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El fracaso de la huelga da alas a la estrategia de Puigdemont para acosar a ERC
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El fracaso de la huelga da alas a la estrategia de Puigdemont para acosar a ERC

No hubo fábricas cerradas, ni piquetes de trabajadores, ni centros comerciales desiertos, ni grandes incidencias en el tráfico, ni comercios con la persiana bajada

Foto: Puigdemont ofrece una conferencia en Bruselas. (EFE)
Puigdemont ofrece una conferencia en Bruselas. (EFE)

La huelga convocada el pasado jueves en Cataluña para protestar contra el juicio del 1-O fue un fracaso absoluto. Esta es una realidad que, en privado, reconocen desde todos los ámbitos, aunque oficialmente se quiera hacer pasar por "la mayor movilización de los últimos 15 años después de la huelga del 3 de octubre de 2017", tal y como alardean la Intersindical-CSC y la Asamblea Nacional Catalana (ANC). No hubo fábricas cerradas, ni piquetes de trabajadores, ni centros comerciales desiertos, ni grandes incidencias en el tráfico, ni comercios con la persiana bajada. Solo los estudiantes y los jóvenes manejados por los comités de defensa de la República (CDR) causaron algunos revuelos y cortes de vías de comunicación.

Pero no todo es negativo: la escasez de medios humanos para manejar la calle y la desmoralización, por paradójico que parezca, refuerzan la estrategia del huido Carles Puigdemont y de su instrumento político, la Crida Nacional, para reiterar "unidad de acción" y, más concretamente, para pedir listas unitarias a su gran rival, ERC. Se trata de la campaña 'pressing ERC', cuya meta es obligar a los republicanos a aceptar candidaturas conjuntas, aunque sea de cara a las elecciones autonómicas, donde se jugarán de nuevo la Generalitat.

Foto: El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas. (EFE)

La tesis de los partidarios de Puigdemont es que la 'unidad de acción' puede movilizar mejor la calle que si cada partido va a la suya. Y lo que se ha visto, de momento, es que comienza a haber una sensación de cansancio en los partidarios del soberanismo: si con el juicio del 1-O en la palestra y elecciones a la vuelta de la esquina la gente no sale a la calle y no se moviliza, el soberanismo tiene un problema. O se inyecta adrenalina a los ciudadanos o el futuro se presenta negro.

"Ahora más que nunca hace falta la unidad de todos los independentistas", subraya un conocido activista condensando esa idea. En base a ello, esta semana quedó constituida una nueva plataforma denominada Plataforma per la Democràcia cuyo objetivo es "la defensa de la libertad de todas las personas represaliadas y la unidad de las fuerzas independentistas". En algunos círculos soberanistas no se duda de que los impulsores de esta plataforma forman parte del núcleo de confianza de Puigdemont y de que será una herramienta más para intentar candidaturas unitarias en las elecciones futuras.

Echar la culpa a ERC

Es notorio que las diferencias entre Puigdemont y el líder de ERC, Oriol Junqueras, son insalvables en estos momentos. Los republicanos ya han ratificado por activa y por pasiva que concurrirán en solitario a las generales, a las municipales y a las europeas. Y quieren hacerlo también en las autonómicas. Pero Puigdemont tiene su propia hoja de ruta: pone sobre la mesa la unidad de acción y las listas unitarias. Si hay un fracaso, su intención es echar la culpa a los que no quisieron esas candidaturas unitarias.

En círculos del PDeCAT ya hay resignación de que las elecciones que están al caer no podrán presentar candidatura unitaria. "La lista conjunta es un deseo enorme y siempre ha sido la meta de Puigdemont. Pero a estas horas eso se ve ya muy difícil, aunque se ha pedido a ANC y a Òmnium que ayuden a ello", admiten a El Confidencial fuentes de los posconvergentes.

Nos hace falta una hoja de ruta conjunta que vaya mucho más allá de las protestas ante la ignominia del juicio del 1-O

A pesar de ese pesimismo, la propuesta de Puigdemont tiene incluso buena acogida en algunos círculos de ERC. El exdiputado Joan Puig se descolgaba hace unos días con la tesis de que "el día que los partidos independentistas del Govern entiendan que ningún Gobierno español negociará nunca un referéndum, tendremos unidad de acción". Para Puig, que ve en el fracaso de la manifestación del PP, Ciudadanos y Vox una buena señal, a los líderes independentistas no les queda más remedio "que acordar una hoja de ruta que nos lleve a la voluntad popular y mayoritaria de alcanzar una República Catalana (…) Nos hace falta una hoja de ruta conjunta que vaya mucho más allá de las protestas ante la ignominia del juicio del 1-O".

Pero desde la cúpula republicana se zanja la cuestión: "Una cosa es una hoja de ruta conjunta y otra una candidatura unitaria. Sí a la primera y no a la segunda. Además, está demostrado que por separado sacamos más votos", explica una fuente de ERC a este diario.

Puigdemont jamás ha buscado la unidad del independentismo, sino que ha buscado siempre desgastar a ERC

Otras fuentes republicanas son más contundentes: "Puigdemont jamás ha buscado la unidad del independentismo, sino que ha buscado siempre desgastar a ERC. No lucha por la unidad, sino para evitar que Esquerra le gane en las urnas. Forma parte de su ADN. Y qué decir de un señor que tiene un partido, la Crida, que es incapaz de llegar a acuerdos con el PDeCAT, el partido en el que él aún milita", critican desde las filas republicanas.

La campaña de 'pressing ERC' que quiere sacar adelante el 'expresident' desde Waterloo está, pues, herida de muerte. "El problema que tiene Puigdemont es que incluso los suyos le hacen cada día menos caso. Y con esa campaña, ERC no tiene un problema. Quien lo tiene es su medio partido". Lo que se trasluce del duro enfrentamiento, no obstante, es una guerra sin cuartel en el independentismo catalán por el liderazgo de ese espacio político. Y en esa guerra tienen cabida, especialmente, las zancadillas y las maniobras nada limpias.

La huelga convocada el pasado jueves en Cataluña para protestar contra el juicio del 1-O fue un fracaso absoluto. Esta es una realidad que, en privado, reconocen desde todos los ámbitos, aunque oficialmente se quiera hacer pasar por "la mayor movilización de los últimos 15 años después de la huelga del 3 de octubre de 2017", tal y como alardean la Intersindical-CSC y la Asamblea Nacional Catalana (ANC). No hubo fábricas cerradas, ni piquetes de trabajadores, ni centros comerciales desiertos, ni grandes incidencias en el tráfico, ni comercios con la persiana bajada. Solo los estudiantes y los jóvenes manejados por los comités de defensa de la República (CDR) causaron algunos revuelos y cortes de vías de comunicación.

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