Mas se reunirá con Puigdemont para pactar enterrar la Crida y apostar por JxCAT
Mas sabe que si JxCAT ha de tener un futuro, necesita más: que funcione como un verdadero partido político y que las listas no se cierren por los caprichos de Puigdemont
La Crida ha muerto, viva JxCAT. Este sería el resumen de la agenda de la reunión que mantendrán en Waterloo (Bélgica) el ‘expresident’ Artur Mas y Carles Puigdemont a finales de esta semana, según han confirmado fuentes del PDeCAT y del resto de siglas implicadas en la operación para reordenar el soberanismo posconvergente tras su debacle en las municipales, donde perdió 1.000 concejales. El objetivo: agrupar las fuerzas supervivientes bajo el paraguas de JxCAT y dejar al margen el experimento populista de la Crida, que para algunos de sus principales impulsores, como el ideólogo e historiador Agustí Colomines, ya estaría muerta, pero tanto en el entorno de Puigdemont como en el de Artur Mas prefieren otra palabra: ‘hibernación’.
Bajo estas premisas, Artur Mas viajará a Waterloo con el objetivo de que JxCAT sea el verdadero paraguas del independentismo. No de todo, solo del que viene de Jordi Pujol. Para ello, hace falta un pacto entre la vieja guardia que representa el propio Mas, quien ni siquiera llegó a apuntarse a la Crida, algo que también evitaron otros históricos del partido como Felip Puig, y el ‘expresident’ fugado, el mayor exponente de la rama exaltada del movimiento marcado por el fracaso de octubre de 2017.
Como ha adelantado el ‘Ara’, este acuerdo ya se dibujó en el pacto firmado entre el presidente del PDeCAT, David Bonvehí, y el presidente de JxCAT, Jordi Sànchez, con lo que ninguno de los dos puede utilizar la marca electoral de JxCAT sin el permiso del otro y la creación de un comité de crisis paritario para solventar disputas que puedan ir surgiendo.
Pero Artur Mas sabe que si JxCAT ha de tener un futuro, necesita más: que funcione como un verdadero partido político, que las listas electorales no se cierren en función de los caprichos de Puigdemont y que la nueva formación tenga tiempo suficiente para organizarse, según apuntan fuentes cercanas al ‘expresident’.
Aquí se llega al primer punto de acuerdo entre Artur Mas y Puigdemont: si se precisa tiempo, se descarta ir a elecciones. Por lo tanto, una de las claves es que el actual ‘president’ de la Generalitat, Quim Torra, no convoque comicios adelantados. Por lo menos, JxCAT necesita un año para esta nueva puesta a punto. JxCAT ya está registrado como partido político desde julio de 2018. Ahora solo le falta funcionar como tal, y para ello precisa de tiempo. Por eso, desde hace unas semanas, todos los tertulianos cercanos a la Generalitat ya están deslizando la idea de que un avance electoral no sería la respuesta adecuada en caso de que no guste la sentencia del Tribunal Supremo, en donde se juzga a buena parte de los líderes independentistas.
La ‘casa gran’ se reduce
El segundo punto de coincidencia entre ambos es que JxCAT se ha de convertir en la nueva ‘casa gran del catalanisme’, el proyecto que impulsaba Artur Mas en 2007. Ahora, la ‘casa gran’, casa grande, será bastante más pequeña que hace una década. Para empezar, dejará fuera a ERC, que ha salido muy reforzada de las municipales tras controlar alcaldías como Tarragona y Lleida. Eso supone orillar a la Crida. Tampoco tendrá cabida el ‘grauperisme’, las candidaturas radicales lanzadas por la ANC y avaladas por Puigdemont. Artur Mas se conformaría con que en JxCAT tuviesen cabida desde el soberanismo de Puigdemont al de la senadora Marta Pascal. Por tanto, la Crida quedaría aparcada a la espera de tiempos mejores.
Puigdemont tomó el control absoluto en las pasadas generales y europeas
En donde no hay acuerdo es en la confección de las listas. Puigdemont tomó el control absoluto en las pasadas generales y europeas: colocó en el Congreso a su abogado, Jaume Alonso Cuevillas; en el Senado, a su amigo Josep Maria Matamala, y él mismo se autoproclamó candidato a las europeas, donde logró un gran resultado. Ahora, Artur Mas quiere evitar que algo así pueda repetirse.
Fuentes de JxCAT aventuran que Puigdemont le contestará que sí, que sí, tal y como viene haciendo con todos los que le visitan en Waterloo: les dice justo lo que quieren oír, pero luego hace lo que más le conviene.
Candidatas con Torra amortizado
Quim Torra se da por amortizado. Y más cuando ahora no le quedará más remedio que acatar la sentencia del Tribunal Supremo. Bonvehí quiere que la candidata a la Generalitat sea la ‘consellera’ de Empresa i Coneixement, Àngels Chacón. Pero Puigdemont tiene ideas más radicales, según apuntan fuentes de su entorno en Waterloo. Su apuesta para presidir la Generalitat pasa por la ‘exconsellera’ de Cultura Laura Borràs, quien ya sonó para este cargo antes que Torra. Borràs encabeza ahora el grupo de JxCAT en el Congreso, pero ni siquiera ha podido lograr grupo parlamentario, y con siete escaños su irrelevancia aritmética facilitaría un regreso de Borràs a la capital catalana.
Lo que podría malograr el pacto es ERC. Si los republicanos rompen el Gobierno de la Generalitat, Torra se vería obligado a convocar elecciones autonómicas y JxCAT debería acudir en mantillas a sus comicios más estratégicos.
La Crida ha muerto, viva JxCAT. Este sería el resumen de la agenda de la reunión que mantendrán en Waterloo (Bélgica) el ‘expresident’ Artur Mas y Carles Puigdemont a finales de esta semana, según han confirmado fuentes del PDeCAT y del resto de siglas implicadas en la operación para reordenar el soberanismo posconvergente tras su debacle en las municipales, donde perdió 1.000 concejales. El objetivo: agrupar las fuerzas supervivientes bajo el paraguas de JxCAT y dejar al margen el experimento populista de la Crida, que para algunos de sus principales impulsores, como el ideólogo e historiador Agustí Colomines, ya estaría muerta, pero tanto en el entorno de Puigdemont como en el de Artur Mas prefieren otra palabra: ‘hibernación’.
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