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Tensión en el Govern por la estrategia errática de Torra
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El día en que el 'president' se fue enfadado

Tensión en el Govern por la estrategia errática de Torra

El acelerón del 'president' Quim Torra hacia la ruptura no ha sentado bien ni a los suyos. Tampoco los guiños a la CUP y a los jóvenes agitadores de la calle

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)

Las tensiones ya han aparecido en el Gobierno catalán. Demasiadas 'emociones' en tan poco tiempo. El acelerón del 'president' Quim Torra hacia la ruptura no ha sentado bien ni a los suyos. Tampoco los guiños a la CUP y a los jóvenes agitadores de la calle, por mucho que tenga un hijo militando en la formación anticapitalista. Su forma de hacer ha creado malestar en algunos círculos del Govern. Sus socios de ERC no están muy a gusto con sus constantes salidas de tono. Pero entre los posconvergentes también despierta recelos.

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"Da la sensación de que no sigue ninguna estrategia. Lo que hace es la antipolítica. Confunde términos y cuando llama a agitar la calle no se da cuenta de que eso no es el pueblo. El pueblo es un concepto mucho más complicado", dice a El Confidencial una persona que le conoce de cerca. En algunos círculos, las críticas son atroces. "Parece el típico catalán acomplejado. Más que nada porque no se sabe manejar en el conflicto. En la marcha del pasado día 1 [la que finalizó a las puertas del Parlament, que luego algunos exaltados querían asaltar], se fue enfadado, porque no podía entender cómo le abucheaban los que él considera sus amigos".

Su peculiar manera de hacer ha puesto al Govern en una difícil situación. Ya no es solo que por la mañana pida "apretar en las calles" y por la tarde mande a la policía a disolver a los que 'aprietan' en las calles. Y no es solo que lance un ultimátum al presidente Pedro Sánchez y acto seguido le remita una carta donde no existe ni una sola referencia a ello. "Es que en el Govern no hay discusión, ni confrontación de opiniones ni opciones ideológicas. Todo se basa en la improvisación", critican las fuentes.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra, durante la segunda jornada del debate de política general. (EFE)

El secreto de una conducta tan errática se encuentra en una frase que él mismo dejó caer esta semana en el Parlament: "He venido a hacer la república. Si no, me voy". A partir de ahí, se pueden entender todas las incongruencias que han jalonado su corta legislatura. "Él no ha venido a hacer política, y eso es peligroso. A la hora de la verdad, la política es un oficio. El que se dedica a ella ha de asumir contradicciones y gestionar esas contradicciones. Ya sabemos que hacer política es muy complicado, porque te caen castañas por todos los lados, y eso para conseguir muy poco. Y si entendemos la política como herramienta de transformación social, la cosa es aún más difícil. Pero Torra no está haciendo política. Solo tiene una idea: hacer la república y ya está”.

Los recelos en el Govern

Sus constantes salidas de tono, pues, han levantado recelos en su entorno. Sus socios de ERC ven con preocupación el zigzagueo ideológico del 'president' y su alineamiento (o su alejamiento) coyuntural con sectores del independentismo. La estrategia de ERC de mantenerse dentro de la legalidad se ve constantemente tensionada por las actitudes de Torra o concesiones a las peticiones de la CUP, que en ocasiones encuentran en el 'president' a su mejor aliado. "ERC siempre tiene la misma carta, pero saben que no están en condiciones de hacer lo que les dé la gana. Al mismo tiempo, ellos también caen en contradicciones, como el no apoyar algunas iniciativas del PDeCAT en el Congreso de Madrid", critican fuentes posconvergentes.

placeholder La 'consellera' de la Presidencia y portavoz del Govern, Elsa Artadi. (EFE)
La 'consellera' de la Presidencia y portavoz del Govern, Elsa Artadi. (EFE)

Pero los republicanos no son los únicos descontentos. La consejera de Presidencia y portavoz del Gobierno, Elsa Artadi, que hace meses que trabaja para tender puentes con el Gobierno central, ha visto cómo, tras los últimos excesos de Torra, su trabajo ha quedado seriamente tocado. Ella se mantiene, de momento, en un discreto segundo plano y sin querer tener más protagonismo en la escena política. Su cometido es mantener engrasado el engranaje para comunicarse con Madrid y a eso se dedica fundamentalmente. Si el 'jefe' mete la pata, ella se limita a observarlo desde la distancia, esperando su oportunidad para dar a conocer sus bazas.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra (d), y el presidente del Parlament, Roger Torrent (2d), hablan con los manifestantes que portan carteles con lemas como 'O desobedezca o dimita'. (EFE)

