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Quim Torra pierde el control de la calle y el caos se vuelve contra la Generalitat
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La retirada del aeropuerto salvó al Govern

Quim Torra pierde el control de la calle y el caos se vuelve contra la Generalitat

Entre hogueras, cargas y piedras lanzadas, se oían gritos de “Buch, dimisión; Buch, dimisión”, en referencia al 'conseller' de Interior, Miquel Buch. Sin querer, la Generalitat era la diana

Foto: Incidentes en la manifestación convocada por los CDR en el centro de Barcelona. (EFE)
Incidentes en la manifestación convocada por los CDR en el centro de Barcelona. (EFE)

La calle se les ha descontrolado a los independentistas en el segundo día de protestas por la sentencia del Tribunal Supremo. Con la retirada de Tsunami Democràtic, que ha asegurado que no haría nuevas convocatorias hasta que la gente se bajase una aplicación para móvil, anoche una movilización convocada por Òmnium y la ANC frente a la Delegación del Gobierno en Cataluña acabó con numerosos incidentes violentos. Los viejos lemas de 'Ni un papel en el suelo' parecieron eso, viejos, y las fuerzas policiales tuvieron que emplearse a fondo mientras se oían gritos de “Buch, dimisión; Buch, dimisión”, en referencia al 'conseller' de Interior, Miquel Buch. La protesta avivada desde la Generalitat acababa girando contra sus propios promotores, contra el Ejecutivo de Quim Torra.

Cargas policiales en el asedio a la Delegación del Gobierno en Barcelona

Lo mismo se vivió en Lleida, en Tarragona, en Girona o en el corte de la C-25. Tras dos días de calentar los ánimos y de hablar de “justicia vengativa”, los manifestantes gritaban “fuera las fuerzas de ocupación” dirigiéndose a los agentes de los Mossos que tenían enfrente. Esta vez, los manifestantes no se retiraron cuando se lo pidieron los organizadores. En el centro de Barcelona, en Mallorca, paseo de Gracia, Provença, cargas, hogueras y personas heridas: un ambiente del Ulster en los años ochenta con la Pedrera al fondo. No es lo que quería el Govern, pero en parte resultó inevitable después de la frustración generada ayer en la batalla por el aeropuerto.

A las 21,00 h. ya estaba claro que los manifestantes no iban a irse. Tres horas después el Eixample de Barcelona, era un campo de batalla entre los Mossos y los activistas que prendían fuego a barricadas con los contenedores en Passeig de Gràcia, en Aragó, en Pau Claris y en la calle Mallorca, entre otras vías principales. Mientras desde Moncloa se hacía un comunicado intentando calmar a la población, no es sólo que el president de la Generalitat no compareciera en TV3 para calmar los ánimos. Es que tres horas después no había hecho ni un tuit. Y eso que había tres detenidos.

Foto: Dos 'mossos' protegen la Delegación del Gobierno de Barcelona. (Reuters)

El pasado lunes, la convocatoria del Tsunami Democràtic, movimiento anónimo de nuevo cuño, tenía en la mano la mayor victoria del independentismo desde el 1 de octubre: lograr que AENA clausurase el aeropuerto de El Prat. Los más de 10.000 manifestantes no hubieran podido controlar la instalación ante el despliegue policial, pero hubieran podido interrumpir su operativa durante días. AENA estuvo a punto de clausurar el aeropuerto. No hizo falta, porque a las 22:00, después de una batalla de horas, el misterioso Tsunami desconvocó. Alegó en su tuit que “haremos de cada movilización una victoria”, pero lo cierto es que solo los vínculos con Waterloo y los intereses institucionales para salvar a Quim Torra podían justificar una retirada como esa. Los manifestantes, disciplinados como siempre son los militantes independentistas, se plegaron a los designios de los desconocidos convocantes. Esa disciplina acabó ayer, si bien en el aeropuerto ya se vivieron momentos de violencia que acabaron con 50 heridos, uno de los cuales perdió un ojo. Un buen preámbulo para lo de anoche.

placeholder Pinche para ver las imágenes de los disturbios en el centro de Barcelona.
Pinche para ver las imágenes de los disturbios en el centro de Barcelona.

