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Descomposición de ERC y JxCAT tras la sentencia que precipita el escenario electoral
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El aislado Torra sigue fiel a Puigdemont

Descomposición de ERC y JxCAT tras la sentencia que precipita el escenario electoral

Los republicanos ya están trabajando el marco de la convocatoria para no parecer los malos de la película, y en JxCAT concluyen que a lo mejor la estrategia de ganar tiempo ya no sirve

Foto: Pere Aragonès y Quim Torra (d) en el último pleno del Parlament. (EFE)
Pere Aragonès y Quim Torra (d) en el último pleno del Parlament. (EFE)

La sentencia del Tribunal Supremo sobre el 'procés' debía ser nitroglicerina para el sistema político español, según defendían las formaciones independentistas. Pero, por sorpresa, ha resultado mucho más letal para el soberanismo. ERC y JxCAT han entrado en un escenario de descomposición acelerada, de manera que Cataluña se precipita a un nuevo escenario electoral. Ayer, Quim Torra compareció a petición propia para anunciar una respuesta a la sentencia que llevaba preparando desde junio. Y su propuesta de un nuevo referéndum sentó fatal. La imagen final fue de total aislamiento, de un 'president' que ni sabe gobernar ni tiene los mínimos apoyos.

Tanto en el seno de ERC como en JxCAT hay diversas facciones en función de lo que se denomina 'el eje nacional', es decir, más o menos radicales a la hora de afrontar el independentismo. Y es imposible pactar nada. Tanto, que Torra se presentó en la Cámara con su referéndum bajo el brazo y ni ERC ni tampoco Albert Batet, de JxCAT, sabían nada al respecto.

Torra: "La respuesta es clara, se tendrán que volver a poner las urnas"

Torra es un 'president' que solo sabe apuntarse a las movilizaciones de postureo, como a la marcha del miércoles… en donde apenas caminó más allá de los minutos justos para que le grabase TV3. Luego es incapaz de controlar la calle, pero también fracasa en las sutilezas del Parlament. Ayer, todos los grupos le pidieron la dimisión, mientras que ERC daba largas para no decirle que no a su propuesta de volver al escenario de unilateralidad de 2017.

Las peticiones de elecciones fueron retóricas, porque todo el mundo sabe que lo único que le queda a Torra es la fidelidad a Carles Puigdemont, encastillado en Waterloo. En Bélgica está el botón de los comicios, así que ahora solo hace falta que Puigdemont acepte que la partida ha llegado al final. Sin el apoyo de ERC y la CUP, la propuesta de nuevo referéndum nace muerta. Y además, ayer, también perdió a los comunes, con una Jéssica Albiach como la más crítica entre una muy crítica oposición. Tanto, que hasta Alejandro Fernández (PP) pareció blando en comparación con otros como Miquel Iceta, lanzando desde la tribuna amenazas nada veladas de un nuevo 155 en Cataluña.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra (c), con los independentistas, en una de las 'marchas por la libertad'. (EFE)

El maldito relato

Así que en el espacio soberanista empieza una batalla por el relato, que se hace cansina después de tantas convocatorias electorales. En ERC ya están trabajando el marco de la convocatoria para no parecer los malos de la película. De hecho, llevan más de un mes pidiendo una convocatoria electoral que Torra niega. Pero quieren hacerlo sin que nadie los acuse de traidores.

En JxCAT, la situación es diferente. Las diversas facciones están concluyendo que ganar tiempo no es muy buena idea, ya que, con Torra al frente, más que ganarlo se pierde desde una clave electoral.

Foto: El presidente Torra (d) en el Parlament, frente a la bancada de Ciudadanos. (EFE)

La calle, fuera de control

Mientras, la calle se encuentra fuera de control. El último invento soberanista, Tsunami Democràtic, ha hecho mutis por el foro en cuanto han empezado a arder las calles. Ahora, las movilizaciones ya no están en manos de 'tietes' prejubiladas dispuestas a decir que sí a todo al Govern, como había pasado durante los últimos años. En este momento, son jóvenes, de 20, 18 años, tal vez menos. Muchos de buena familia. Sus padres los llevaron con 12 años a la primera gran manifestación de la Diada. Con 14, a votar al 9-N. Con 16, muchos durmieron en algún colegio con sus familiares para 'defender las urnas' el 1-O. Y ahora que pueden votar, salir de noche y beber cerveza legalmente, han decidido hacerlo todo a la vez y llevar a cabo por sí mismos esa revolución que hace años que les dicen que está a la vuelta de la esquina. Pero ajenos a las consignas prefabricadas desde el Palau.

Torra considera que los autores de los destrozos son ''infiltrados''

Barcelona de noche convertida en un parque temático de la revolución, mientras el 'president' Torra pide a los Mossos que se contengan. “Proporcionalidad”, “mediación”, defendió desde el Parlament. Con estos elementos, cada día que pase sin convocar elecciones la situación solo puede deteriorarse. Y en JxCAT conocen a sus votantes de toda la vida. Si la cosa se alarga, pueden acabar pidiendo que venga la Guardia Civil, como apunta una veterana fuente del PDeCAT.

La sentencia del Tribunal Supremo sobre el 'procés' debía ser nitroglicerina para el sistema político español, según defendían las formaciones independentistas. Pero, por sorpresa, ha resultado mucho más letal para el soberanismo. ERC y JxCAT han entrado en un escenario de descomposición acelerada, de manera que Cataluña se precipita a un nuevo escenario electoral. Ayer, Quim Torra compareció a petición propia para anunciar una respuesta a la sentencia que llevaba preparando desde junio. Y su propuesta de un nuevo referéndum sentó fatal. La imagen final fue de total aislamiento, de un 'president' que ni sabe gobernar ni tiene los mínimos apoyos.

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