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El independentismo toma las calles para copar el aniversario y 'expulsar al enemigo'
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El independentismo toma las calles para copar el aniversario y 'expulsar al enemigo'

Miles de personas salieron ayer a las calles en Barcelona para conmemorar el asedio a la Consejería de Economía del año pasado y copar las celebraciones desde el 20-S al 1-O

Foto: Movilización frente a Conselleria de Economía. (EFE)
Movilización frente a Conselleria de Economía. (EFE)

El independentismo ha dado desde este jueves una vuelta de tuerca más a la tensión en las calles catalanas. Su meta es hacerla tan insostenible que los organismos internacionales tengan que intervenir. Y ya no se trata solo de reivindicar la libertad de expresión. Tanto el Govern como grupos radicales soberanistas intentan que la voz de los demócratas constitucionalistas o ‘unionistas’ no se oiga en las calles. Por ello, la consigna es ocupar el espacio público para desalojar a los ‘enemigos’.

Comienza la manifestación conmemorativa del 20-S de 2017

De ahí que el propio ‘president’, QuimTorra, jalee y visite cotidianamente a los acampados en la mismísima plaza Sant Jaume para mostrarles su apoyo y pedirles que no desfallezcan. La acampada, que comenzó en esta reducida plaza porque los foros independentistas no tenían tanta fuerza como para cortar la Diagonal, se ve ahora como un instrumento de acoso contra los demócratas, la excusa perfecta para no dejar que ninguna manifestación no independentista pueda terminar, como normalmente se hace, ante las puertas del Govern. “Es cierto que si hay acampada ‘indepe’ en la plaza, difícilmente podría hacerse allí una manifestación unionista, ya que podría acabar en violencia”, admite un destacado dirigente independentista a El Confidencial. Por eso, el Govern ha dado toda las bendiciones a la acampada y, de ese modo, veta la vistosidad de una manifestación demócrata ante sus puertas.

Este jueves, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural convocaban a concentrarse ante la sede de Economía, la misma que el año pasado cercaron obligando a una comitiva judicial a pernoctar en el edificio toda la noche. Aquella concentración fue liderada por los líderes de ambas entidades, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, que posteriormente, a mediados de octubre, fueron detenidos y encarcelados por esos hechos.

La concentración de este jueves tuvo éxito. Hubo varios miles de asistentes en la rememoración de los hechos del 20-S de 2017. La chef Ada Parellada y el exdiputado de la CUP David Fernández leyeron sendas cartas de los Jordis. El portavoz de Òmnium, Marcel Mauri, y la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, pronunciaron sendos discursos muy críticos. “El 20-S fue el día en que empezó la provocación del Estado para construir un relato de violencia”, adujo Paluzie, que prometió que “no conseguirán convertir un derecho, el de la autodeterminación, en un delito”. Incluso, refiriéndose a los correos de algunos jueces, avisó: “Ahora ya sabemos que tienen a jueces de su parte”. Es la otra cara de la tortilla: cuando el magistrado Santiago Vidal exponía sus diatribas independentistas mientras ejercía como magistrado, las instituciones y entidades catalanas apelaban a la libertad de expresión. Y cuando habló de listas negras de jueces para el día en que Cataluña sea independiente, todos miraron hacia otro lado. Ahora, con los correos de algunos jueces encima de la mesa, el independentismo denuncia una ‘contaminación global’ del poder judicial.

Un año después, el independentismo vuelve a la Consejería de Economía de Barcelona

Las coincidencias de dos ‘presidents’

No faltó al evento Quim Torra, fiel a su costumbre de aliñar todos los actos reivindicativos con su presencia. A su llegada, arremetió contra el proceso a los Jordis, que calificó de “farsa judicial organizada por los poderes estatales”, denunciando una “causa general contra el independentismo”, lo que impide que pueda haber un juicio justo.

Esas mismas palabras —o muy similares— fueron repetidas por su colega Carles Puigdemont, que dirigió un discurso desde Waterloo. El ‘expresident' dijo que los Jordis están en prisión “de manera injusta ante la gran cantidad de pruebas que demuestran justamente lo contrario de lo que se les acusa”. Puigdemont aseguró también que “hoy hace un año que comenzaron a construir un relato para construir una causa judicial que no se puede sostener de ninguna manera y que todas las pruebas desacreditan”. Y terminó con una súplica: “Os necesitamos más que nunca. Movilizados y decididos, dispuestos a continuar defendiendo en las calles las libertades fundamentales de una sociedad democrática”.

La CUP hizo de la jornada algo más que una celebración: su fiesta comenzó a las 12 de la mañana con un vermut popular y continuó durante la tarde con debates y mesas redondas en la calle, frente a su sede. Luego, organizó una manifestación hasta la sede de Economía para asistir a la concentración de ANC y Òmnium, y acabó convocando a la ciudadanía a ir a cenar a la plaza Sant Jaume, para apoyar la acampada.

