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El independentismo prepara unos sindicatos para intentar 'cargarse' a CCOO y UGT
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El independentismo prepara unos sindicatos para intentar 'cargarse' a CCOO y UGT

El plan de los soberanistas es intentar copar todas las asociaciones, y la actividad sindical —como la patronal— no puede quedar al margen

Foto: Manifestación en favor de la República de los Derechos Sociales convocada en Barcelona por la plataforma Alcem-nos, formada por la ANC, la Intersindical-CSC. (EFE)
Manifestación en favor de la República de los Derechos Sociales convocada en Barcelona por la plataforma Alcem-nos, formada por la ANC, la Intersindical-CSC. (EFE)

El sindicalismo ‘de clase’ tiene los días contados, al menos para el independentismo. Lo que importa a los impulsores del ‘procés’ ahora es el ‘sindicalismo de país’. Se dan por amortizados los apoyos que hasta el momento han realizado los agentes sociales encarnados en CCOO y UGT y se primará en el futuro potenciar sindicatos independentistas que apuesten pública y directamente por la república y la separación de España. Intersindical-CSC es el sindicato elegido para esa estrategia.

De hecho, desde los partidos independentistas y desde las entidades cívicas se promociona subrepticiamente la afiliación a este sindicato ‘de país’, por lo que el golpe a los sindicatos tradicionales va a ser doble: por un lado, han perdido ya centenares (o miles) de afiliados, descontentos por el apoyo de UGT y CCOO a las manifestaciones independentistas. Ahora se avecina otro frente que justamente propugna lo contrario: conscientes de que las cúpulas de los sindicatos de clase van a ser mucho más cautas en el futuro, se ha diseñado una estrategia para conformar un gran sindicato independentista que sirva luego como punta de lanza para movilizar la calle y penetrar en el mundo laboral.

Foto: Medio centenar de miembros del CDR cortaron el martes la avenida de la Meridiana a la altura con Fabra i Puig. (EFE)

La ofensiva separatista toma también otros referentes: los más radicales apuestan por el sindicato COS e incluso por la CGT. Con estos sindicatos, los comités de defensa de la república (CDR) negociaron su apoyo. Las centrales pedían a cambio afiliaciones masivas de independentistas para movilizar la calle. Pero aun así no dejan de ser sindicatos muy minoritarios, a pesar de que la CGT mantiene alguna fuerza sindical en sectores muy concretos. La lucha es atroz: partidos, entidades, colectivos o plataformas llaman a la afiliación a los sindicatos 'de país'. Es el asalto final a todas las estructuras sociales: ha habido asalto a colegios profesionales, a instituciones públicas, a organizaciones privadas... Ahora les toca el turno a los agentes sociales. Los soberanistas ya tienen a sus candidatos para asaltar la patronal y una estrategia para potenciar un nuevo sindicalismo que ha de ejercer como correa de transmisión de las propuestas y estrategias independentistas.

El embrión

El embrión de esta nueva organización está en la plataforma Alcem-nos, la convocante de la manifestación netamente independentista de este Primero de Mayo. Fue un experimento de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), juntamente con la Intersindical y con Universitats per la República. La estrategia es simple: son instrumentos meramente políticos, ya que, por un lado, operan como tales al servicio de las ideas soberanistas y, por otro, no desatienden el lado reivindicativo puramente sindical con propuestas atractivas, sean o no viables. Las principales son la jornada de 35 horas semanales, el blindaje de una renta garantizada, la pensión mínima de 1.000 euros o el salario mínimo de 1.200 euros. Son propuestas fantasiosas, carentes de rigor, pero que pueden resultar atractivas a primera vista.

En realidad, el establecimiento de un salario mínimo de 1.200 euros ya había sido planteado hace unos años, al inicio del ‘procés’, pero luego fue arrinconado por su poca rigurosidad. Ahora, en el contexto sindical, cobra más sentido y se ha desempolvado la propuesta asegurando que con la república esas reivindicaciones serán un hecho. Otra cosa es que desde las propias filas independentistas, los conocedores de cómo se manejan las cuentas públicas consideren que no deja de ser un brindis al sol y “una reivindicación tan legítima como otra cualquiera, que puede hacerse desde un sindicato pero cuya aplicación ya se vería cómo hacerla, porque una cosa es decirlo y otra hacerlo”.

