Sánchez le regala a la Generalitat la foto que quería a cambio de salvar sus Presupuestos
Martes, miércoles y jueves hubo reuniones en Palau muy tensas donde Aragonès y Elsa Artadi defendieron la necesidad de acudir a la cumbre y apoyar al Gobierno en Madrid
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, entregó la foto de grupo que quería a la Generalitat. Más allá de la imagen en cuestión, en la que aparecen Sánchez, Quim Torra, la vicepresidenta, Carmen Calvo, el vicepresidente autonómico, Pere Aragonès, la ministra Meritxell Batet y la 'consellera' de Presidència, Elsa Artadi, poco contenido. Una foto de pie, como quería Moncloa, para asegurar que no había cumbre bilateral. Una foto de grupo, como buscaba la Generalitat. Una foto que costó carísima porque durante toda la semana topó con la oposición de uno de sus protagonistas, Quim Torra, quien llevaba días negándose a participar. Y una foto que sobre todo refleja que la legislatura del Gobierno socialista no será tan corta como parecía. Pedro Sánchez tiene más vidas que un gato y puede salvar sus Presupuestos.
Desde Madrid, solo una foto que sirve para sacar adelante unos Presupuestos que parecían muertos. Y además acuerdo de mínimos apostando “por un diálogo efectivo que vehicule una propuesta política que cuente con un amplio apoyo en la sociedad catalana”, según el comunicado oficial pactado. Nada. O todo, si la victoria ha sido hacer la reunión en sí, lo que no estuvo nada claro durante buena parte de la semana.
Fuentes del Govern explican que Torra se negaba a asistir a la cumbre con Pedro Sánchez. No quería una foto con el presidente español y tampoco asistir a la cena de Fomento del Trabajo con los empresarios. Martes, miércoles y jueves hubo reuniones en Palau muy tensas donde el vicepresidente económico, Pere Aragonès (ERC), y la 'consellera' de Presidència, Elsa Artadi, defendieron la necesidad de acudir a la reunión con Sánchez, ir a la cena de Fomento si Sánchez iba y apoyar la legislatura de Sánchez en el Congreso como medio para evitar una victoria de la derecha u otro 155 en Cataluña.
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Así, Torra no acudirá a la manifestación de hoy por la tarde para protestar contra el Consejo de Ministros. Torra, el activista, desactivado por su propio Govern. Torra, al final, cedió por la división entre JxCAT y porque si llevas meses diciendo que en realidad no eres el 'president' de la Generalitat sino que el legítimo se encuentra en Bruselas, luego resulta muy difícil intentar tomar el mando.
Fuentes de la Generalitat explicaron que Torra intentó conseguir el apoyo de Carles Puigdemont desde Waterloo. Pero el 'expresident' se puso de perfil y dejó solo a Torra. Hasta Jordi Sànchez desde la cárcel hizo un comunicado pidiendo la reunión de presidentes. Eso sí, luego solicitó apoyo para poder dejar la huelga de hambre. Y lo tuvo en forma de carta de los expresidentes catalanes, Jordi Pujol incluido, tal y como explican fuentes de partidos independentistas.
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Claudicación
Al final, Torra pareció claudicar. Hasta aceptó ir al acto de Fomento del Trabajo, si bien no se quedó a la cena, dejando plantados en la mesa a empresarios como Gonzalo Gortázar (CaixaBank), Francisco Reynés (Naturgy) o Ángel Simón (Agbar). Pere Aragonès, en cambio, sí que se quedó a cenar. Artadi decidió no acudir, tras un mes muy tenso con el empresariado catalán a cuenta de la Fira y de la Cámara de Comercio de Barcelona. En el acto había muchos de los damnificados por sus políticas.
Torra intentó marcar perfil propio con un documento sorpresa que se sacó de la manga en la reunión de Pedralbes, pero que fue ignorado por Sánchez
Ya en el Palau de Pedralbes, Torra se tomó la revancha por las presiones recibidas presentando un documento de máximos preparado por su equipo a espaldas de Aragonès y Artadi, según explican fuentes políticas que participaron en el encuentro. El texto fue aparcado por Pedro Sánchez y su equipo, los cuales se negaron a discutirlo. Eso les ha permitido asegurar que la Generalitat renuncia a la unilateralidad. Más que renuncia, lo que ha pasado es que la misma ni se ha planteado, porque Torra, de nuevo, se quedó sin apoyos. El documento final se limita a señalar que la solución se buscará dentro de un “marco de seguridad jurídica”.
Juntos hemos llegado siempre más lejos. También juntos, los pueblos de España. Nos corresponde a todos abrir una nueva etapa en la que la confrontación deje paso a la #concordia y la gesticulación, al #diálogo. Nuestro #Gobierno está dispuesto a ello. https://t.co/vU4Ll51of8 pic.twitter.com/9JMLiSTluW
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 20 de diciembre de 2018
Con estos mimbres, lo que se obtuvo fue un pacto de mínimos que solo sirve para justificar la foto. Una foto que se leerá de manera distinta en Madrid y en Barcelona. Poco para los que querían una reunión de calado. Mucho para los que llevaban toda la semana luchando para que esta se hiciese y evitar que Cataluña vuelva a ser intervenida y pierda su autonomía política.
Puntos de vista
Desde la Generalitat y el propio Puigdemont, se vende el encuentro como una “cumbre bilateral”. Pero con unos resultados que resultan muy escasos para tan rimbombante marco, a excepción del compromiso de seguir hablando.
La reunión en el Palau de Pedralbes marca un giro político para rehacer la mayoría de la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa
Pedro Sánchez lo resumió en la cena de Fomento: “Diálogo, diálogo y diálogo”. Pero no señala sobre qué. En cambio, en el Congreso, el PDeCAT y ERC apoyaron el aumento del techo de gasto, paso previo para aprobar los Presupuestos de Sánchez. Como quiere el PNV. Para “aislar a la extrema derecha”, en palabras de Torra en esa misma cena, marcando una nueva urgencia para el independentismo.
Y este jueves calma absoluta en la calle. Se había convocado una manifestación ante el Hotel Sofía pero se entró y salió con toda la tranquilidad. Ni un grito de protesta. El fin del mundo que se espera en Barcelona quedó aplazado hasta la jornada de hoy.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, entregó la foto de grupo que quería a la Generalitat. Más allá de la imagen en cuestión, en la que aparecen Sánchez, Quim Torra, la vicepresidenta, Carmen Calvo, el vicepresidente autonómico, Pere Aragonès, la ministra Meritxell Batet y la 'consellera' de Presidència, Elsa Artadi, poco contenido. Una foto de pie, como quería Moncloa, para asegurar que no había cumbre bilateral. Una foto de grupo, como buscaba la Generalitat. Una foto que costó carísima porque durante toda la semana topó con la oposición de uno de sus protagonistas, Quim Torra, quien llevaba días negándose a participar. Y una foto que sobre todo refleja que la legislatura del Gobierno socialista no será tan corta como parecía. Pedro Sánchez tiene más vidas que un gato y puede salvar sus Presupuestos.