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La directora de Lledoners 'dimitió' varias veces para no favorecer a los 'indepes'
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NO PUDO EVITAR el REGUERO DE VISITAS 'POLÍTICAS'

La directora de Lledoners 'dimitió' varias veces para no favorecer a los 'indepes'

Puso su cargo varias veces "a disposición" de sus superiores en los últimos meses para no tener que conceder privilegios a los políticos encarcelados por el 1 de octubre

Foto: Vista general de la cárcel de Lledoners. (Reuters)
Vista general de la cárcel de Lledoners. (Reuters)

Paula Montero, directora de la prisión de Lledoners, donde están recluidos los miembros masculinos del Govern encarcelados por el 1 de octubre, puso su cargo varias veces "a disposición" de sus superiores en los últimos meses para no tener que conceder privilegios a esos políticos. Así lo manifestaron a El Confidencial fuentes penitenciarias, que subrayaron que Montero "ha sido fiscalizada muy de cerca por la dirección general".

Rull salió de la cárcel sin permiso del Supremo

La directora está en el punto de mira porque el exconsejero Josep Rull abandonó la cárcel el pasado sábado 5 de enero para visitar a su hijo, a pesar de no tener permiso judicial para esa medida (el juzgado de guardia de Manresa no se pronunció sobre el permiso porque no era de su competencia, ya que los políticos presos dependen del Supremo, y dejó la petición al albur de la dirección del centro). Las fuentes consultadas subrayan que Montero "no se encontraba de guardia ese sábado, por lo que la medida no fue tomada por ella, aunque políticamente sea la responsable de la prisión".

La directora de Lledoners es una "histórica del sistema penitenciario" en el que comenzó en los años 80 como educadora. Del 2007 al 2015, fue nombrada subdirectora general de programas de rehabilitación y sanidad, un cargo que, según explican fuentes internas de la consejería, le venía grande. Ahí tuvo sus más y sus menos con otros compañeros y con el personal de prisiones.

Foto: La prisión catalana de Lledoners donde están los nueve presos del 'procés'

En el 2014, el sindicato CSIF emitió una dura nota en la que la acusaba de nefasta. "Todos los trabajadores de prisiones son víctimas de la mala gestión de la subdirectora general y de su talante hacia sus subordinados —decía un comunicado del CSIF—. Esto lo padecen especialmente los profesionales de tratamiento que han de soportar las políticas de escaparate, teniendo que dedicar la mayor parte de su jornada a la burocracia y a elaborar estadísticas e informes para justificar la necesidad de toda la 'grand troupe' de tratamiento de nuestra dirección general, lo que provoca que los profesionales que trabajan en primera línea dediquen cada día más tiempo al 'papelamen' y menos tiempo a la atención directa de los internos".

Enfrentada a la plantilla

Denunciaban también que Montero quería entonces imponer "condiciones horarias draconianas" y la acusaban de "encarnizarse con los colectivos de tratamiento por una manía personal para perjudicarlos". Lo que pretendía también, afirmaban, era que en un segmento con el 90% del personal en situación de interinidad, rebajar los sueldos un 15%. "¿Esta señora tiene autoridad moral para imponer su criterio?", se preguntaba el sindicato, que recordaba cómo tras haber nombrado a altos cargos en diversas cárceles los había tenido que cesar poco después.

Tras ser nombrada directora de Lledoners en el 2016, en cambio, su talante cambió. "Se volvió muy dialogante y siempre ha intentado tomar decisiones contando con el beneplácito de la plantilla", explican fuentes de Prisiones.

placeholder La directora de Lledoners, Paula Montero.
La directora de Lledoners, Paula Montero.

Afirman, asimismo, que a pesar de estar en un cargo designado a dedo "no es independentista, sino que ha intentado trabajar como una profesional". Recuerdan, por ejemplo, que cuando Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull anunciaron una huelga de hambre, "siguiendo el reglamento, les hacía acudir al comedor. Es lo que tenía que hacer. Y cuando se la intentó presionar para permitirles quedarse en sus celdas, no cedió. De ahí que enseguida los enviasen a un hospital", explican las fuentes.

Esa situación dio pie a una campaña desatada desde círculos independentistas acusándola de torturar a los políticos presos haciéndoles ver cómo comían los demás. "No hizo ni más ni menos que lo que prevé el reglamento de prisiones", subrayan desde Prisiones.

Montero insistió en que todos serían tratados como los demás presos: fue ahí donde puso por primera vez su cargo a disposición de "la superioridad"

Fuentes cercanas a Montero señalan también que la directora "ha tenido que navegar entre dos aguas. A ella le pusieron una 'patata caliente' en el plato con el traslado de los políticos. Y era consciente de que no podía conceder privilegios, pero también tenía la espada de Damocles de la dirección general encima, porque se exponía a ser cesada en cualquier momento". Nada más llegar, Montero insistió en que todos serían tratados como los demás presos: fue ahí donde puso por primera vez su cargo a disposición de "la superioridad", por si alguien en la consejería prefería un trato de favor.

Navegar entre dos aguas

Estas fuentes indican que, fiel a esa consigna, siempre negó cualquier privilegio a los miembros del Govern encarcelados en su centro, pero no pudo evitar un reguero de visitas bajo el manto de "la autoridad". Según las fuentes consultadas, "la ley dice que no puede prohibir la entrada de nadie si esta se hace bajo el manto de la autoridad. ¿Y quién es la autoridad? ¿Un juez, un fiscal, un abogado, un político, un diputado, un alcalde…?". Lo cierto es que el propio teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, claramente alineado con el independentismo, pero simple concejal, al fin y al cabo, acudió hace escasos días a Lledoners para entrevistarse con los encarcelados. Y acudió en el propio coche oficial, el coche que oficialmente no existía en el Ayuntamiento de Barcelona. ¡Paradojas de la política catalana!

Lo único que pidió tras la llegada de los presos, y viendo que no podría denegar las visitas, es que, cuando fuese alguien, lo hiciese en horario normal

"Lo único que la directora pidió tras la llegada de los presos, y viendo que no podría denegar las visitas, es que, cuando fuese alguien, lo hiciese en horarios considerados normales, no a horas intempestivas —explican las fuentes—, porque cuando llega alguna autoridad hay que hacer un despliegue importante de funcionarios y las plantillas están muy limitadas". A pesar de esa escrupulosidad, ahora está en la cuerda floja y bajo la lupa de la Justicia.

Paula Montero, directora de la prisión de Lledoners, donde están recluidos los miembros masculinos del Govern encarcelados por el 1 de octubre, puso su cargo varias veces "a disposición" de sus superiores en los últimos meses para no tener que conceder privilegios a esos políticos. Así lo manifestaron a El Confidencial fuentes penitenciarias, que subrayaron que Montero "ha sido fiscalizada muy de cerca por la dirección general".

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