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Quim Torra se venga de Planeta y Ada Colau 'da codazos' para aparecer en la foto
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Quim Torra se venga de Planeta y Ada Colau 'da codazos' para aparecer en la foto

Fiel a su trayectoria de confrontación, obligó a la institución que preside a un boicot sin precedentes al primer grupo editorial latino del mundo y ningún representante de la Generalitat acudió

Foto: El ministro de Cultura, José Guirao, junto a la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, el presidente de la editorial Planeta, José Creuheras, y su esposa, Columna Martí. (EFE)
El ministro de Cultura, José Guirao, junto a la alcaldesa de Barcelona Ada Colau, el presidente de la editorial Planeta, José Creuheras, y su esposa, Columna Martí. (EFE)

Ni un alma de la Generalitat. Esta preocupante realidad fue la nota más comentada por todo Barcelona en la noche de la gala del Premio Planeta, el mayor premio en lengua castellana del planeta, valga la redundancia. El ‘president’ Quim Torra, fiel a su trayectoria de confrontación, obligó a la institución que preside a un boicot sin precedentes al primer grupo editorial latino del mundo y ningún representante de la Generalitat acudió a la ceremonia de entrega de los premios. Una actitud no solo contraria a las normas democráticas, sino incluso a la educación monda y lironda.

Un exprofesor de la consejera de Cultura Laura Borràs presente en la ceremonia asistía atónito a una ausencia que luego era comentada de modo negativo por la inmensa mayoría de los comensales. Vaya por delante que la tiranía es enemiga de la cultura y que Cataluña no es una tiranía, al menos por el momento. Pero preocupa ver actitudes sectarias desde las cúpulas del poder: ni Torra ni Borràs aparecieron por la cena. “Es que no ha venido ni el apuntador. Ni el conserje”, se dolía uno de los presentes.

Santi Vila, exconsejero de Cultura y demonizado por Torra y sus amigos por haber renegado del ‘procés’ unilateral, describía a El Confidencial la situación: “El Gobierno ha de trabajar por revertir esta situación. El objetivo estratégico es desterrar estos signos y volver a la normalidad. Desconozco los motivos por los que no ha venido ningún representante de la Generalitat, pero esto no es bueno”.

Foto: Santiago Posteguillo, ganador del premio Planeta, junto a la finalista, Ayanta Barilli. (EFE)

El ganador del año pasado, Javier Sierra, en una breve alocución a los presentes antes de la ceremonia, dijo que “más allá de la cuantía económica de los flashes de los fotógrafos, el premio es una forma de acercarse a una propuesta amorosa que diseñó José Manuel Lara hace más de 60 años. Y significa amor a los libros y a la literatura”. Conviene recordar que tanto Torra como Borràs compartían despacho en el Parlament antes de formar parte del mismo Govern. En la puerta, un letrero dejaba bien a las claras su esencia: ‘War room’. O sea, la ‘habitación de la guerra’. De amor, pues, en la cúpula de la Generalitat hay más bien poco. Pero sí queda el residuo belicoso de la unilateralidad. Y lo que se trasluce es más bien una declaración de guerra al Grupo Planeta por haber trasladado la sede fuera de Cataluña aduciendo la falta de garantías jurídicas.

Boicot de la Generalitat

El presidente del grupo, José Crehueras, dejó claro este domingo que, de momento, la sede seguirá en Madrid porque la situación no ha cambiado sustancialmente en Cataluña. Cuando la cosa se normalice, Planeta tomará una decisión definitiva de si decide que vuelva su sede. Eso es una ‘traición’ que los radicales nunca perdonarán a la familia Lara ni al grupo editorial. Y el boicot del Govern al premio de este año habla bien a las claras de cómo se las gastan en la plaza de Sant Jaume. Ese menosprecio es solo el comienzo de una venganza que esperan consumar en frío.

No obstante, había en el evento políticos diversos. En la mesa presidencial, se encontraban Artur Mas, José Montilla, el ministro de Cultura, José Guirao, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y el presidente de Planeta, José Crehueras. También estaban el líder del PSC, Miquel Iceta, la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, el líder del PP, Xavier García Albiol, la alcaldesa de Hospitalet, Núria Marín, el secretario de Organización socialista, Salvador Illa, el líder del PSC en el Ayuntamiento, Jaume Collboni, o el candidato a alcalde Manuel Valls, exprimer ministro de Francia que lidera una plataforma municipal apoyada por Ciudadanos que quiere ser transversal.

