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Cargos y prebendas en el Govern de Torra: un viceconsejero y sueldos desbocados
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FIEBRE CONTRATISTA EN LA ADMINISTRACIÓN CATALANA

Cargos y prebendas en el Govern de Torra: un viceconsejero y sueldos desbocados

El Gobierno de Quim Torra ha recogido la opulencia de todos los gobiernos anteriores y ha comenzado a llenar el organigrama con asesores y cargos de confianza

Foto: Quim Torra, durante un acto institucional celebrado este mes. (EFE)
Quim Torra, durante un acto institucional celebrado este mes. (EFE)

La Generalitat de Cataluña se está convirtiendo en una activísima oficina de contratación de amigos con sueldos astronómicos. Los recortes de los pasados años han dado paso a una frenética actividad de nombramientos de cargos y asesores como no se veía desde la época de Jordi Pujol. Durante el Tripartito, se limitó a un máximo de ocho el número de asesores que podía tener una consejería —luego, uno de los partidos políticos que lo componían comenzó a contratar a los asesores a través de las empresas que dependían de la consejería, por lo que no figuraban esos asesores en el organigrama oficial—.

Con Artur Mas, comenzaron de nuevo los nombramientos a destajo, aunque la crisis y los recortes limitaron, en parte, la contratación de más personal. Sin embargo, de esa época quedó una costumbre: nombrar adjuntos a los cargos para poder contratar personal como si fuese imprescindible. Y cuando Convergència y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) se repartieron el poder, la cosa ya pasó a mayores, creando estructuras paralelas en las principales consejerías con el fin de tener mayor peso político.

Foto: Puigdemont, Torra y Artadi tras la reunión mantenida en un hotel de Berlín en junio. (EFE)

El Gobierno de Quim Torra ha recogido la opulencia de todos los gobiernos anteriores y ha comenzado a llenar el organigrama con asesores y cargos de confianza. Presidencia y Vicepresidencia han vuelto a crear oficinas paralelas, como la Oficina del Presidente o la Oficina del Vicepresidente, mientras que las consejerías asignadas al PDeCAT suelen tener adjuntos en puestos que antes no existían pero que sirven para dar salida a la demanda laboral de la militancia. El súmmum de esta estrategia es el nombramiento de un viceconsejero de Presidencia, una figura que hasta ahora jamás había existido en el organigrama de la Generalitat de Cataluña.

En realidad, el cargo no deja de tener su intríngulis: Pau Villòria es el nuevo viceconsejero de la Presidencia para el Despliegue del Autogobierno, aunque el Govern quiso encubrir el nuevo cargo y anunció que sería un simple comisionado encargado de evaluar “las consecuencias del artículo 155”. Pero el Diario Oficial no miente y el cargo de Villoria es el de “viceconsejero de la Presidencia para el Despliegue del Autogobierno, con los derechos y deberes inherentes al cargo”, un premio por su dilatada trayectoria al servicio del partido. Con ello, le da un mayor perfil político al trabajo que pueda realizar el alto cargo, destinado a poner de relieve las ‘atrocidades’ de la aplicación del 155.

placeholder Pau Villòria (2d), en una presentación de la Fundación Mobile World Capital Barcelona. (EFE)
Pau Villòria (2d), en una presentación de la Fundación Mobile World Capital Barcelona. (EFE)

Un hombre de partido

Porque Villòria es lo que se conoce como un hombre de partido. En 1984 entró a trabajar en Adigsa, el ente que se ocupa de la vivienda pública. En 1990, pasó a la Consejería de Sanidad, donde estuvo hasta 2001 y en la que durante seis años fue jefe de gabinete del consejero. De 2002 a 2004, fue secretario general de Cultura y ese año, cuando CiU perdió el poder, encontró acomodo como gerente de Sant Cugat (entonces el mayor ayuntamiento de Cataluña regido por CiU) hasta 2011, cuando CiU recuperó el poder. En ese cargo, sustituyó a Jordi Turull, actualmente encarcelado. Cuando su alcalde, Lluís Recoder, fue nombrado consejero de Territorio, se fue a este departamento como secretario general, es decir, como el segundo del organigrama. Su mérito, de momento, es ser el primer viceconsejero de la Generalitat de Cataluña. Su salario no se conoce, pero según algunas fuentes, podría situarse alrededor de los 100.000 euros anuales.

El jefe de gabinete de Presidencia, Jordi Cabrafiga, no cobra lo mismo que los demás jefes de gabinete, tiene asimilado su salario al de un director general

Este nombramiento no es una simple anécdota: marca la pauta de la estrategia de nombramientos seguida por el nuevo Ejecutivo de Torra. En la anterior legislatura, había un secretario para el Desarrollo del Autogobierno, un asesor en materia de políticas comparadas de autogobierno y la Oficina del Gobierno. Todo ello, en Presidencia. En Vicepresidencia, se encuadraba la Oficina para la Mejora del Autogobierno y la Oficina del Vicepresidente. Los temas del autogobierno serán canalizados ahora por Villòria y su equipo.

