada que ver con la realidad de Cataluña. Están viviendo una asincronía con los tiempos actuales”, ironiza un dirigente moderado.

Además, es muy importante remarcar que el referéndum ha de ser “no pactado”, porque se parte de la base de que España nunca lo permitirá y de ese modo se quiere ‘vender’ a Puigdemont como el único que reclama “la libertad de Cataluña”. El objetivo de esta radicalización es comer terreno a ERC y dejar a los republicanos en evidencia y con el estigma de que son unos traidores por intentar pactar con el Gobierno español.

Foto:  Foto: @rogertorrent

Ante este despliegue estratégico, el espectro nacionalista no unilateralista se reorganiza como puede. La gran paradoja es que el PDeCAT, que es el partido del que se desgajó el PNC, esté en conversaciones con este para concurrir juntos en una lista única a las autonómicas. Pero ese mismo segmento tiene más candidatos. Por un lado, está Units per Avançar (UxA), que es el partido heredero de la antigua Unió Democràtica de Catalunya (UDC) y que en las últimas elecciones se presentó en las listas del PSC. “A Marta Pascal le gustaría formar una coalición con Units para concurrir juntos. Se trataría de la reedición de la antigua CiU, ya que el PNC es el heredero más directo de CDC y Units lo es de UDC. A Ramon Espadaler [líder de UxA), también le gustaría concurrir con el PNC, aunque también ha mantenido contactos con PDeCAT, ya que le interesa éste porque tiene los derechos electorales”, explican otras fuentes.

Los derechos electorales no sólo permiten que el partido que los tenga puede participar en todos los debates electorales de las televisiones, sino que también permite recibir fondos públicos en forma de subvenciones que son proporcionales a los diputados obtenidos en la legislatura anterior. En este sentido, ni UxA ni PNC ni JxCat tienen estos derechos: sólo los tiene el PDeCAT.

La opción de David Bonvehí

Por eso, David Bonvehí no lo tiene todo perdido: “El movimiento de Puigdemont puede ser hasta beneficioso para nosotros -señala un miembro del PDeCAT-, porque permite recomponer el espectro catalanista no unilateralista. Nos deja las manos libres para conformar una candidatura moderada”. Y otro, más contundente, subraya que “Puigdemont hace bien en desparasitar el PDeCAT y que se vaya con su carga populista a otro sitio. Además, es posible que por primera vez los resultados no sean los que se esperan” (se da a ERC ganadora en las elecciones, seguida por JxCat, que se va acercando paulatinamente).

Bonvehí, según algunas de las fuentes consultadas, tiene margen de maniobra. En este espectro político hay tres partidos que ya han iniciado maniobras de acercamiento para concurrir juntos a las elecciones: Convergents y Lliures por un lado. Ambos están formados por exconvergentes descontentos con la deriva unilateral de Puigdemont. El primero fue creado por el exconsejero Germà Gordó; el segundo, por el exconsejero Antoni Fernández Teixidó. Junto a ellos, la Lliga Democràtica, impulsada por Josep Ramon Bosch y liderada por Astrid Barrio y Sílvia Requena.

placeholder PDeCAT. (EFE)
PDeCAT. (EFE)

Estas tres fuerzas ya tienen un documento de diez puntos pactado que puede servir de plataforma de mínimos: su apuesta es rechazar la unilateralidad, pedir un federalismo plurinacional dentro de España para configurar un encaje territorial definitivo y reivindicar una financiación a medida para Cataluña. Al margen de estas tres cuestiones, plantean la priorización de medidas económicas y sociales para salir de la crisis. Los puntos programáticos de estos partidos no se diferencian mucho de los propugnados por los moderados del PDeCAT. Ni siquiera de los del PNC y de UxA.

Pero si Pascal y Espadaler se observan con la esperanza de llegar a un acuerdo sólo entre ellos, la plataforma de los tres partidos catalanistas citados podría ser el banderín de enganche de David Bonvehí para no tener que pactar con Puigdemont ni con Pascal, ya que ambos están protagonizando sendas escisiones cruentas para el PDeCAT. “No puedes confiar plenamente en quien te acaba de montar una escisión”, alertan desde dentro del PDeCAT. En las próximas semanas, pues, la política catalana puede asistir a una auténtica revolución del espectro político catalanista. Si Bonvehí se acerca a esa terna, pondrá en un compromiso al PNC, porque a UxA siempre le quedará el PSC para repetir coalición, pero a Marta Pascal sólo le queda rebajar sus pretensiones e intentar pactar con los moderados porque concurrir en solitario a unos comicios es un suicidio político.

“Marta Pascal tiene una buena línea programática, pero ha de mirar más allá de UxA. No puede cerrar la puerta a un posible pacto con más fuerzas, porque el PNC es un partido que acaba de nacer y no tiene implantación. En realidad, necesitas como mínimo un año para crear una estructura y ella lleva un mes. Si PNC y UxA pactan sólo entre ellos será un error de bulto. Pero lo importante es dejar constancia de la peligrosa deriva de Puigdemont y los suyos. Desde JxCat no se hace una oferta consistente para el país. En estos momentos, la industria está en uno de sus peores momentos, pero ellos silban y miran hacia otro lado. Y estamos de nuevo en Cataluña al borde de un nuevo confinamiento. Y ellos silbando y mirando hacia otro lado. No tienen ninguna propuesta realista, sólo propuestas a través de tuit a cada cual más esperpéntica. Las instituciones no se merecen estar bajo el mando de personas como éstas”, explican desde las fuerzas moderadas.

La política catalana vive un punto de inflexión este fin de semana con la creación oficial de Junts per Catalunya (JxCat) como partido político. Será una formación al servicio de su líder, Carles Puigdemont, ‘expresident’ fugado en Waterloo en previsión de unas elecciones en otoño (si el covid lo permite). En la presentación, por videoconferencia llena de iconografía independentista al servicio del líder, el expresidente ha defendido su misión: volver al referéndum ilegal del 1-O.

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