La Generalitat vuelve a colgar una pancarta tras retirar la del apoyo a los presos

La Generalitat ha vuelto a colgar este viernes a las 18.00 una pancarta en su fachada con el lema 'Libertad de opinión y expresión. Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos' después de haber retirado la que estaba colgada con un lazo amarillo y que pedía la libertad de los "presos políticos y exiliados". Los encargados de colgar la cartela han sido los exdiputados Antonio Baños, Lluis Llach, la actriz Silvia Bel y la activista Teresa Casals.

Se ha repetido prácticamente la misma secuencia del pasado marzo, cuando Torra retiró, fuera del plazo marcado por la Junta Electoral Central, la pancarta de los "presos políticos y exiliados" y la sustituyó por otra como la exhibida este viernes, con la referencia a la libertad de expresión y opinión.

Con estos movimientos se han puesto de manifiesto las dos caras de Quim Torra en menos de 24 horas. Este jueves el presidente catalán impulsaba una propuesta de resolución en el Parlament para avalar la desobediencia institucional. Este viernes retiraba la pancarta de la fachada del Palau de la Generalitat, tal y como le estaba pidiendo el Tribunal Superior de Justicia de la Catalunya (TSJC). Todo muy extraño. O muy normal, según como se mire. Dos operarios retiraron la pancarta. Torra había presentado un recurso que fue desestimado por la sala. Horas después se volvía a colgar esta nueva pancarta en la que simplemente se alude a la libertad de opinión y expresión.

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Si el jueves en el Parlament, Torra parecía el hombre que iba a dinamitar un polvorín; este viernes cuando la responsabilidad era suya y sólo suya, se ha plegado a los designios de esa justicia que hace dos días mismo desacreditaba el propio 'president' acusándola de hacer montajes, a cuenta de la detención de los siete miembros de los CDR acusados de terrorismo.

Es verdad que Quim Torra ha aguantado hasta el final. También es cierto que desde el miércoles, y sin decir nada, las 'consellerias' gobernadas por ERC ya habían retirado los lazos aprovechando que el foco mediático se encontraba puesto en las detenciones de los CDR. Los republicanos no querían arriesgar una inhabilitación más entre sus filas a las puertas de unas elecciones y con el riesgo de que caiga un avance electoral en Cataluña.

Al final, la presión, sobre todo la electoral, pudo sobre Torra que ha sido incapaz de mantener el embate que él mismo lleva días atizando, desde que empezó a descalificar las detenciones sin tener mayor información sobre ellas.

En el fondo se ve la desorientación del independentismo, que utilizando una frase en catalán “vol i dol”, que podría traducirse coloquialmente en algo así como “en misa y repicando”. Ayer, en todo, caso, punto para Torra. Ha conseguido arrastrar a ERC al terreno del activismo, el que más domina. Pero, eso sí, sin que el 'president' arriesgue nada suyo.

Con la retirada del lazo, Torra se ahorra un frente en un momento de gran tensión política en Cataluña. Ya lo hizo antes de las últimas elecciones. Fue haciendo declaraciones incendiarias y luego retiró la pancarta. Se ha repetido lo ya vivido en marzo de 2019. La inhabilitación de Torra no será por estos hechos sino por los de entonces y tendrá que esperar a mayo del año que viene, según apuntan fuentes judiciales.