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Tsunami Democràtic ordena ocupar el aeropuerto de Barcelona: "Todos a El Prat"
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Tsunami Democràtic ordena ocupar el aeropuerto de Barcelona: "Todos a El Prat"

La principal plataforma radical ya tiene su objetivo: las pistas de El Prat para crear el caos aéreo y aislar la Ciudad Condal

Foto: Mossos d'Esquadra y Policía Nacional se han desplegado desde primeras horas de hoy en el Aeropuerto de Barcelona. (EFE)
Mossos d'Esquadra y Policía Nacional se han desplegado desde primeras horas de hoy en el Aeropuerto de Barcelona. (EFE)

Ocupar el aeropuerto de Barcelona. Esa es la consigna lanzada por Tsunami Democràtic a la una de la tarde, la hora en la que los independentistas radicales esperaban para saber dónde debían centrar sus esfuerzos por colapsar la capital. Copiando el movimiento de protesta de Hong Kong contra el régimen chino, la principal plataforma independentista que pretende galvanizar la protesta en la calle tras la sentencia, ya tiene su objetivo: las pistas de El Prat para crear el caos aéreo y aislar la Ciudad Condal.

[¿Qué es Tsunami Democràtic?]

Tsunami Democràtic ha puesto sobre la mesa su primera "acción sorpresa": llevar a todos los concentrados en la plaza de Cataluña de Barcelona hacia el aeropuerto de Barcelona, en un intento de imitar las movilizaciones de la excolonia británica de Asia.

Foto: Imágenes de los 12 condenados por el 'procés'. (EFE)

"Hay Policía Nacional en todas las puertas y no permiten la entrada si no se lleva tarjeta de embarque", avisaba Enric, uno de los activistas ya desplazados hasta allí. Y Carla añadía su grano de arena: "En el acceso entre el parking y la Terminal 1 ya hay una cantidad reducida de gente". Otra activista arengaba: "Id en coche todos los que podáis, saturémoslo todo".

Para poder burlar los controles, tanto Tsunami como otras plataformas (incluyendo la de Poble Lliure, el mayor partido de la CUP, que ha copiado el enlace a Tsunami), distribuyeron por las redes falsas tarjetas de embarque a nombre de diferentes personas para poder justificar la presencia de los activistas en la terminal y colapsar el aeropuerto. "¿Os habéis dejado el billete de avión en casa? No os preocupéis, aquí tenéis centenares de billetes para los vuelos de hoy", dice el aviso a los activistas. La táctica está calcada de Hong Kong, aunque está prohibido llevar distintivos políticos para intentar pasar inadvertido.

En otros canales, advertían de que "para acceder al interior del aeropuerto será preciso que enseñéis la 'Boarding Pass' a los policías. Las podéis fabricar, conseguir una por Internet o incluso utilizar una antigua".

La preocupación era cómo llegar al aeropuerto. Para ello, Tsunami aconseja varios medios: llevar el coche y llenarlo de activistas; ir en moto (siempre dos personas), tomar el aerobús A1, compartir un taxi; o acercarse con la L9 a la terminal 1 y con la R2 a la terminal 2. Desde esta última, se habrá de tomar luego el 'bus lanzadera' hasta la T1, que pasa cada 25 minutos aproximadamente.

placeholder Algunas de las tarjetas de embarque falsas.
Algunas de las tarjetas de embarque falsas.

Hora de la desobediencia

"Ahora es la hora de la desobediencia". Esta ha sido la consigna más coreada del día en Cataluña. De hecho, incluso los comités de defensa de la República (CDR) la incluyeron en su primer comunicado tras conocerse la sentencia del Supremo. Su objetivo es "desafiar al régimen desde la base", bajo la premisa de que "el pueblo manda y el gobierno obedece". De ahí que los más radicales entre los radicales concluyan que "ya está bien de acatar las leyes, las sentencias y la represión. Es la hora del poder popular. Hagámonos fuertes en las calles, en las plazas, en las asambleas (…). No podemos aguantar más bajo el paraguas de un Estado represor, antidemocrático y autoritario. Ya no podemos más: es el momento de darlo todo".

