Es noticia
Quim Torra traspasará la línea legal solo si el pueblo catalán se echa a la calle
  1. España
  2. Cataluña
LO DIJO A LÍDERES INDEPENDENTISTAS EN UNA CENA

Quim Torra traspasará la línea legal solo si el pueblo catalán se echa a la calle

"Su proclama es que no dejará tirada a la gente huyendo de Cataluña y que continuará hasta el final", explican las fuentes a El Confidencial

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)

"No tengáis duda. Yo no me voy a ir. Estoy aquí para materializar la república". Esta fue la frase más o menos textual que el presidente catalán, Quim Torra, soltó en una cena privada, a la que asistían destacados representantes de Junts per Catalunya (JxCAT) y de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), hace pocos días. La alusión "no me voy a ir" apuntaba directamente a Carles Puigdemont, cuya actitud desde Bélgica es duramente criticada tanto por los republicanos como por algunos círculos de su partido, el PDeCAT, por lo que supone de poner siempre palos en las ruedas para mantener la tensión política, pero que eterniza el problema y no lo resuelve a favor del independentismo.

En realidad, Puigdemont ha manejado los hilos ocultos de la política catalana a distancia, pero la situación está a punto de cambiar. Quim Torra, que comenzó siendo su fiel escudero (tanto que no daba un paso sin antes consultárselo) está aprendiendo a ser mandatario y a volar por su cuenta. Y está situando a sus peones para dar un auténtico golpe de Estado a Puigdemont. Entre otras cosas, trata de atraerse a los más radicales el apoyo a su mandato y a su gestión para asegurar sus próximos movimientos.

"En la cena, dejó claro que él será quien dirija la política catalana en los próximos meses. Y pidió colaboración absoluta a su gestión. Su proclama es que no dejará tirada a la gente huyendo de Cataluña y que continuará hasta el final", explican las fuentes a El Confidencial. A sus interlocutores les aseguró que no piensa "ir a la cárcel por vulnerar las leyes", pero dejó la puerta abierta a "ir hasta el final para proclamar la república".

Lo que quiere es estar seguro de que el pueblo catalán se lanzará a la calle si se llega hasta el final. Lo que dijo es que no irá a prisión por una chorrada

¿Es un contrasentido esto? No. "Lo que quiere es estar seguro de que el pueblo catalán se lanzará a la calle si se llega hasta el final. Lo que dijo es que no irá a prisión por una chorrada. Pero solo traspasará el límite si merece la pena. Es decir, solo quiere una chispa para tirarse a la piscina", asegura la fuente. Baste decir que el límite que merece la pena es "que si se proclama la República, hay que materializarla, luchar por ella, hacerla efectiva desde el minuto 1 y que no pase como el 27 de octubre del año pasado". En esa fecha, el Parlamento de Cataluña votó la ruptura con España, pero no se materializó en ninguna acción de gobierno concreta. Por eso, algunos soberanistas hiperventilados afirman sin rubor que Cataluña ya es una República porque esta se proclamó el pasado 27 de octubre y nadie la ha derogado oficialmente hasta ahora.

Las milicias civiles de Torra

De lo que no hay duda es de que algo se mueve en los círculos independentistas. Algunos colectivos radicales se han ofrecido al Gobierno de la Generalitat para convertirse en una especie de 'guardianes de la revolución' o 'camisas pardas' del independentismo. "Estamos dispuestos a defender las instituciones y a colaborar en la defensa del territorio", expresan estos colectivos en una comunicación lanzada a sus acólitos.

Se trata, pues, de una suerte de milicias civiles cuyos objetivos no están nada claros. Lo que sí se conoce es que ese ofrecimiento está vinculado a círculos ultraindependentistas que promueven la acampada de la plaza de Sant Jaume, a las puertas de la Generalitat, y cuya principal misión en las próximas semanas es que en ese escenario no desemboque ninguna manifestación democrática constitucionalista. Los mismos con los que Torra departe algunos días, puesto que baja a la propia plaza desde su despacho para darles ánimos en su protesta.

Foto: El presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra. (EFE)

Lo que exigen a Torra es "la aplicación del resultado del referéndum del 1 de octubre". Según sus tesis, Govern y Parlament se comprometieron a aplicar el resultado, mientras que el pueblo se comprometió a defender el referéndum con sus cuerpos. "Nosotros hemos cumplido. Govern y Parlament, no". De ahí que exijan "el cumplimiento del compromiso, la aplicación del referéndum".

Los círculos radicales se quejan de que la proclamación de la independencia en el Parlament no tuvo su reflejo en el diario oficial, ni se ha arriado la bandera española de las instituciones (una de sus reivindicaciones es que el 'president' descuelgue la enseña nacional de la fachada de la Generalitat, donde ahora ondea) ni se ha iniciado el Proceso Constituyente.

Foto: Movilización frente a Conselleria de Economía. (EFE)

Este proceso preveía un auténtico cataclismo político, un golpe de Estado directo, con la desaparición del Parlamento catalán y la constitución de una Asamblea de Cargos Electos (formada solo por diputados, senadores, concejales y eurodiputados independentistas) dirigida por Carles Puigdemont desde Bélgica. Por eso, los ultraindependentistas de la acampada reclaman que sindicatos, partidos y entidades sociales se organicen para "forzar al Govern a cumplir los compromisos y doblegar al régimen español afectando a su economía".

Fuentes soberanistas admiten a este diario que solo si estas 'milicias civiles' son capaces de controlar las calles y están dispuestas a llegar hasta el final, Quim Torra también lo hará. "Si la cosa no está clara, si no hay posibilidad alguna de ganar la República, el 'president' se quedará donde está y jugará sus cartas, sabiendo que tiene en su mano la llave de la convocatoria de las próximas elecciones autonómicas. Y todo lo hará independientemente de los intereses de Puigdemont o del PDeCAT". Es, pues, la única baza segura que, de momento, está en su poder. Pero para tener opción a más bazas debe asegurarse el apoyo y control de las milicias soberanistas que mueven la calle y, por ese motivo visualiza tanto los guiños radicales que lanza en cada una de sus apariciones.

"No tengáis duda. Yo no me voy a ir. Estoy aquí para materializar la república". Esta fue la frase más o menos textual que el presidente catalán, Quim Torra, soltó en una cena privada, a la que asistían destacados representantes de Junts per Catalunya (JxCAT) y de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), hace pocos días. La alusión "no me voy a ir" apuntaba directamente a Carles Puigdemont, cuya actitud desde Bélgica es duramente criticada tanto por los republicanos como por algunos círculos de su partido, el PDeCAT, por lo que supone de poner siempre palos en las ruedas para mantener la tensión política, pero que eterniza el problema y no lo resuelve a favor del independentismo.

Quim Torra Cataluña Parlamento de Cataluña Carles Puigdemont
El redactor recomienda