Lo que viene será más fuerte

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A la hora de la concentración, los CDR y la plataforma Alerta Solidaria (que concentra todas las alertas y las denuncias) distribuían las órdenes a sus militantes para el caso de que fuesen detenidos o identificados. Entre otras cosas, recomendaban “no llevar encima información que te pueda comprometer ni a ti ni a otros compañeros” y "tener derecho a una visita médica sin presencia policial en caso de detención". Aconsejan también no declarar en comisaría, apagar el móvil y otros dispositivos con información personal, no aceptar pruebas de ADN o no dejar fotografiar tatuajes u otras marcas. Además, distribuyeron un número de teléfono al que los militantes pueden llamar para asesoramiento legal. La ANC, por su parte, se reunió este jueves con los acampados para “hablar y estudiar de qué manera podemos colaborar”.

Pero las concentraciones y actos del 20-S son solo el preludio de lo que viene, del verdadero ‘otoño caliente’. Para el 29 de septiembre, cuando está convocada una manifestación (legal) de agentes de policía, los independentistas planean su boicot y, como tenía que acabar en la plaza Sant Jaume, han convocado una “macrosentada en la plaza” con el objetivo de que sus rivales no puedan celebrar su protesta.

En las redes, se ha hecho público el rechazo a la manifestación de Jusapol y se dan ‘recomendaciones’ a los agentes: “Desde el 11-S estamos en plaza Sant Jaume acampados y tenemos urnas. Y ya sabemos cómo os ponéis cuando la cosa va de urnas…”. Y en otro tuit, comentan: “Así que hemos decidido convocar una gran sentada en plaza Sant Jaume y alrededores para que reviváis vuestros momentos de gloria”. Y espetan: "¡Podéis pegar, que no responderemos! ¿Os gusta el plan? ¿Vendréis?". En realidad, en la plaza habrá varias urnas que se utilizaron el 1 de octubre del 2017, ‘reclutadas’ a través de las redes sociales.

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“Bienvenido al otoño caliente”

Uno de los más activos en las redes es Joan Canadell, uno de los fundadores del Cercle Català de Negocis (CCN), extremista radical: “Atención: llega el otoño. Pronto será el aniversario del 1-O. Ese día, pedid fiesta en el trabajo para dar la bienvenida al Otoño Caliente. Estad atentos a las redes de vuestro ‘CDR en red’, ‘Otoño Caliente’ y ‘1-O en la Calle”. Los comités de defensa de la república (CDR) han hecho oficial, además, el mismo llamamiento. “Este 1 de octubre no vayas a trabajar, defiende la república”, dice un cartel lanzado este martes. Y el texto que lo acompaña en las redes no deja lugar a dudas: “El CDR Cataluña llama a pedir fiesta el primero de octubre para dar la bienvenida al ‘otoño caliente’. También recomienda estar atentos a las redes de los CDR”. El CDR nordoriental llamó también en su recién estrenado canal de Twitter a recuperar las calles y a desobedecer “hasta conseguir nuestro objetivo”. Y advierte: “Sabemos la fuerza que tenemos”.

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La CUP y los CDR, en realidad, comenzarán su particular campaña en la manifestación policial del 29 de septiembre, pero el ‘día grande’ será el 1 de octubre, aniversario del referéndum ilegal. “El 1-O, ni olvido ni perdón. Mi negocio cierra. El 12-O, ni hispanidad ni hostias. Mi negocio abre. Hagamos república. Otoño caliente”, dicen los carteles distribuidos esta semana.

El boicot a España

La ofensiva se complementa con una campaña en las redes sociales para pagar los tributos solamente a la Agencia Tributaria Catalana. “¿Eres asalariado? Pide a tu empresa que ingrese las retenciones de las nóminas (modelo 111) en la Agencia Tributaria de Cataluña. La voluntad popular expresada en el referéndum del 1 de octubre no puede ser obviada ni menospreciada. Ejerzamos nuestra soberanía”, dice uno de los anuncios lanzados. Y otro: “¡Novedad! Ingresar todos los impuestos en la ATC sin moverse de casa es ahora más fácil. Desde el 10 de septiembre, la tramitación electrónica se puede hacer llenando un sencillo formulario web a través del portal ATC [se acompaña con el 'link' electrónico]”.

La jornada se completó con una campaña de colgada de carteles bajo el lema 'Encartelemos las universidades' que tuvo lugar a mediodía en todos los campus universitarios. La plataforma Universitats per la República fue la encargada de estos actos sectoriales, que consistían en pasquines incitando a “recuperar las calles” y a “recuperar las movilizaciones ante los juicios políticos de este otoño”, según un comunicado oficial.

El independentismo ha dado desde este jueves una vuelta de tuerca más a la tensión en las calles catalanas. Su meta es hacerla tan insostenible que los organismos internacionales tengan que intervenir. Y ya no se trata solo de reivindicar la libertad de expresión. Tanto el Govern como grupos radicales soberanistas intentan que la voz de los demócratas constitucionalistas o ‘unionistas’ no se oiga en las calles. Por ello, la consigna es ocupar el espacio público para desalojar a los ‘enemigos’.

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