Un lamento recorre Barcelona: 11 escaños del nacionalismo vasco golean a los 23 del catalán

Esta semana se ha vuelto a visualizar una curiosa realidad aritmética: el nacionalismo vasco saca oro en el Congreso de la debilidad de Pedro Sánchez y en cambio en soberanismo catalán se va de vacío cuando en principio lo tenía todo a favor. Y eso pasa pese a que los partidos vascos PNV (6 diputados) y Bildu (5 escaños) suman mucho menos, 11 representantes, que los políticos independentistas: ERC (13 diputados), JxCAT (8 diputados) y CUP (2 diputados). Los catalanes les doblan en número, 23 contra 11 congresistas, pero no obtienen rédito político alguno. En cambio, los vascos, con sus elecciones autonómicas a las puertas, no dejan de sacar tajada política una y otra vez.

Así, esta semana, el PNV logró en palabras de Aitor Esteban "otro paso importante al abrir la puerta a que el estado de alarma no deba aplicarse en todo el Estado si algunos territorios superan la fase 3 y salen automáticamente de la alarma". Algo de lo que se beneficiará Euskadi antes que buena parte del resto de España Pero el golpe más espectacular fue el acuerdo de Bildu, que más allá de la polémica sobre la reforma laboral, sacaba en su punto dos a Navarra y Euskadi de la tutela de la Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera de las Administraciones Públicas; estas CCAA podrán marcar su propio techo de déficit.

"Las entidades locales, forales y autonómicas dispondrán de mayor capacidad de gasto para políticas públicas destinadas a paliar los efectos sociales originados por la crisis del covid-19. Para las entidades locales estos gastos en políticas sociales serán exceptuados del cómputo de la regla de gasto. La capacidad de endeudamiento de la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral de Navarra se establecerán exclusivamente en función de sus respectivas situaciones financieras", reza el punto 2 del acuerdo entre Bildu y el PSOE. Un punto que nadie ha discutido, centrados todos en la cuestión de la reforma laboral pero que ya le hubiera gustado lograr, no a la CUP, sino a JxCAT. Final del encuentro entre nacionalistas en el Congreso: Euskadi 10 – Cataluña 0.

Josep Sánchez Llibre actual presidente de Fomento del Trabajo, ocupó durante 28 años un puesto en el Congreso y participó en múltiples negociaciones. "Desde el respeto por el trabajo de los diputados catalanes, la diferencia es que nosotros llevábamos en nuestra sangre la defensa de la economía productiva. En la época de CiU los objetivos fundamentales iban en la dirección de defender Cataluña y la economía productiva y ahora esta bandera la han cogido los vascos. Yo siempre ánimo a nuestros diputados a defender la economía productiva".

El concepto y la coyuntura

Para el escritor Jordi Amat, "siempre ha pasado que los vascos han sacado más en Madrid que los catalanes. La disposición adicional primera de la Constitución es la que lo altera todo. Es injusto comparar la capacidad de maniobra que tienen unos y otros porque hay una anomalía fundacional. El País Vasco es el Estado auténticamente federal. El problema es que ahora los vascos ganan por goleada. Las dos fuerzas vascas sacan petróleo mientras que las fuerzas catalanas no solo no logran nada sino que van a Madrid a desgastarse los unos a los otros".

"El problema es que si sus partidos presentasen unas propuestas realistas, sería visto como una claudicación por sus votantes. JxCAT quiere una situación de bloqueo y ERC busca una negociación para cambiar la constitución del Estado, lo que a mí me parece una ingenuidad. Ni el concepto de partida ni la coyuntura de la pandemia les ayuda", apunta Amat.

La frustración se palpa, sobre todo en ERC. En una entrevista este viernes en Telecinco, Oriol Junqueras ha advertido otra vez a Sánchez de que sin mesa de diálogo en Cataluña "no hace falta que cuenten con ERC". Y Gabriel Rufián desde Twitter advertía "10 votos seguros de la derecha a cambio de más banderas o 13 votos republicanos de izquierdas a cambio de más ayudas sociales. Ese es el único dilema que hay. Quince días para escoger".

La bisagra oxidada

Para Amat, "la debilidad de la mayoría de la investidura a quien ayuda es al puigdemontismo, que siempre se ve favorecido por el caos. Hay una mayoría del independentismo que prefiere la gestión del relato que una gestión de cuestiones tangibles. Si ERC iba a ser una bisagra para resolver el conflicto, podemos decir que la bisagra se está oxidando".

La nueva política catalana en Madrid la ejemplifica la diputada republicana Montserrat Bassa: "la gobernabilidad de España me importa un comino"

En opinión de Antoni Fernández Teixidó, fundador del partido Lliures, pero que en su día encabezó el grupo del CDS en el Congreso, "los vascos acuden al Parlamento español con una intencionalidad política muy clara, y los catalanes no saben a lo que van y, por lo tanto, su papel es un papel muy menor. El catalanismo político antes tenía voluntad de ejercer de catalanista sin desdecirse de servir a los intereses a España. Cuando los diputados de la antigua CIU iban al Congreso un valor de cambio era defensa de los intereses de Cataluña y otro favorecer los intereses del conjunto de la ciudadanía española. Así se podían conseguir cosas, eso ahora no pasa".

El retrato más fiel de la nueva posición es la diputada de ERC Montserrat Bassa diciéndole a Pedro Sánchez: "me importa un comino la gobernabilidad de España". Como lamenta Fernández Teixidó, "la postura de los nuevos diputados soberanistas es: tenemos un país, queremos un Estado y estamos aquí en España de paso. Con este planteamiento es imposible obtener rendimiento político alguno. Los 21 diputados actuales son irrelevantes por su falta de intencionalidad política. Se mira por encima del hombro al resto de diputados y poco más".