La retirada no beneficiaba al independentismo, pero sí a Quim Torra. Ayer, el 'president' las pasó canutas durante un encuentro con la prensa internacional para no apoyar la movilización del Tsunami soberanista. Si el aeropuerto hubiese cerrado tres días, por ejemplo, su posición hubiera resultado insostenible. Hubiera colocado a Torra en una situación imposible: apoyar el cierre de una fuente de riqueza como El Prat u oponerse a los manifestantes que él mismo había animado. El abandono no le iba bien al soberanismo, pero era clave para salvar a Torra, ya que un 'president' sumiso a Waterloo es la pieza más valiosa con la que cuenta Carles Puigdemont sobre el tablero.

Origen en Waterloo

Tsunami Democràtic justifica su funcionamiento por la “represión del Gobierno español”, por lo que el liderazgo del movimiento ha tenido que pasar a la clandestinidad. Sin embargo, los vínculos con Waterloo son muchos y muy obvios. Tal y como ya desveló El Confidencial, opera con la misma empresa y en el mismo paraíso fiscal donde se aloja Defensaexili.org, la primera web que utilizó Puigdemont para recabar fondos y que incluso se dio como referencia a la UE cuando intentaron registrar CATGlobal ASBL como 'lobby' ante las autoridades europeas.

En el origen de Tsunami Democràtic, todos los caminos llevan a Waterloo, pero su manera anónima de funcionar hace difícil que controlen la calle


Fuentes del entorno de Puigdemont en Bélgica explican que el Consell per la República, en su reunión del 14 de septiembre en Waterloo, dio luz verde a la iniciativa del Tsunami, si bien eso no prueba que en este momento esté dirigido por el entorno de Puigemont. Ese día, el Consell hizo público un comunicado que anunciaba que “llamará al pueblo de Cataluña a movilizarse para acompañar la acción de las instituciones catalanas para materializar este mandato, ejerciendo los derechos civiles esenciales en un sistema democrático consolidado, así como la desobediencia civil cuando sea necesaria, siempre dentro del marco de lucha no violenta”. El instrumento de esa 'desobediencia civil' iba a ser Tsunami Democràtic, un entorno que parece superado por las protestas violentas de ayer por la noche.

Acción en el Camp Nou

Ese mismo día, el 14 de septiembre, apareció una pancarta en el Camp Nou, aprovechando el partido de liga entre el Barça y el Valencia. Era la primera acción realmente importante después de días de colgar pancartas por toda Cataluña y presentarse de manera oficial en la manifestación de la Diada, en la que desplegaron una pancarta gigante desde una de las torres venecianas de la plaza de España.

Barricadas de fuego ante el cordón policial en la Delegación del Gobierno en Barcelona

Dos semanas antes, el 2 de septiembre, Tsunami Democràtic había hecho público su primer comunicado, en el que defendía la necesidad de una “campaña constante”. El espíritu pacifista que animaba el movimiento, según los misteriosos promotores, no apareció anoche por ninguna parte. 'Els carrers seran sempre nostres'. Pero no de los 'tsunamis' prefabricados, sino de los de siempre, de la CUP.

La calle se les ha descontrolado a los independentistas en el segundo día de protestas por la sentencia del Tribunal Supremo. Con la retirada de Tsunami Democràtic, que ha asegurado que no haría nuevas convocatorias hasta que la gente se bajase una aplicación para móvil, anoche una movilización convocada por Òmnium y la ANC frente a la Delegación del Gobierno en Cataluña acabó con numerosos incidentes violentos. Los viejos lemas de 'Ni un papel en el suelo' parecieron eso, viejos, y las fuerzas policiales tuvieron que emplearse a fondo mientras se oían gritos de “Buch, dimisión; Buch, dimisión”, en referencia al 'conseller' de Interior, Miquel Buch. La protesta avivada desde la Generalitat acababa girando contra sus propios promotores, contra el Ejecutivo de Quim Torra.

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