El exprofesor admite haber abusado de dos menores bajo el amparo de los Maristas
En wl segundo día del juicio por abusos sexuales en los Maristas, el acusado admite haber abusado de dos alumnos y reconoce que "no tuvo miedo" al estar amparado por el centro
El exprofesor de los Maristas de Sants, Joaquín Benítez, ha reconocido dos de los cuatro casos de abusos sexuales por los que es juzgado y ha asegurado que cuando los cometió no "tenía miedo" porque estaba "amparado por los Maristas", que encubrieron un caso parecido en 1986.
"Entonces no tenía miedo por este motivo", ha dicho Benítez, que ha explicado que se trató "de un impulso esporádico" y que se sentía amparado" por la orden religiosa. "Bueno, pues no sé, por qué no ...", ha dicho ante el tribunal de la Audiencia de Barcelona que le juzga.
Benítez ha asegurado que la escuela Maristas tuvo conocimiento de uno de sus "impulsos" en 1986 y, aunque la dirección lo amenazó con penalizarlo suspendiéndole el sueldo durante tres meses, "eso nunca ocurrió".
El acusado ha comparecido en el segundo día del juicio en el que se juzga al exprofesor de gimnasia por delitos de abusos sexuales a cuatro menores del centro. La Fiscalía pide para él 22 años de prisión.
Reconoce que él "provocaba esa situación"
"Yo fui convencido de que me llevarían para esposarme, pero no fue así", ha continuado antes de señalar que, tras el verano, le "advirtieron de que no podría volver a pasar". "Me dijeron que habían pensado en darme una sanción de tres meses sin sueldo, pero yo seguí cobrando cada mes lo que me correspondía", ha resaltado.
Esa situación, que el centro encubrió, llevó a Benítez a sentirse "amparado por los Maristas" y que no se planteara dejar de cometer esos "impulsos", dado que la dirección "nunca" lo volvió a llamar al despacho y solo le "orientó" a buscar ayuda profesional.
Benítez ha reconocido en un murmullo haber engañado a dos alumnos con la excusa de realizarles unos masajes y comprobar su estado de salud física, para poder abusar sexualmente de ambos: "Reconozco que previamente lo engañé, le dije que quería revisar cómo estaba y provoqué esta situación".
Ha apuntado, asimismo, que uno de los profesores, que ya falleció, los sorprendió en el despacho poco después del abuso, cuando ambos ya estaban vestidos. Benítez ha admitido que repitió esos abusos en una ocasión con otro estudiante, a quien engatusó con la "excusa del masaje" para saciar "ese impulso", pero ha negado haberle pagado 10 euros para comprar su silencio, tal como se le acusa. En cambio, ha alegado que entregó ese dinero al estudiante para que éste arreglara la bicicleta, que se le había estropeado.
Aumenta la indemnización a 90.000 euros
El exprofesor ha especificado que siempre cometía los abusos sexuales durante el horario lectivo, entre los "12 o 13 minutos" que tenían los alumnos para ducharse tras la clase de educación física. Benítez ha rechazado, sin embargo, haber abusado de otras dos víctimas por las que se le juzga y ha afirmado que no se acuerda ni de su fisonomía ni de los hechos que se le imputan.
Antes de que este miércoles las partes expongan sus informes, la Fiscalía ha anunciado que mantiene la petición de 22 años de cárcel y 14 de inhabilitación para Benítez, si bien ha aumentado en 20.000 euros la solicitud de indemnización, hasta los 90.000 euros, tanto para el acusado como para la Fundación Champagnat, que gestiona el centro de los Maristas, como responsable civil subsidiaria.
El exprofesor de los Maristas de Sants, Joaquín Benítez, ha reconocido dos de los cuatro casos de abusos sexuales por los que es juzgado y ha asegurado que cuando los cometió no "tenía miedo" porque estaba "amparado por los Maristas", que encubrieron un caso parecido en 1986.
"Entonces no tenía miedo por este motivo", ha dicho Benítez, que ha explicado que se trató "de un impulso esporádico" y que se sentía amparado" por la orden religiosa. "Bueno, pues no sé, por qué no ...", ha dicho ante el tribunal de la Audiencia de Barcelona que le juzga.
Benítez ha asegurado que la escuela Maristas tuvo conocimiento de uno de sus "impulsos" en 1986 y, aunque la dirección lo amenazó con penalizarlo suspendiéndole el sueldo durante tres meses, "eso nunca ocurrió".