ERC inaugura un 'museo de la corrupción' a las puertas del despacho de Artur Mas

Dice el refrán que no se puede mentar la soga en casa del ahorcado, pero en Cataluña, las cosas son distintas. Solo así se comprende que el propio expresidente de la Generalitat Artur Mas tenga que enfrentarse a una dura realidad cada vez que sale de su despacho oficial del Palau Robert (vitalicio y a cargo del erario público), en pleno paseo de Gracia de Barcelona: le han montado en una de las salas del palacete una exposición sobre la corrupción, en la que su partido y cargos del mismo son los protagonistas indiscutibles.

La exposición está organizada por Vicepresidencia del Govern, en manos de Pere Aragonès, actual líder de ERC, y comisariada por David Vidal Castell, periodista y profesor de la UAB. Allí campan a sus anchas sangrantes titulares sobre la corrupción con el listado de denunciantes de los mayores casos de los últimos años y encuestas que tratan de que el visitante tome conciencia de sus propias contradicciones ante la corrupción.

Un mural con seis sonados casos simula cajas de seguridad de un banco, pero cada una hace referencia a un escándalo político-económico catalán. Es el peculiar 'calendario de adviento' de la corrupción catalana. Al ser abiertas las cajas, muestran al público una fotografía de los principales encausados y una sucinta información sobre los delitos cometidos, los nombres de los condenados y las penas.

De las seis cajas, cinco hacen referencia a CiU: son los casos Turismo, Treball, Pretoria, Palau y 3% e ITV. Curiosamente, ni una línea sobre el caso Pujol. A pesar de esta chocante ausencia, los organizadores acusan a España de acaparar un tercio de la corrupción de toda Europa.

El Estado más corrupto de Europa

“El FMI estima el coste de los sobornos en un 2% del PIB mundial. La UE cifra en 120.000 millones de euros cada año el daño causado por la corrupción. Un tercio de esta cifra la provoca el Estado español, uno de los más corruptos del continente, si nos fijamos en los datos de percepción. Por el contrario, la mejora de la calidad institucional, ligada a la reducción de la corrupción, mejoraría el PIB a largo plazo en un 16%”, dice un texto ubicado junto a las ‘cajas de seguridad’. Al lado del texto, no obstante, solo ubican los casos sonados que ocurrieron en Cataluña y que, casi en su totalidad, afectan a los convergentes, uno de cuyos líderes tiene despacho arriba.

Bajo el lema ‘¡Corrupción! Revuelta ética’, los dirigentes de ERC pusieron como excusa para la muestra la celebración del décimo aniversario de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC). Según vicepresidencia, la exposición trata de “incentivar la reflexión sobre este fenómeno y su importancia en la construcción de una democracia avanzada, pero también quiere provocar una reflexión personal sobre los ámbitos en que la actitud personal del visitante podría modificar y mejorar los sistemas corruptos a pequeña escala”.

En la muestra, tiene un lugar de honor una gigantesca foto de Hervé Falciani, el empleado del HSBC que hizo pública la lista de defraudadores europeos en este banco: 130.000 evasores que quedaron al descubierto. Falciani se refugió en España, que denegó su extradición a Suiza. El texto que acompaña la fotografía señala que el exbancario “está reclamado por la Justicia suiza por vulnerar el secreto bancario y colabora con diversas oficinas antifraude del Estado español, así como con otras instancias sociales, económicas y políticas. El TC avaló recientemente la lista Falciani como prueba contra los defraudadores”.

En una esquina, tras un visillo, se enumeran otras “personas alertadoras”, una “pieza clave en la lucha contra la corrupción”. En esta galería de la fama, tienen cabida Montserrat Gasull, que denunció el caso 3%, que todavía no ha sido juzgado y está en caso de instrucción y en cuya cúspide sitúa la Guardia Civil al propio Artur Mas; Azahara Peralta, que denunció el caso Acuamed; Luis Gonzalo Segura, que denunció la “corrupción en el Ejército español”; Roberto Macías, alertador del fraude en la formación de la UGT andaluza, y Carme García, que denunció el caso Mercurio.

Un pequeño espacio hace las veces de cine. Lleva el nombre de Cinema Corleone, con evidentes connotaciones mafiosas. En él, hay espacio para seis personas sentadas y algunas más de pie. Allí se reproducen sin cesar viñetas humorísticas sobre la corrupción, gags y 'sketches' de ‘Polonia’, el popular programa de TV3 en el que se parodia la realidad. Y en él tienen un papel destacado tanto un Toni Albà caracterizado de Juan Carlos I que hace una parodia de Gene Kelly en ‘Cantando bajo la lluvia', como el propio Artur Mas entrando en su despacho y sorteando montañas en sus alfombras, que esconden debajo la corrupción política.

Un desconcertante óscar a la corrupción

En la entrega de los óscares a la corrupción, el premio al mejor actor de comedia se lo lleva… Josep Antoni Duran i Lleida, el gran enemigo de los convergentes de pro (no hay que olvidar quién confecciona los guiones de ‘Polonia’); el premio al actor de reparto, Luis Bárcenas, y el premio a la mejor trayectoria, Fèlix Millet, financiador de la Convergència de Mas y condenado expresidente del Palau de la Música. El 'sketch' permite, eso sí, disfrutar de una monumental juerga entre estos dos últimos.

A la inauguración de la exposición asistieron el vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, el secretario de Difusión y Atención Ciudadana, Miquel Gamisans, y el director general de Difusión, Jordi del Río. Nadie del otro lado del Govern. O sea, nadie vinculado a CiU o PDeCAT. Unas chirriantes ausencias, aunque tanto Quim Torra como sus consejeros posconvergentes tienen todavía la oportunidad de reencontrarse con sus fantasmas, porque la exposición se mantendrá abierta al público hasta el próximo 24 de noviembre. De lo que no hay duda es de que Artur Mas tendrá que pasar toda la campaña electoral mirando de reojo la exposición que le recuerda la corrupción convergente a las mismas puertas de su despacho.