Máxima tensión en el Gobierno catalán: "Torra es más un activista que un 'president'"
Ahora que Quim Torra ya ha despejado que con la crisis sanitaria encima no es hora de convocar elecciones, desde ambos partidos se prevé que las elecciones serán el año que viene
Tensiones en ruedas de prensa. Declaraciones y contradeclaraciones. Rifirrafes en las redes sociales. Aspavientos. La historia de las relaciones de Junts per Catalunya y ERC es una historia interminable de alianzas y reproches, pero sus desavenencias se han agudizado en los últimos días. El 'president' Quim Torra ha apretado el acelerador y ha hecho del enfrentamiento con Madrid su principal línea estratégica. Tanto sus iniciativas como las declaraciones y posicionamientos de dirigentes de JxCAT han envenenado las relaciones de los dos partidos independentistas en el Gobierno catalán. Gobiernan juntos, pero no se soportan. Y las zancadillas políticas son continuas.
Ahora que Quim Torra ya ha despejado que con la crisis sanitaria encima no es hora de convocar elecciones, tal y como había prometido hace unos meses, desde ambos partidos se prevé que las elecciones quedarán muy posiblemente para el año que viene, casi agotando la legislatura. "Esta será una legislatura agónica. En ese desastre, el ciudadano ve que no hay gestores y que solo hay activistas. Torra se ha puesto como objetivo contraprogramar a España y transforma en propaganda la acción política. Es ridículo", admite a El Confidencial una fuente independentista crítica con la situación.
Esta misma fuente se duele de que, en ocasiones, desde las filas de uno de los socios se apuntan responsabilidades hacia el otro y, en otras ocasiones, se asumen aciertos que son, en realidad, obra conjunta de todos. "Es deplorable el espectáculo que dan en las ruedas de prensa diarias y los piques entre los consejeros de JxCAT y de ERC", lamenta una fuente del PDeCAT. En esas comparecencias, la portavoz del Govern, Meritxell Budó, y el consejero de Interior, Miquel Buch, son posconvergentes, mientras que Alba Vergès, consejera de Salud, es de ERC. "El otro día, sin ir más lejos, mientras Buch estaba dando cifras, se veía en una ventana de la pantalla a Vergès negando todo lo que decía su colega de Gobierno. No pierden ocasión para dejarse en evidencia", añade la fuente. Y remata denostando "el control por el protagonismo que tienen los consejeros, con bailes de cifras o desautorizaciones mutuas. Es una gestión nefasta. Han creído que todo era comunicable y se han lanzado a una carrera propagandística".
Episodios de desencuentros
Uno de los episodios más paradigmáticos fue la resolución del 'president' de retirar las competencias de las residencias de ancianos al consejero de Trabajo, Chakir El Homrani, para dárselas a la consejera de Salud, Alba Vergès, también de ERC. Desde JxCAT se rehuyó en todo momento el lacerante problema del reguero de muertos en las residencias de mayores. "Lo que hizo mal El Homrani fue centrarse en la gestión de las residencias públicas, obviando que también había privadas", explica una fuente. El descontrol era tal que el propio consejero desconocía cuántas residencias de ancianos privadas estaban en marcha y, por tanto, la Administración no podía ejercer un control sobre ellas. Pero ese vacío fue aprovechado por Torra para dejar en entredicho la gestión de ERC. "Vio el hueco político para echarle la culpa a Esquerra y dejarla en mal lugar", critica una fuente cercana a ERC. Desde ERC se apunta a que el traspaso de competencias de una consejería a otra fue consensuado con los republicanos, pero reconocen que JxCAT sacó rédito político.
Otro de los episodios "lamentables" ha sido a contraprogramación del propio 'president' a la consejera de Salud, que es la cara visible de la lucha contra la pandemia. "Torra montó un comité de expertos en Presidencia, machacando así al comité de expertos que ya tenía montado Alba Vergès en el Departamento de Salud, una actuación poco elegante por parte del presidente. Además, puso al frente del mismo al epidemiólogo de moda, Oriol Mitjà, una cara que está en todas las televisiones a todas horas. Fue una jugada propagandística para robar el protagonismo a Salud y a la consejera y poner el foco en Presidencia como abanderada de la lucha contra el coronavirus", acusa un cargo de ERC.
Otro dirigente del sector crítico del PDeCAT lamenta, por su parte, que "en ocasiones, se ve claramente que anteponen la estrategia partidista a los intereses de país. Se ha visto demasiado que no saben gestionar, solo hacer propaganda. Y en estos momentos la gente no está para propaganda". Admiten, no obstante, que desde ERC se apunta a que la crisis de sanidad ha sido más profunda por los recortes históricos de CiU y desde JxCAT se pone el foco en que la falta de medios y de material, así como la gestión de la crisis, está en manos de ERC. Es un duelo de responsabilidades.
Por otro lado, la táctica de echar la culpa a Madrid ha sido una constante de JxCAT y ha contado con la crítica de ERC. "Torra ha ido a degüello con el Gobierno español, pero ha cometido muchas torpezas. Ataca las iniciativas de Madrid para justificar su inoperancia y polemizar desde un estatus de autoridad superior. Lo cierto es que echa la culpa a Madrid para no tener que asumir los fracasos de su estrategia. Pero es más un activista que un 'president' de la Generalitat", admite un dirigente de ERC que pide el anonimato.
Escalada verbal
El hecho de querer ir por delante deja estampas políticas para olvidar. "Es que cuando están en un plano teórico, lo vendes como hecho y eso provoca disfunciones. Ese tacticismo de Torra hace que ERC aplique un ejercicio milimétrico de desmarque, pero ya veremos cómo se traduce eso en las elecciones", explica un exdirigente posconvergente. "En la crisis sanitaria se ha visto el grado de propagandismo que ejerce JxCAT, porque una cosa es lo que diga y otra lo que pueda hacer", remata otra fuente de ERC.
