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Núria de Gispert, la madrastra de Cataluña que llama 'cerdos' a sus rivales
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UNA EXPRESIDENTA MUY POLÉMICA

Núria de Gispert, la madrastra de Cataluña que llama 'cerdos' a sus rivales

La radicalización sufrida en su ideología durante los últimos años la ha llevado a estar casi permanentemente en la prensa por escándalos relacionados con su dureza catalanista

Foto: La expresidenta del Parlamento de Cataluña Núria de Gispert. (EFE)
La expresidenta del Parlamento de Cataluña Núria de Gispert. (EFE)

Ser radical (independentista) en Cataluña tiene premio. Y cuanto más radical, mayor premio. La expresidenta del Parlamento catalán Núria de Gispert es un buen ejemplo de ello. Militante de la extinta Unió Democràtica (UDC) hasta 2015, la radicalización sufrida en su ideología durante los últimos años la ha llevado a estar casi permanentemente en la prensa por escándalos relacionados con su dureza catalanista, revestida en muchas ocasiones de tintes xenófobos y supremacistas.

La última fue el reenvío de un tuit en el que, con una imagen de un gorrino, se decía: "Girauta, a Toledo; Arrimadas, a Madrid; Millo, a Andalucía; Dolors Montserrat, a la UE. Cataluña aumenta sus exportaciones”. Firmaba el cartel la Asociación Catalana de Productores de Porcino (Porcat), con la silueta de un cerdo.

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La expresidenta del Parlament, de verbo fácil y pronto irresponsable, no dudó en relanzar el mensaje con consignas y cartel incluidos. Perdió una ocasión de oro para callarse. Ella y Cataluña hubiesen ganado más. Quizá todos los ciudadanos, y la clase política esencialmente, hubiesen ganado más. Las comparaciones, sobre todo las comparaciones efectuadas con epítetos denigrantes e insultantes, no son nunca buenas. Pero si provienen de alguien que ha sido una autoridad, es para echarse a temblar.

Núria de Gispert borra el tuit donde llama "cerdos" a Arrimadas y a Girauta

Poco después, ante el revuelo generado, De Gispert retiró el tuit. “Nunca he querido llamar cerdo a nadie. Me duele que haya mucha gente que haya querido verlo así. La composición a la que se hace referencia no es mía”. Pero el mal ya estaba hecho, una vez más. La primera mujer en presidir la Cámara legislativa catalana, que se atrevió a posar para ‘El País’ en 2011 con un disfraz de hada madrina, se ha convertido ahora en madrastra. Nada que ver con aquella señora que soñaba con llegar a hacer cosas imposibles. Ahora las hace, pero las hace feas.

“Es muy poco seria. Y muy poco institucional. Lo que ha hecho es la demostración de la fractura social que genera el independentismo en Cataluña”, dice a El Confidencial un diputado del Parlamento catalán. Y otro destaca una verdad molesta para el soberanismo: “El que toda una presidenta del Parlament se convierta en una 'hooligan' no es normal. Eso quiere decir que algo no funciona en la sociedad catalana”.

Un salto hacia el radicalismo

“No tiene perdón de Dios”, ironiza un diputado de la oposición haciendo referencia a sus raíces democristianas. Y otro resalta que, para más inri, es “la presidenta de la Asociación de Antiguos Diputados”. Explica, no obstante, que desde 2010 a 2012 fue una presidenta del Parlament “muy correcta en la gestión del debate”. A partir de 2012 (estuvo hasta 2015), las cosas cambiaron y “se volvió más radical a la hora de programar tiempos y palabras”. También subrayan que “no tenía ni idea de ejercer. No se conocía el reglamento y vivía siempre muy pendiente de los letrados de la Cámara”.

La primera mujer en presidir la Cámara legislativa catalana, que se atrevió a posar con un disfraz de hada madrina, se ha convertido ahora en madrastra

Juan Carlos Girauta, uno de los objetivos de las chanzas de De Gispert, le respondió: “Nos considera cerdos y sin duda nos sacrificaría como tales. Cosas que el nacionalismo hace en las mentes más débiles. Por fuerza nos encontraremos. No hablo de esta lerda, sino del canalla que lo jodió todo: Artur Mas”. Inés Arrimadas, otra de las insultadas, recordó: “Esta señora me ha ‘echado’ de Cataluña varias veces por no nacer aquí y ha insultado a otros líderes políticos. El nacionalismo premia a xenófobos haciéndoles presidentes de la Generalitat o dándoles la Cruz de Sant Jordi”.

A la líder de Cs en Cataluña ya la había invitado a irse de esta comunidad a su tierra, Andalucía. “La diputada Inés Arrimadas es una inepta e ignorante. No sabe nada de economía, no sabe de inversiones, no sabe de nada. Y siempre hace el mismo discurso derrotista. ¡Se debe de sentir muy mal en Cataluña! ¡Debe añorar su pueblo! ¿Quién la obliga a estar aquí?”. En otra ocasión, ante las críticas de la ‘ciudadana’ que decía que “Cataluña no puede permitirse cuatro años más de ‘procés”, la expresidenta del Parlament fue más airada: “¿Por qué no vuelves a Cádiz?”, le espetó.

De los socialistas, dijo “me dan asco”, y a su excompañero de filas y exconsejero de Interior Ramon Espadaler lo tildó de ‘botifler’ (traidor) y de “colaborador necesario en el 9-N”. Su incontinencia verbal hizo que perdiese uno de sus ‘momios’: tuvo que dejar el cargo de defensora del mutualista en Alter Mutua por la mala imagen que proyectaba de la empresa y las protestas de los socios. Y en el propio Parlament que ella había presidido, fue reprobada. Votaron en contra de esa reprobación JxCAT y ERC, pero la abstención de la CUP permitió que toda la oposición aprobase una resolución lamentando la verborrea de la política soberanista.