Foto: El presidente del Parlament de Cataluña, Roger Torrent (c), durante la reunión mantenida esta tarde con los secretarios generales de CCOO de Cataluña, Javier Pacheco (d) y de la UGT de Cataluña, Camil Ros (i). (EFE)

Los independentistas quieren, así, dominar distintos espacios sociales en efervescencia, como el ecologismo, el feminismo y, especialmente, el sindicalismo. La preocupación es tal que un documento interno de la CUP llega a apuntar que “las cúpulas de UGT y CCOO frenan el debate entre los afiliados para poder continuar ejerciendo de sólido pilar del Estado español”.

Los sindicatos más perjudicados por esta estrategia ven con preocupación, aunque no con alarma, las maniobras del soberanismo. “Nosotros somos también un sindicato de país. Entre UGT y CCOO tenemos más del 80% de la representación de los trabajadores de Cataluña. Que estos sindicatos pequeños intenten ser aupados por partidos no tiene relevancia. Lo que quiere el trabajador es que le solucionen los problemas en su puesto de trabajo, estar cubierto por el convenio colectivo o que se aplique la ley de prevención de riesgos laborales. Sinceramente, también somos un sindicato de Cataluña y estamos incardinados en el país. Y solucionamos problemas. Se equivocan los que clasifican a los sindicatos por si son de clase o de país”, explica a El Confidencial Laura Pelay, vicesecretaria general de la UGT de Cataluña.

Independientes, no independentistas

Veray afirma: “No vamos de la mano de nadie. Somos transversales. Ni con los independentistas ni con los unionistas”. “Nos preocupa que se nos intente utilizar. Pero han de tener más respeto por las decisiones soberanas de instituciones centenarias o con larga tradición de toma de decisiones, como UGT y CCOO. Pedimos más respeto a la soberanía sindical y a las decisiones tomadas en base a los estatutos y a la ponencia estratégica de cada uno”, asegura la dirigente sindical.

Foto: El dirigente de CCOO en Cataluña, Javier Pacheco (dcha.) y el de UGT, Camil Ros. (EFE)

Desde CCOO, la secretaria de Organización y portavoz en Cataluña, Montse Ros, admite a El Confidencial que “algunas fuerzas políticas y sociales intentaban tirar de nosotros hacia algún lado” durante estos años. La consecuencia es que se ha producido una pérdida de afiliación de 540 personas descontentas por el posicionamiento del sindicato, aunque en el cómputo general, CCOO acabó 2017 con 1.000 afiliados más que en 2016.

Reconoce que su sindicato participó en protestas políticas. “Nos hemos posicionado sobre los encarcelamientos de los Jordis porque tenemos la experiencia de 300 sindicalistas que sufren procesos penales por participar en huelgas generales o en manifestaciones. Lo que ha habido es un uso de la prisión abusivo y en el caso de los Jordis se ve bien. Otra cosa es que estemos o no de acuerdo con sus ideas”.

Hacia un escenario de movilizaciones

En la misma línea, la vicesecretaria general de la UGT enfatiza que “Cataluña necesita que se superen los bloques y que se tiendan puentes. Lo que pasa es que las cosas se magnifican desde algunos sectores”. Pelay asegura que “lo que creemos es que en estos momentos hay un problema que no se resuelve judicialmente y hemos de superar esa política de bloques, tender puentes. Por ejemplo, los políticos encarcelados podían estar tranquilamente en libertad, preparando su defensa. Esa situación no ayuda a normalizar la situación. Los que intentan vivir del conflicto hacen un flaco favor al país. Nuestro sindicato apuesta por el diálogo”.

Foto: Los secretarios generales de UGT y CCOO de Cataluña, Camil Ros (d) y Javier Pacheco. (EFE)

Y Ros añade: “Algunos no se acuerdan, pero las protestas sindicales también son por la reforma de la justicia, contra la ley mordaza. Por eso, aunque no compartamos sus objetivos políticos, estamos a favor de su libertad”.

Lo que está claro es que los sindicalistas advierten de que vamos a un escenario de movilizaciones independientemente de la coyuntura política. “Habiendo beneficios, no vamos a dejar pasar la oportunidad de corregir la enorme desigualdad institucionalizada con los años y con la legislación. La acción del Gobierno no ha ayudado en nada al pasar la crisis económica. Las rentas del trabajo suben un porcentaje ínfimo respecto a las rentas del capital. Y esto se corrige con acción sindical”, detalla Montse Ros.

El sindicalismo ‘de clase’ tiene los días contados, al menos para el independentismo. Lo que importa a los impulsores del ‘procés’ ahora es el ‘sindicalismo de país’. Se dan por amortizados los apoyos que hasta el momento han realizado los agentes sociales encarnados en CCOO y UGT y se primará en el futuro potenciar sindicatos independentistas que apuesten pública y directamente por la república y la separación de España. Intersindical-CSC es el sindicato elegido para esa estrategia.

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