“Es la primera vez que Colau asiste”, se asombraba un empresario asiduo a eventos similares. Cierto. Pero es que en unos meses habrá elecciones municipales y necesita imagen. De ahí sus cabriolas en el escenario, donde se movió con rapidez inusual para colocarse al lado del premio Planeta. Casi hubo codazos, pero la cuestión era salir en la foto. Tres años estuvo sin acudir al Planeta porque era cosa de la alta burguesía y de los ‘enemigos’ del pueblo de los comunes. Y ahora, justamente cuando los independentistas hacen mutis por el foro, Colau se deja caer y estira cuello para aparecer en la foto de portada. De eso, de ‘mass media’ y de marketing, sabe un rato. Lo cierto es que la alcaldesa abandonó su torre de marfil porque las elecciones están cerca y, sobre todo, para robar protagonismo a su más directo rival, Manuel Valls, que nadie se engañe. Vamos, que gracias al francocatalán, guardó sus prejuicios políticos en el armario por una noche. La lección es simple: la presencia de Valls como candidato ya se ha empezado a notar, al menos en la actitud de sus adversarios.

placeholder GRAF7401. BARCELONA, 27 12 2016.- El escritor Santiago Posteguillo, acompañado por Ada Colau y dl ministro de Cultura, José Guirao. (EFE)
GRAF7401. BARCELONA, 27 12 2016.- El escritor Santiago Posteguillo, acompañado por Ada Colau y dl ministro de Cultura, José Guirao. (EFE)

La mesa de los 'enemigos del régimen'

Había, por otro lado, una mesa que debería poner los pelos de punta a los independentistas. Era una mesa de ‘enemigos del régimen’: el exdiputado Joan Coscubiela (ex de los comunes o de CSQEP, uno de los políticos de altura que pasó por la cámara legislativa catalana, memorable discurso en el Parlament que desnudó al independentismo) codo con codo con otro enemigo de los ‘indepes’, el exconsejero Santi Vila, marcado con tinta roja en los anales del soberanismo por criticar al ‘procés’. Son, en definitiva, dos ‘bestias pardas’ a las que los radicales jamás perdonarán su libertad de conciencia. Y, por si fuera poco, en la misma mesa, el exfiscal Pedro Horrach y el abogado Miguel Durán, que está personado en el proceso por el 1-O y que también acaba de interponer una querella al exjuez Baltasar Garzón después de conocerse las conversaciones del excomisario José Manuel Villarejo. “Queremos saber si es verdad que se alteraron los turnos de reparto en el caso Gürtel para hacerse con la causa. Hemos pedido que comparezcan como testigos altos cargos del Gobierno para que lo aclaren”, matizaba el abogado invidente.

Corría el rumor de que en Madrid las cosas están ‘calientes’. “Hay grabaciones para dar y vender. Demasiadas grabaciones”, explicaba un empresario a caballo entre Madrid y Barcelona. “Es que ahora se habla mucho de Villarejo, pero él no controla la situación. Hay alguien que está largando grabaciones y documentos sin que él intervenga. ¿Chantaje al Estado? ¿De quién? ¿De Villarejo? No, mentira. Muchas cosas que han salido le perjudican y él nunca las hubiera soltado. Hay otras razones ocultas para filtrar lo que filtran. La próxima semana será divertida, porque habrá más filtraciones. En muchos círculos se conocen ya los escándalos días antes de que la prensa los publique”, añadía otro empresario.

Lo que se perdió Torra

Pero a la espera de lo que puedan aportar las nuevas conversaciones de café del excomisario Villarejo, el protagonista de la velada fue el ausente Quim Torra. O la institución a la que representa. “Faltó un lado. Este es un premio con la suficiente importancia como para que esté todo el mundo”, criticaba un conocido empresario (nacionalista) que pide permanecer en el anonimato. Es deprimente que nadie pueda hablar bien de una institución que debería representar a todos. Hasta ayer, para los independentistas no existía un trozo de la cultura catalana. No existía Juan Marsé. No existía Manuel Vázquez Montalbán. No existía Eduardo Mendoza… A partir de esta noche, para la Generalitat, tampoco existe el mayor grupo editorial del mundo en español. Es una situación, como mínimo, que invita a la reflexión. Parece que a Torra le va más lo que se llamaba ‘cultureta’ y eso suena a provincianismo barato.