La CUP como aliada

El 2 de noviembre de 2017, sus dardos se dirigían a la Audiencia Nacional: “Sois unos canallas de la extrema derecha, habéis hecho un juicio sumarísimo al Gobierno legítimo de Cataluña. Sois ruines”, lanzaba por las redes sociales. Más de un millar de retuits y millar y medio de ‘likes’ evidencian que no está sola en la cruzada hispanófoba. Lo curioso es que, en esa ocasión, a Núria de Gispert, una digna representante de la derecha catalanista más reaccionaria, la salió a defender con peto y lanza un izquierdista como el exdiputado de la CUP David Fernández: tras una crítica del portavoz de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, el ‘cupero’ tuiteó: “Llamar fanática a la expresidenta De Gispert es fanatismo absoluto, virulencia semiótica y sectarismo ultramontano malcarado. Amén”. Entre fanáticos, pues, anda el juego. La política catalana vista a través de Munch.

El propio Carrizosa dijo este jueves: “El nacionalismo excluyente denigra nuestras instituciones hasta el punto delirante de concederle la Cruz de Sant Jordi a esta xenófoba, supremacista y racista. Es vergonzoso que la misma persona que llama cerdos a los constitucionalistas pueda recibir algún tipo de premio”.

El ‘president’ Torra, cuyos escritos de opinión no diferían mucho de las opiniones vertidas por De Gispert, ya ha zanjado el asunto

También se refirió a la polémica Manuel Valls, candidato de Ciudadanos a la alcaldía de Barcelona. “Gran parte del separatismo lleva ese olor, ese color. Es el olor y el color del supremacismo y el racismo”, afirmó el cabeza de lista municipal por Barcelona.

Quien le dio la distinción, sin embargo, no piensa lo mismo. El ‘president’, Quim Torra, cuyos escritos de opinión no diferían mucho de las opiniones vertidas por De Gispert, ya ha zanjado el asunto. “Me he enterado mientras viajaba. Se ha retirado el tuit. La Creu de Sant Jordi premia una trayectoria. Doy esta polémica por zanjada”, aseguró el mandatario. Entre bomberos, no se pisan la manguera.

Pero ello no quita para que las polémicas de De Gispert sean legendarias. Hace pocos meses, se reía de Extremadura: “No quería asumir la gestión de la salud ni de la educación: ¡era mucho trabajo!”, decía. Y, tras decir que Madrid obligó a los extremeños a esa responsabilidad cuando Cataluña ya la tenía desde 1981, apostillaba: “Otra gran diferencia de quién se cree una nación y quién una provincia”. Guillermo Fernández Vara fue directo a la yugular: “¿Se puede ser más necia? No nos ofende, solo nos reafirma en nuestros valores. Resulta patético escuchar y leer tantas tonterías juntas, tantas mentiras y tanta estupidez acumulada”, le respondió el presidente extremeño.

Boicot por una noticia falsa

A la socialista Carme Chacón le echó en cara que criticase (muy educadamente) a Artur Mas. “¿Cuántos electores han votado vuestro pseudofederalismo? Vuelve a Miami, estabas muy bien”, le recriminó la democristiana. En noviembre de 2017, junto con otros ‘hiperventilados’ soberanistas, quiso iniciar una campaña contra Vueling porque, supuestamente, había expulsado a dos señoras por hablar catalán. Era una noticia ‘fake’, pero a ella le daba lo mismo. “Boicot a Vueling, ¡ya!”, escribió, jaleando al entonces diputado de la CUP Antonio Baños, partidario también de castigos ejemplares contra la compañía a raíz de la noticia falsa.

Ya fue reprobada por el Parlament por sus reiterados comentarios públicos vejatorios y excluyentes contra determinados diputados

Este jueves, el PSC llevó al Parlament una propuesta de resolución en la que pide que se le retire la Creu de Sant Jordi. Recuerdan los socialistas que De Gispert “ya fue reprobada por el Parlament por sus reiterados comentarios públicos vejatorios y excluyentes contra determinados diputados del Parlament que representan no a solo 1.100.000 votantes, sino también al conjunto de la sociedad catalana”. Y señalan que la extravagante y verborreica política no reúne “las condiciones de idoneidad necesarias para ser merecedora de tan alta distinción”.

El deplorable espectáculo de la expresidenta de la Cámara catalana debería discutirse en el próximo pleno, pero está por ver que se pueda incluir en el orden del día. Las instancias políticas soberanistas han cerrado filas en torno a ella. Es difícil reconocer los deméritos propios. Pero aquí se juega algo más que la mala educación: en el fondo, lo que subyace en expresiones como las que emite Núria de Gispert es una inquietante sensación de racismo y supremacismo catalanista que va emponzoñando la sociedad catalana.

Ser radical (independentista) en Cataluña tiene premio. Y cuanto más radical, mayor premio. La expresidenta del Parlamento catalán Núria de Gispert es un buen ejemplo de ello. Militante de la extinta Unió Democràtica (UDC) hasta 2015, la radicalización sufrida en su ideología durante los últimos años la ha llevado a estar casi permanentemente en la prensa por escándalos relacionados con su dureza catalanista, revestida en muchas ocasiones de tintes xenófobos y supremacistas.

Inés Arrimadas
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