Son consignas que pretenden ser mayoritarias, pero en realidad no lo son tanto. Todos los partidos, entidades y plataformas independentistas se dieron cuenta de una cosa: o hay algo sonado o mañana la reacción a la sentencia se habrá olvidado. A primera hora de la mañana, visto el poco éxito de las convocatorias presentencia, las plataformas y entidades soberanistas se abandonaron a una sola baza: los estudiantes, el último recurso para movilizar las calles. Eran los únicos capaces de hacer sentir la voz del independentismo y de crear expectativas en la calle. La inmensa mayoría de los ciudadanos estaba en el trabajo o con sus cosas.

Por eso, la principal baza del independentismo fue el Sindicat d’Estudiants. Desde esta y otras organizaciones estudiantiles se distribuyó a primera hora de la mañana un listado de las concentraciones en los diferentes centros: en total, se organizaron 28. La intención era realizar marchas hacia el centro de Barcelona. Ni siquiera sabían, a primera hora, dónde convergerían. Luego, hubo confusión sobre el lugar elegido y, finalmente, se decidió que sería la plaza de Cataluña la meta final.

Confusión en las órdenes

Paralelamente, todos los partidos y plataformas llamaron a sus activistas a “desplazarse hasta Barcelona”. La intención era una: colapsar la capital de Cataluña. En realidad, con pequeños grupos de activistas se había logrado realizar numerosos cortes de tráfico durante toda la mañana. Se trataba de cortes con pocas decenas de activistas, pero suficientes para generar caos circulatorio. Fuera de esos cortes y de algunas carreteras por toda Cataluña, poco más hubo. Después del mediodía, en una comunicación interna, una de las principales plataformas movilizadoras reconocía que el único corte de nivel que había en las carreteras eran en Vic (donde se cortó la C-17 y la C-25, dos de las principales vías del interior de Cataluña por un grupo de 1.500 personas, según los números de los soberanistas). El desconcierto generalizado, no obstante, llevó a algunos activistas a avisar a las cúpulas de sus organizaciones: "Ojo, si cortáis los accesos a Barcelona, ¿cómo queréis que lleguemos ahí?". Pregunta de una lógica aplastante.

Algunas plataformas llegaron a alertar también de que la protesta no debería concentrarse tanto en Barcelona, sino que habría que fomentarlas en los pueblos. "Esta tarde no vayas a trabajar ni abras tu tienda y súmate a alguna manifestación en tu población", pedía a última hora de esta mañana la plataforma Crides, a través de la cual se hacen los llamamientos a las movilizaciones. Los Ayuntamientos en los que gobierna la CUP fueron los únicos que suspendieron la actividad institucional "ante la excepcionalidad del momento". Aparte de eso, mucho aspaviento y pose para la foto de rigor.

Las instituciones catalanas ya han ido calentando el terreno la última semana para tomar el control de la situación. Lo último que querría es, como el 1 de octubre del 2017, que la calle asuma el poder de convocatoria. Si en aquella ocasión fueron los CDR quienes llevaron la voz cantante, ahora quieren ser los grandes partidos los que dominen la situación. "La desobediencia civil, por definición no violenta, es una herramienta que será preciso utilizar de manera intermitente pero sostenida en el tiempo. Sumar victorias para acumular fuerza. Solo así podremos desgastar al Estadio", avisaba una plataforma soberanista al servicio de uno de los grandes partidos. "La desobediencia civil no busca crear un conflicto, sino que busca solucionarlo. Por eso será largo y es necesario ser conscientes: la respuesta a la sentencia puede durar meses o años. Y dependerá de la fuerza que seamos capaces de acumular". Luego, remata el aviso diciendo que "este ciclo que ahora comienza ha de servir para cambiar el marco y contribuir a hacer posible una solución política que permitirá solucionar el conflicto: el ejercicio del derecho a la autodeterminación".

Ocupar el aeropuerto de Barcelona. Esa es la consigna lanzada por Tsunami Democràtic a la una de la tarde, la hora en la que los independentistas radicales esperaban para saber dónde debían centrar sus esfuerzos por colapsar la capital. Copiando el movimiento de protesta de Hong Kong contra el régimen chino, la principal plataforma independentista que pretende galvanizar la protesta en la calle tras la sentencia, ya tiene su objetivo: las pistas de El Prat para crear el caos aéreo y aislar la Ciudad Condal.

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