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La lucha independentista se traslada a Europa con una manifestación en enero
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La lucha independentista se traslada a Europa con una manifestación en enero

Desde hace semanas, los independentistas más radicales llevan insistiendo en que hay que afectar a la economía europea para que haya una mediación internacional

Foto: Independentistas catalanes se manifiestan ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo. (EFE)
Independentistas catalanes se manifiestan ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo. (EFE)

La presión independentista ha abierto ya definitivamente el nuevo frente europeo para presionar a España y para multiplicar la inestabilidad del Gobierno español. La sentencia del Tribunal de Justicia de la UE sobre Oriol Junqueras (reconoce que los eurodiputados son inviolables desde el momento en que son elegidos, no desde que toman posesión de su escaño) y la ampliación de ese fallo a Carles Puigdemont y a Toni Comín ha dado alas a los extremistas, que afirman que han ganado la más importante batalla de los últimos años. El tablero de juego ya no es Cataluña, sino que es Europa y de esa estrategia quieren sacar tajada los líderes soberanistas.

Bajo la lupa independentista, el nacimiento de un nuevo tablero de juego significa que se ha dado un paso más en la internacionalización del conflicto. Por eso, la 'lucha' -con todo lo que eso significa de presión- se trasladará a tierras europeas. La independencia, el referéndum y el conflicto no es algo ‘interno’ de España, sino un problema de Europa.

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Desde hace semanas, los independentistas más radicales llevan insistiendo en que hay que afectar a la economía europea para que haya una mediación internacional. Uno de los intentos de molestar a Europa fue el cierre de la frontera con Francia en La Jonquera el pasado 11 de noviembre, en una acción reivindicada por Tsunami Democràtic. Ese cierre se realizó en tierra francesa (aprovechando que aquel día era festivo en el país vecino), de donde fueron desalojados al día siguiente. Por primera vez, la protesta que molesta se llevaba fuera del territorio catalán.

El fugado Toni Comín incluso declaraba en una entrevista este lunes al diario ‘Ara’ que se tendrán que hacer cosas “duras”. Y añadía: “La independencia ‘low cost’ no existe. ¿Es suficiente el desgaste reputacional del Estado? ¿O hemos de ir también a un desgaste económico? Podría ser que tuviésemos que ser también un problema económico para Europa para acabar de ganar esta batalla”. El daño económico que se pueda hacer a la economía ya ha sido puesto encima de la mesa por las plataformas más extremistas del independentismo. Pero también es cierto que el independentismo ha pasado de aborrecer las instituciones comunitarias y de criticarlas ferozmente a ‘defenderlas’, porque ahora considera que favorecen sus intereses con fallos judiciales a su favor.

Cita en Estrasburgo

El terreno europeo es ahora, pues, el tablero donde se juega la nueva etapa del ‘procés’. Un manifiesto que comenzó a ser distribuido este fin de semana señala que el pasado 2 de julio, Puigdemont y Comín no se atrevieron a pisar Estrasburgo “por la amenaza de encarcelamiento por parte de la policía española en territorio francés”. La situación ha cambiado. “El próximo 13 de enero, volveremos a subir y llenaremos de nuevo Estrasburgo para exigir al Parlamento Europeo y a las instituciones de la UE que obliguen a España a tomar las decisiones que permitan a Oriol Junqueras asumir, sin más demora, su condición de eurodiputado. Y acompañaremos a Carles Puigdemont y a Toni Comín en su entrada en el Parlamento como eurodiputados de pleno derecho”.

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Es la primera acción de una etapa y una estrategia que va más allá. Desde el independentismo se considera que la ‘batalla de la internacionalización’ del conflicto catalán ya está ganada desde el momento en que han obligado a Europa a dictar una resolución sobre el tema. Era lo que se perseguía: llamar la atención sobre Cataluña. El propio Comín lo dejaba claro: aunque un hipotético suplicatorio ante el Parlamento Europeo salga adelante, “políticamente el debate nos va bastante más a favor que en contra. Vemos opciones de que esto sea una oportunidad para abrir un debate en el seno del Parlamento europeo sobre el caso catalán y que se convierta en un juicio al juicio del Supremo sobre el 1-O. Nos permitirá poner a la vista de las instituciones europeas que en España. Hay un problema grave con el estado de derecho”.

Ahora vendrá una segunda andanada: exigir al Parlamento Europeo “que reconozca que el derecho a la autodeterminación es un derecho fundamental de los europeos y que España ha de aceptar que es la solución al conflicto entre Cataluña y el Estado español”. De ahí que una de las consignas que incluye el manifiesto anteriormente citado sea que “persistiremos hasta que la UE obligue a España a organizar un referéndum de autodeterminación en Cataluña. ¡Ganaremos!”.

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El activismo va más allá y el entorno de Puigdemont ha movido ya otra pieza: casi 2.500 personas ya han firmado una petición en la plataforma Change.org. La recogida de firmas ha sido organizada por Maria do Carmo Marqués Pinto, integrante de la cúpula de la Crida Nacional (el juguete montado por Puigdemont para desbancar al PDeCAT), exsecretaria general del Patronat Catalunya Món (que luego pasó a llamarse Diplocat) y exdirectora general de Relaciones Exteriores de la Generalitat. Marqués había sido asesora del primer ministro de Bulgaria entre 2008 y 2009 y desde el 2018 trabaja para La Caixa.

En su petición, incluye el manifiesto citado y explica que “somos conscientes de que solo seremos libres cuando no se vulneren los derechos fundamentales y podamos ejercer de manera efectiva el derecho de autodeterminación. Queremos decidir en libertad, sin amenazas, represión y violencia nuestro futuro”. Y con una persona de la confianza de Puigdemont tras la petición, se adivina fácilmente dónde se sitúa el puente de mando de la nueva ofensiva independentista en Europa.

La presión independentista ha abierto ya definitivamente el nuevo frente europeo para presionar a España y para multiplicar la inestabilidad del Gobierno español. La sentencia del Tribunal de Justicia de la UE sobre Oriol Junqueras (reconoce que los eurodiputados son inviolables desde el momento en que son elegidos, no desde que toman posesión de su escaño) y la ampliación de ese fallo a Carles Puigdemont y a Toni Comín ha dado alas a los extremistas, que afirman que han ganado la más importante batalla de los últimos años. El tablero de juego ya no es Cataluña, sino que es Europa y de esa estrategia quieren sacar tajada los líderes soberanistas.

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