En esta escalada, el presidente del grupo de ERC en el Parlament, Sergi Sabrià, quiso desbordar a JxCAT y, ante la decisión del Gobierno central de dejar salir a pasear a los menores (es el único que tiene competencias para decretar la medida), llamó a los ciudadanos a hacer caso solo a lo que diga la Generalitat, que no tengan miedo a ser multados y que "la UME no vendrá a detener a los padres". De hecho, la UME no detiene a nadie: solo trabaja en lo que le mandan y desinfecta espacios, por lo que su declaración tiene más de tacticismo político que de responsabilidad institucional.
El hecho no pasó desapercibido para nadie, tanto que la diputada popular Esperanza García recomendó al Govern "cambios en la política de comunicación" porque "en las crisis es cuando los gobiernos se retratan". Ante la escalada verbal de posconvergentes y republicanos por ver quién se desmarca más, pidió "respeto, empatía, confianza y trabajo desde la verdad ante el dolor y las incertezas de la ciudadanía, sin utilizar a los ciudadanos como peones de su ajedrez político y sin jugar con la salud y con la vida".
"Torra es un activista y el primero que 'vende la moto' de lo que no es", acusa un diputado de la oposición. Se vio cuando el Govern salió afirmando que hubiera decretado 15 días antes el confinamiento. "Era una mentira de libro. En primer lugar porque el secretario de Salut, el 10 de marzo, todavía decía que el coronavirus no les preocupaba. Lo que más les preocupaba en aquel momento aún era la gripe y así quedó registrado en declaraciones en televisión", añade ese diputado. El día 12, la consejera Vergès era partidaria de que tenía que celebrarse el Salón de la Educación porque no había motivo de preocupación y de que los niños tenían que confraternizar en los parques. El propio Quim Torra, recuerda Esperanza García, se refería a la crisis sanitaria como "la epidemia del miedo sin ningún tipo de sustento científico, mientras medio Govern se desplazaba el 29 de febrero a Perpiñán para asistir al mitin de Carles Puigdemont y pocas horas antes de decretarse el estado de alarma, la consejera de Presidencia y portavoz del Govern, Meritxell Budó, pasaba una 'nit d’amigues' ('noche de amigas')".
Las fatídicas frases identitarias
En medio de esa polémica, llegó la fatídica frase de Budó que aseguraba en la rueda de prensa oficial que si Cataluña fuese independiente, se habrían tomado medidas 15 días antes (lo que supone que ningún consejero hubiera asistido al mitin de Puigdemont en Perpiñán) y que "probablemente, no tendríamos ni tantos muertos ni tantos infectados". Y el presidente de la Cámara de Barcelona, Joan Canadell, sentenciaba paralelamente que "España es paro y muerte. Cataluña, vida y futuro". Dirigentes de ERC lamentaron esas expresiones, que fueron aplaudidas, por ejemplo, por Laura Borràs, líder de JxCAT en el Congreso. "No las comparto y no me escucharán nunca decir algo así", criticó Gabriel Rufián, jefe de filas republicano en el Congreso. Ese desmarque radical de Esquerra permite al partido republicano marcar un perfil propio menos extremista, más posibilista y con una mayor capacidad de diálogo que sus rivales posconvergentes.
En esta polémica también interfirió el presidente del Parlament, Roger Torrent, que advirtió este viernes de que "lo último que pide esta crisis son planteamientos nacionalistas y los independentistas hemos de huir de discursos que tienen connotaciones nacionalistas". La propia Pilar Rahola, ex-ERC y ahora alineada con Puigdemont se le lanzó al cuello: "Ahora, el presidente del Parlament se dedica a enviar dardos contra el presidente de la Cámara. ¿No tiene otra tarea?", criticaba la periodista. Al rato, apostillaba: "Pregunta tonta: ¿Roger Torrent trabaja para desconfinar Cataluña o para confinar la independencia?". Para subrayar más el posicionamiento de Torrent, cabe destacar que mientras abominaba de las posturas identitarias, Quim Torra se sometía a la sesión de control de la oposición, en la que volvió a dejar patente que si Cataluña hubiese sido independiente, habría menos muertos. La estrategia del frentismo, pues, parece funcionarle al 'president' y no está dispuesto a aparcarla.
Rufián retuiteaba también este miércoles un mensaje de hondo calado político. Era de Jordi Armadans, director de la Fundació per la Pau: "Si Cataluña fuese mejor, no se habría recortado la sanidad pública ni se habrían padecido casos de corrupción, entre muchas otras cosas. Pero la realidad es la que es. Por tanto, menos delirios de grandeza, más humildad y más respeto". La carga de profundidad reside no solo en que acababan de producirse los desafortunados comentarios de Budó y Canadell y la reiteración de Torra, sino también en que los recortes en sanidad comenzaron a aplicarse en tiempos de Artur Mas… y con el apoyo del PP, entonces su aliado.
Tensiones en ruedas de prensa. Declaraciones y contradeclaraciones. Rifirrafes en las redes sociales. Aspavientos. La historia de las relaciones de Junts per Catalunya y ERC es una historia interminable de alianzas y reproches, pero sus desavenencias se han agudizado en los últimos días. El 'president' Quim Torra ha apretado el acelerador y ha hecho del enfrentamiento con Madrid su principal línea estratégica. Tanto sus iniciativas como las declaraciones y posicionamientos de dirigentes de JxCAT han envenenado las relaciones de los dos partidos independentistas en el Gobierno catalán. Gobiernan juntos, pero no se soportan. Y las zancadillas políticas son continuas.
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