En la actualidad, ha habido algunos cambios. Para empezar, el jefe de gabinete de Presidencia, Jordi Cabrafiga, no cobra lo mismo que los demás jefes de gabinete, sino que tiene asimilado su salario al de un director general, o sea, más de 80.000 euros al año. La diferencia con sus colegas son, aproximadamente, unos 10.000 euros al año.

placeholder Josep Rius, junto a Carles Puigdemont, cuando era su jefe de gabinete. (EFE)
Josep Rius, junto a Carles Puigdemont, cuando era su jefe de gabinete. (EFE)

Presidencia tiene también dos oficinas en su interior: la Oficina del Presidente, cuyo responsable será Josep Rius (a pesar de tener director, el Govern ha contratado como coordinador a Jordi Moreso), y la Oficina del Govern, cuya directora es Alicia Uceira. El salario de Rius y Uceira es asimilado al de un director general, mientras que el de Moreso se queda por debajo de los 80.000 euros.

Puigdemont no cobrará como diputado, sino que se queda con la retribución de ‘expresident’, que le supone varias decenas de miles de euros más

La estructura se repite en Vicepresidencia, exactamente igual que en la legislatura pasada, con las oficinas de Autogobierno. Esta consejería, que también engloba Economía, está en manos de ERC, y su cabeza visible es Pere Aragonès. En esta legislatura, se ha mantenido la Oficina del Vicepresidente, a cuyo frente está Bernat Costas (con salario de director general), y se ha nombrado un coordinador: Raül Murica, igual que hizo Presidencia. Vicepresidencia también se hizo cargo, desde hace un mes, del área de Difusión, es decir, de la publicidad del Govern. El secretario de Comunicación de la Generalitat, Miquel Martí, fue cesado en Presidencia y pasó como secretario de Difusión y Atención Ciudadana a Vicepresidencia. El director general de Medios de Comunicación, Jordi del Río, también fue cesado en Presidencia y recaló en Vicepresidencia como director general de Difusión. Esta área es una de las más potentes del Ejecutivo, porque es la que reparte la publicidad a los medios.

placeholder Josep Lluís Alay. (YouTube)
Josep Lluís Alay. (YouTube)

Puigdemont nos costará 600.000 euros

El último movimiento en Presidencia fue el nombramiento de Josep Lluís Alay como responsable de la oficina del expresidente Carles Puigdemont. Ello significa que Puigdemont no cobrará como diputado, sino que se queda con la retribución de ‘expresident’, que le supone varias decenas de miles de euros más y, además, con una oficina en la que tiene coche oficial, escolta, jefe de oficina y secretarias. En total, un mordisco de algo más de 600.000 euros para las arcas públicas.

Alay fue uno de los detenidos en Alemania a finales de marzo junto a Puigdemont cuando este viajaba de Finlandia a Bélgica en coche. Aunque está siendo investigado por la Justicia por supuesto encubrimiento, Torra le nombró, a mediados de junio, asesor con las responsabilidades de coordinador de las políticas internacionales de Presidencia, con un salario de director general (en tiempos del Tripartito, estaba prohibido que un asesor pudiese asimilar su salario a un director general). A partir del 15 de julio, comienza su nuevo cometido como jefe de la oficina de Puigdemont y su salario subirá hasta más de 98.000 euros, ya que al sueldo de un funcionario de máximo nivel se le ha de sumar un complemento específico de 60.454,32 euros más al año.

Para dar cabida a militantes o amigos, han comenzado a proliferar los cargos de ‘adjuntos’, que antes apenas existían en la Administración catalana

Pero las ‘trampas’ del Govern no se acaban aquí: para dar cabida a militantes o amigos, han comenzado a proliferar los cargos de ‘adjuntos’, que antes apenas existían en la Administración catalana. De hecho, comenzaron a masificarse con la llegada de Artur Mas, y Torra mantiene esa costumbre. En Presidencia, por ejemplo, se ha nombrado a Joan Ignasi Sànchez como adjunto al gabinete de la consejera. Su salario es similar al de un jefe de gabinete. Y Ramon Pujol fue fichado como adjunto al gabinete de Relaciones Externas y Protocolo. Curiosamente, el mismo cargo que Josep Maria París, que se incorporó solo unos días después.

La misma técnica siguieron otros consejeros del PDeCAT: el de Interior, Miquel Buch, nombró a David Trepat como adjunto al jefe de su gabinete; el consejero de Territorio, Damià Calvet, hizo lo mismo con Carles Moliner; la consejera de Empresa, Àngels Chacón, nombró a Anna Guixà adjunta a su jefe de gabinete, y la consejera de Agricultura, también lo hizo con Susana Sáinz Trapaga. Esta consejería es la única en manos de ERC que tiene adjunto al jefe de gabinete.

La Generalitat de Cataluña se está convirtiendo en una activísima oficina de contratación de amigos con sueldos astronómicos. Los recortes de los pasados años han dado paso a una frenética actividad de nombramientos de cargos y asesores como no se veía desde la época de Jordi Pujol. Durante el Tripartito, se limitó a un máximo de ocho el número de asesores que podía tener una consejería —luego, uno de los partidos políticos que lo componían comenzó a contratar a los asesores a través de las empresas que dependían de la consejería, por lo que no figuraban esos asesores en el organigrama oficial—.

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