ERC rompe la baraja y quiere fichar a la mujer de Cuixart como escudera de Maragall

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha hecho una propuesta oficial para concurrir como número 2 en la lista de las municipales por Barcelona a Txell Bonet, esposa de Jordi Cuixart, el presidente de Òmnium Cultural, que está encarcelado en la prisión de Lledoners. Bonet secundaría al exsocialista Ernest Maragall, un candidato que conoce a fondo el Ayuntamiento de Barcelona ya que en la época en que su hermano Pasqual era alcalde, él era el auténtico cerebro económico en la sombra.

La importancia del fichaje, sin embargo, va más allá de una pura anécdota: los republicanos siempre se han mostrado muy críticos contra Carles Puigdemont por la utilización descarada que este (y, por extensión, todos los dirigentes posconvergentes) han hecho en los últimos años de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), hasta el punto de presentar a su presidente, Jordi Sànchez, como segundo en la candidatura de las últimas autonómicas.

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Efe

Con esa maniobra, Puigdemont se aseguraba el apoyo en la calle de la entidad más mediática, pero rompía el pacto de caballeros a que habían llegado ERC y Convergència sobre la no utilización de las entidades cívicas en su lucha partidista. Ahora, Esquerra le devuelve la pelota y propone el fichaje de Txell Bonet. "La ANC jamás ha sido neutral y siempre ha seguido las directrices que le llegaban de Convergència. Se ha llegado a hacer una utilización obscena de ese control. En cambio, Òmnium siempre ha mantenido una exquisita neutralidad política", subrayan fuentes independentistas a El Confidencial.

Las mismas fuentes resaltan que "Òmnium ha mantenido siempre la neutralidad política y tiene una trayectoria limpia, no marcada por nadie. Para empezar, Jordi Cuixart jamás quiso integrarse en ninguna lista y no fue por falta de propuestas. Pero Òmnium tampoco esconde que hay otros presos políticos que los de primera a los que se dedican todos los esfuerzos". Algunos destacados militantes de ERC, por si fuera poco, se han dado de baja de la ANC en los últimos meses, mientras que la militancia de Òmnium se va acrecentando día a día. En algunos barrios periféricos de Barcelona, siempre muy impermeables a la cuestión nacionalista, esta entidad está penetrando y logrando cuotas de afiliación incluso superiores a las de partidos políticos con larga tradición en estos reductos.

Críticas por el dinero

Por si fuera poco, el malestar contra la ANC se extiende al ámbito económico. "Aunque la caja de resistencia está controlada por las dos entidades, en realidad es la ANC quien la maneja a su antojo y distribuye el dinero como le conviene. Para la ANC existen dos clases de represaliados y solo ayuda a los suyos", critican desde algunos sectores del independentismo.

Hay una anécdota que ilustra el malestar con la ANC: "A los trabajadores que echaron por la aplicación del 155, no se les ayudó en nada. Pero sin embargo, ahí medió Puigdemont y sus defensas se pagaron con el dinero de la fianza de Bélgica. Pero la Asamblea no hizo nada y se negó a ayudar a los presos de segunda. En muchos sectores de la izquierda independentista se la critica porque existe la evidencia de que gente como Tamara Carrasco [la militante de los CDR detenida por organizar cortes de carreteras] o Adri [otro militante del Baix Llobregat que huyó a Bélgica] no son sus presos políticos o sus represaliados".

ERC, según las fuentes, negocia también con Antonio Baños su inclusión como número 3 de la candidatura. Baños había sido el cabeza de lista de la CUP en las autonómicas de 2015 y dimitió después de que su formación no le dejara apoyar la candidatura de Artur Mas como presidente de la Generalitat. Fue en esa época en que el nombre de Puigdemont salió a la palestra.

Baños proviene de la plataforma Súmate, la entidad de castellanohablantes de la que también proviene el diputado republicano Gabriel Rufián. Con la inclusión de Baños, los republicanos quieren lanzar un guiño al electorado de la CUP de Barcelona, ya que éste tiene un cierto grado de predicamento entre las filas radicales.

El guiño a movimientos cívicos, a los comunes, incluso a socialistas y a sectores cuperos es innegable. Y con los fichajes de Maragall, Bonet y Baños, los republicanos han tomado la delantera en la batalla municipal para conquistar la plaza más importante de Cataluña, Barcelona. El peso de su alcaldía es solo comparable al de la presidencia de la Generalitat, aunque también puede actuar como un contrapoder al Govern. Y de ahí que Esquerra ponga toda la carne en el asador y haya roto una regla que parecía intocable: hizo dimitir a su candidato, que se había ganado el puesto en unas primarias. Una línea roja que en el futuro le puede pasar factura debido a las evidencias de quebranto de la democracia interna que ello denota.