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Torra enarbola "la causa justa" para reclamar una independencia que ya da por hecha
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Pide movilización hasta la sentencia

Torra enarbola "la causa justa" para reclamar una independencia que ya da por hecha

El 'president' de la Generalitat ha denunciado el "intento planificado de destruir el ideal independentista" por parte del Estado

Foto: Quim Torra, en la conferencia "El nostre moment" de este martes. (Reuters)
Quim Torra, en la conferencia "El nostre moment" de este martes. (Reuters)

Ni una duda, ni un paso atrás. En contra de lo que planteaba esta mañana Elsa Artadi, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha marcado un camino, en su opinión, inexorable para llegar a una independencia que ya da por descontada. Falta un pequeño trámite: un referéndum acordado con el Gobierno español. Si no se produce se generará, a su juicio, las condiciones del principio jurídico internacional de “causa justa” para justificar la independencia: ser una nación con una cultura y lengua propia; contar con una mayoría que así lo haya querido en un proceso democrático –el mandato del 1 de octubre– y vivir en un régimen de vulneración de los derechos, cuya prueba final sería una condena de los encausados por los hechos de octubre.

Quim Torra no aceptará condenas y lanza un ultimátum al Gobierno

El discurso ha sido vago. Pero radical en lo retórico. Ha rechazado la propuesta de Pedro Sánchez de una reforma estatutaria. Y plantea que el entorno internacional favorece sin duda la causa de Cataluña. La teoría de la “causa justa” la elaboró el vicepresidente del Parlament, Josep Costa, uno de los duros de JxCAT en su libro “O secesión o secesión”. Torra no ha concretado nada pero ha asegurado a los asistentes en el TNC, políticos, periodistas y funcionarios de la Generalitat, que “estamos en el lado justo de la Historia”. Aplauso cerrado al final. Pero cosas concretas… pocas, más allá de un planteamiento retórico de choque con el Estado. De nuevo, otra vez.

Foto: La Guardia Civil y los Mossos, durante los registros de Barcelona. (EFE)

Hay “mandato del 1 de Octubre”, hay denuncia de las injusticias –los presos– y hay una amenaza implícita: “Sólo podemos imaginar unas sentencias absolutorias de unos juicios que no deberían celebrarse nunca. Si no fuera el caso, me pondré a disposición del pueblo de Cataluña, a través de sus representantes legítimos en el Parlament, para tomar las decisiones de país que haya que tomar”. Ha sonado a que convocaría elecciones, pero también aquí ha jugado con una vaguedad deliberada.

Todo ha sido etéreo. Ha prometido la constitución del Consell de la República que tendrá sede en Bélgica y presidirá Carles Puigdemont, pero no ha detallado cuál será su legitimidad democrática. Ha anunciado la creación de un Foro Cívico Social y Constituyente, pero ha evitado decir en público que redactará una Constitución, sino que se centrará en “debatir y elaborar las primeras bases y los principios generales del modelo de país de la República que proponemos”.

Sólo podemos imaginar unas sentencias absolutorias de unos juicios que no deberían celebrarse nunca

Citas de Nelson Mandela, Cataluña como un pueblo oprimido, algo que contrasta, para empezar con lo calidad de las ropas de los asistentes, que han acabado cantando “Els segadors” y gritando “¡Libertad! ¡Libertad!”. Torra ha pedido a los catalanes “una gran marcha” que ha definido como “una movilización amplia, diversa y, sobre todo, multitudinaria”. Ni siquiera la protesta ha sido concretada. También le ha pedido al pueblo “sacrificios”. Sin más concreciones.

Mensaje a los españoles

También ha habido un mensaje a los españoles, para pedir apoyo y que también se sumen al proyecto republicano. En español, pero con la misma vaguedad que el resto de un discurso altisonante pero vacío de contenido.

Foto: Pedro Sánchez llega a la sede de la Cancillería de Costa Rica, el pasado 30 de agosto, en San José. (EFE)

Torra ha comparado Cataluña con el Rif o con el Kurdistán, ejemplos, para él, de movimientos equivalentes: “Los vemos, por ejemplo, el Rif, a pocos kilómetros de nuestra casa, y lo vemos en el otro lado del Mediterráneo en la lucha por las libertades secuestradas por el régimen de Erdogan y la persecución del pueblo kurdo”.

Lavándose las manos

Torra no ha hecho ni una propuesta de saltarse la ley. Lo ha dejado todo en manos de la gente: “Confiad en vuestra determinación, ayudaos, coordinaos, creed en vosotros mismos. Sea cual sea la organización en la que participa, desarrolla un plan estratégico, convierta la enorme fuerza del movimiento independentista en reflexión sobre el país que queremos, en debate constituyente, en la planificación cuidadosa de las semanas que vendrán”, ha dicho.

Tampoco ha fijado plazos concretos, algo que quería evitar ERC. Así que el principal espacio de juego que ha marcado Torra ha sido la “causa justa” y el entorno internacional. A favor de esta tesis ha enarbolado las sentencias internacionales que han acabado con Puigdemont volviendo a Bélgica.

“El Tribunal alemán reiteró que los hechos de que son acusados el presidente Puigdemont y su gobierno no son delito en Alemania, como tampoco lo son en el resto de Europa. La justicia europea ha puesto en evidencia la persecución política del gobierno de Cataluña hasta el punto de que el Tribunal Supremo se ha visto forzado a retirar todas las euroórdenes y dejar los políticos catalanes libres para vivir y circular por todo el mundo”, ha asegurado Torra, obviando que sí lo entregaban por malversación y desobediencia. Y que ningún país reconoció a Cataluña cuando Puigdemont declaró la independencia.

Omisiones

Ha habido una diferencia entre el discurso pronunciado y su referencia escrita. Y afectaba a los presos. “Por lo tanto, hago un llamamiento solemne al gobierno del Estado en la negociación de buena fe. Una negociación de buena fe que incluya la liberación de los presos políticos y el libre retorno de los exiliados. Sentémonos, escuchamos seleccionados, hablamos y negociamos, siempre con la paz y la democracia como principios de actuación”. Este condicionamiento al diálogo con Pedro Sánchez a la “liberación de los presos” aparecía en el texto pero luego, Torra no lo ha verbalizado. Portavoces de la Generalitat lo han atribuido a un error en texto que se ha enviado embargado a la prensa y han restado importancia a esta divergencia entre lo escrito y lo dicho.

Ni una duda, ni un paso atrás. En contra de lo que planteaba esta mañana Elsa Artadi, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha marcado un camino, en su opinión, inexorable para llegar a una independencia que ya da por descontada. Falta un pequeño trámite: un referéndum acordado con el Gobierno español. Si no se produce se generará, a su juicio, las condiciones del principio jurídico internacional de “causa justa” para justificar la independencia: ser una nación con una cultura y lengua propia; contar con una mayoría que así lo haya querido en un proceso democrático –el mandato del 1 de octubre– y vivir en un régimen de vulneración de los derechos, cuya prueba final sería una condena de los encausados por los hechos de octubre.