Claro que hay poderes fácticos que no se dejan atrapar por las batallas políticas que emponzoñan la vida cultural. “Las cosas van mejor de lo que parece y hoy he visto que hay gente que sigue haciendo negocios a pesar de los políticos. Desgraciadamente, estamos en una situación políticamente negativa pero nosotros hemos de buscarnos la vida. Por suerte, no hacemos caso de los políticos y seguimos haciendo lo que mejor sabemos∫ y creando negocio”, comentaba otro importante empresario de los que mueven miles de millones de euros.

Foto: El expresidente de Cataluña Carles Puigdemont. (EFE) Opinión

Torra se perdió una cena de altura. Cigala con crujiente de albahaca, ‘genoise’ de remolacha, germinado de calabacín y crema ahumada de primero, regado con un Rías Baixas Leiras. De segundo, rape de costa con jugo de estragón y matices de otoño (una buena selección de setas), regado con un Vol d’Ànima de Raimat, o sea, Costers del Segre. Luego, chocolate intenso (con diversas texturas, incluso chocolate salado) y Anna de Codorniu Blanc de Blancs. Todo con un fuerte componente catalán, a pesar de la ausencia del Govern.

Por la cena desfilaron desde el presidente de la Cámara de Comercio, Miquel Valls, hasta el candidato a presidir la patronal catalana, Josep Sánchez Llibre; el dueño de Mango, Isak Andic; el cazatalentos Luis Conde; el consejero delegado de Cacaolat, Enric Crous; el joyero Esteban Rabat; el inversor Xavier Faus; o el activísimo consultor José María Xercavins y su pareja, la presidenta de Tradisa, Cristina Guiral. Por faltar, ni siquiera faltó Fernando Carro, ex de Random House y actualmente director general del Bayer Leverkusen, o Núria Cabutí, que ahora lleva las riendas de la editorial. Ni el consejero delegado de Banco Sabadell, Jaume Guardiola, o el vicepresidente del Barça Carles Vilarrubí con su esposa, Sol Daurella, la factotum de Cocacola.

También había personajes y rostros conocidos de la televisión y el cine, desde el ‘presunto culpable’ Miguel Ángel Muñoz hasta el cocinero Alberto Chicote, pasando por Luis del Olmo, el exministro relámpago Màxim Huerta y los presentadores Jaime Cantizano, Manel Fuentes y Jorge Fernández. O escritores como Nativel Preciado, Juan Manuel de Prada y Fernando Sánchez Dragó (lógico, teniendo en cuenta que su hija Ayanta Sánchez Barilli fue la finalista con la obra ‘Un mar violeta oscuro’).

Santiago Posteguillo, ganador del galardón (601.000 euros, la mayor dotación económica de un premio literario) habló sobre el contenido de su libro en el momento en que le dieron el galardón. “Se trata de una lucha por el poder máximo. Y lo que viene a decir es que en la lucha por el poder máximo se puede perder todo. ¿Vale la pena jugar la partida? La respuesta está en ‘Yo, Julia’”. Posiblemente, nadie de la Generalitat se entere de lo que dice el libro, porque estará escrito en castellano, pero merecería la pena que alguien le echase un vistazo. Leer no es malo. Y leer en castellano, tampoco.

Ni un alma de la Generalitat. Esta preocupante realidad fue la nota más comentada por todo Barcelona en la noche de la gala del Premio Planeta, el mayor premio en lengua castellana del planeta, valga la redundancia. El ‘president’ Quim Torra, fiel a su trayectoria de confrontación, obligó a la institución que preside a un boicot sin precedentes al primer grupo editorial latino del mundo y ningún representante de la Generalitat acudió a la ceremonia de entrega de los premios. Una actitud no solo contraria a las normas democráticas, sino incluso a la educación monda y lironda.

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