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La presión doblega a Carles Puigdemont para aceptar el desbloqueo de la Generalitat
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El 'expresident' se había quedado aislado

La presión doblega a Carles Puigdemont para aceptar el desbloqueo de la Generalitat

Elsa Artadi será la mujer fuerte de la Generalitat, y lo será todavía más por la debilidad de Quim Torra en términos comparativos, puesto que en 10 días ha tenido que rectificar

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y la portavoz de JxCAT, Elsa Artadi, en Berlín. (Reuters)
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y la portavoz de JxCAT, Elsa Artadi, en Berlín. (Reuters)

Carles Puigdemont se había quedado aislado y su debilidad empezaba a ser evidente. Lo fue el sábado, cuando no pudo con Marta Pascal en el Consell Nacional del PDeCAT. Y resultó evidente al apostar por la abstención en la moción de censura y quedarse solo por la negativa del PDeCAT, más partidario de escuchar a Pedro Sánchez y luego votar en consecuencia. Artur Mas, empresarios cercanos al independentismo, altos cargos en la Administración, la propia ERC, con Oriol Junqueras al frente, y la mayoría de JxCAT le exigían formar ya Govern y desbloquear la Generalitat. Esta mañana, Puigdemont cedió y a partir de aquí el papelón fue para Quim Torra: el presidente catalán que tenía que vestir una reculada en la que Mariano Rajoy ni se ha despeinado.

Fuentes cercanas a PDeCAT y ERC explican que la presión se ha ejercido por dos vías: ante el propio Puigdemont y frente a Elsa Artadi, quien ha conseguido su objetivo: 'consellera' de Presidència y portavoz. La mujer fuerte de la Generalitat ahora lo será todavía más por la debilidad de Torra en términos comparativos, puesto que en 10 días ha tenido que rectificar su primer decreto por uno que fuese del gusto de Rajoy. Y lo ha tenido que hacer el mismo día en que Rajoy enviaba una carta al secretario de la Generalitat, Víctor Cullell, explicándole que no pensaban publicar el nombramiento en el DOGC.

placeholder Pinche para leer la carta de Rajoy.
Pinche para leer la carta de Rajoy.

Puigdemont ha preferido ceder, porque si se visualizaba que el grupo parlamentario en las Cortes hacía otra cosa de lo que él pedía para la moción de censura, se iba a convertir en uno de esos muebles viejos que se envían al desván. Sobre todo porque incluso la mayoría de JxCAT tampoco le respaldaba en su estrategia de bloqueo y de prolongar la imagen de anormalidad política en Cataluña a cualquier precio.

Quim Torra lo ha solventado cargando la responsabilidad de su decisión a los presos. Así, el comunicado de Presidencia en el que se anuncia la rectificación arranca de esta guisa: “Los consejeros encarcelados y exiliados han hecho llegar al presidente de la Generalitat, Quim Torra, un mensaje en el que expresan su confianza y piden que las instituciones catalanas se vuelvan a poner al servicio del pueblo de Cataluña lo antes posible. Los 'consellers' Jordi Turull, Antoni Comín, Josep Rull y Lluís Puig reafirman que siempre han querido formar parte de la solución y no del problema, y añaden que entienden su nombramiento como una cuestión de confianza por parte del presidente, y que se sienten en todo momento legitimados”. Así, según la versión oficial de la Generalitat, no es Torra el que enmienda sus nombramientos de hace 10 días. Son sus 'consellers' los que se sacrifican por el bien de Cataluña.

Dependiendo de la CUP

La debacle ha sido completa, porque Comín ha renunciado a su delegación de voto. Así que Quim Torra no solo ha quedado desacreditado en su voluntad de restitución. Además, ahora para sacar leyes adelante necesitará de los cuatro escaños de la CUP. Torra, débil en la Generalitat y también en el Parlament. No es el mejor escenario para el nuevo presidente catalán.

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Fuentes del entorno de ERC han apuntado que hubiera sido más práctico hacer lo que los republicanos. Aceptar la situación de los presos y apostar por un Gobierno efectivo en Cataluña desde el principio. Ahora, Torra llevaría 10 días gobernando, se hubiera levantado el 155 y se hubiera trasladado a los catalanes una imagen de fuerza por parte de su nuevo 'president'.

Torra se apunta el tanto de haber introducido más mujeres en el gabinete catalán, un total de seis, gracias a haber rectificado el decreto inicial

Para colmo, la moción de censura se le ha cruzado a Torra en el camino. Y no podrá hacer una toma de posesión hasta el sábado, ya que las dos futuras 'conselleras' de ERC, Teresa Jordà (Agricultura) y Ester Capella (Justicia) son parlamentarias en Madrid y tendrán que permanecer en las Cortes jueves y viernes para, en caso necesario, votar a favor de la moción y dar puerta política a Mariano Rajoy.

Más mujeres

La única cosa buena de esta marcha atrás es que le permite a Torra rectificar el tiro y sumar más mujeres al Govern: Àngels Chacón se incorpora a Empresa i Coneixement sustituyendo a Artadi; Alba Vergès, diputada de ERC en el Parlament, irá a Salut, y Laura Borràs asumirá Cultura. En total: seis mujeres de 14 miembros. Ya no resulta tan escandaloso en términos de género.

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Pero más allá de eso, Torra queda desacreditado, y no por el Gobierno español sino por los propios diputados que votaron su investidura, muchos de ellos en contra de sus reales deseos. Torra solo tiene el apoyo de Puigdemont, y este se encuentra en un estado de alarmante debilidad. Además, el 'expresident' empieza a darse cuenta de que controlar la Generalitat por control remoto va a ser mucho más difícil de lo que él pensaba.

Carles Puigdemont se había quedado aislado y su debilidad empezaba a ser evidente. Lo fue el sábado, cuando no pudo con Marta Pascal en el Consell Nacional del PDeCAT. Y resultó evidente al apostar por la abstención en la moción de censura y quedarse solo por la negativa del PDeCAT, más partidario de escuchar a Pedro Sánchez y luego votar en consecuencia. Artur Mas, empresarios cercanos al independentismo, altos cargos en la Administración, la propia ERC, con Oriol Junqueras al frente, y la mayoría de JxCAT le exigían formar ya Govern y desbloquear la Generalitat. Esta mañana, Puigdemont cedió y a partir de aquí el papelón fue para Quim Torra: el presidente catalán que tenía que vestir una reculada en la que Mariano Rajoy ni se ha despeinado.

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