También el consejero de Territorio, Damià Calvet, se muestra crítico con la deriva errática del Govern. Y el consejero de Interior, Miquel Buch, tuvo el mal trago de que su superior no zanjase de plano las críticas a la actuación de los Mossos durante las últimas manifestaciones. Y no solo eso, sino que lo puso en el disparadero. Demasiadas meteduras de pata para lo que puede soportar un Gobierno que, encima, no tiene mayoría parlamentaria.

"Torra ha estado haciendo de bombero pirómano", acusan algunas fuentes. Y eso porque, según estas fuentes, con sus salidas de tono, boicotea todo intento de diálogo al tiempo que lanza continuos guiños a los radicales que abogan por la desobediencia y la desconexión inmediata. En otras palabras, que la actuación del presidente ha estado más cerca de la de un agitador de la calle que de la de un mandatario con responsabilidades sobre una sociedad multicultural y multiideológica. Postura, por otro lado, que choca con los cánones internacionales.

Toque de atención de Puigdemont

A este respecto, desde su entorno se comienza a admitir que el 'expresident' Carles Puigdemont "está mucho más centrado que Torra. Solo hay que ver los mensajes que ha lanzado últimamente: nada de confraternización con la CUP y nada de dimisión del consejero de Interior, Miquel Buch, mientras Torra solo se dirige a los radicales y sobre la petición de dimisión que hace la CUP dice que sí, que se verá porque hay que ser críticos. Pero Puigdemont le ha puesto los puntos sobre las íes: nada de cesión a la CUP".

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra, durante su intervención en el pleno de Política Genera. (EFE)

Las fuentes aseguran que el 'expresident' huido es partidario de abrir una línea de diálogo con Madrid. "Tenemos que darnos una oportunidad y ver si puede tener contenido un diálogo con Madrid", le dijo Puigdemont a Torra. Pero como quien oye llover. A las primeras de cambio, el 'president' le planteó a Pedro Sánchez un ultimátum para hacer caer su Gobierno. La conclusión es clara: "Puigdemont es rotundo. Torra no está siendo realista". Y subrayan: "No puede haber ninguna complicidad con los radicales, como ha hecho él. Es cierto que el discurso unionista es criminalizar a los CDR, cuando los incidentes que ha habido no fueron de los CDR, sino de la sección juvenil de la CUP. Pero de ahí a realizar una defensa a ultranza de los alborotadores va un universo".

También argumentan que la estrategia de Torra da alas al radicalismo. "Las tesis de la CUP han llegado donde no deberían haber llegado nunca. Y lo malo es que él no sabe ser político. Un político tiene que saber discernir lo que pasa e ir poniendo ingredientes para solucionar las cosas", enfatizan las fuentes.

Ese posicionamiento, no obstante, ha arrastrado a la política catalana hacia un atolladero. "Es cierto que no suenan campanas de elecciones a corto plazo. Ya veremos el año que viene. De momento, no. Pero la situación no pinta bien y puede ir a peor, porque ahora ya hay un componente coyuntural que no deja que se normalice. Y luego hay otros componentes externos que echan leña al fuego, como Albert Rivera y Pablo Casado, que están en la misma onda que Torra y que hacen también la antipolítica de decir en cada momento lo que les viene bien". Vamos, que en el horizonte se vislumbran unos nubarrones de órdago.

Las tensiones ya han aparecido en el Gobierno catalán. Demasiadas 'emociones' en tan poco tiempo. El acelerón del 'president' Quim Torra hacia la ruptura no ha sentado bien ni a los suyos. Tampoco los guiños a la CUP y a los jóvenes agitadores de la calle, por mucho que tenga un hijo militando en la formación anticapitalista. Su forma de hacer ha creado malestar en algunos círculos del Govern. Sus socios de ERC no están muy a gusto con sus constantes salidas de tono. Pero entre los posconvergentes también despierta recelos.

Quim Torra Carles Puigdemont Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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