Valls coquetea con Barcelona en su primer discurso como líder político en España

‘Roda el món i torna al born’. El refrán catalán viene a significar que camines mundo, pero al final siempre vuelvas a casa. Y eso es lo que le pasa al ex primer ministro francés Manuel Valls, nacido en Barcelona: emigró a Francia, hizo carrera política en el país vecino y ahora vuelve a su ciudad, posiblemente para ser alcaldable en la lista de Ciudadanos. De momento, fue galardonado este lunes con el premio al Seny (sentido común) que otorga la entidad Sociedad Civil Catalana (SCC). Hizo un discurso en clave local y acabó con el mencionado refrán. ¿Signo de que aceptará ser candidato de Cs? Lo lleva en secreto, porque no desvela nada y solo consiente en que lo está estudiando.

Lo cierto es que SCC, la entidad que ha movilizado el voto antiindependentista en Cataluña, entregó este lunes 23 de abril sus primeros galardones. Y estos fueron para Valls y para Antonio Tajani, presidente del Parlamento Europeo, que no pudo desplazarse a Barcelona para recogerlo. “Se les entrega por su compromiso con el Estado de derecho y la democracia. Hay que reconocerles el esfuerzo que hacen, porque el independentismo no es un problema local, sino europeo”, explicaba a El Confidencial José Rosiñol, presidente de SCC, antes de comenzar el acto.

Se da la casualidad de que SCC cumplía este lunes cuatro años (la entidad fue creada el 23 de abril de 2014) y lo conmemoró con estos premios. Para el evento, congregó a lo más granado del panorama político no separatista, empezando por la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. La arropaban el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, el secretario general del PP catalán, Santi Rodríguez, y el líder popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz.

En representación de Ciudadanos, asistieron su presidente, Albert Rivera, la líder en Cataluña, Inés Arrimadas, y la líder en el Ayuntamiento de Barcelona, Carina Mejías. Por parte del PSC, estuvo presente su secretario de Organización, Salvador Illa, a quien se refirió luego, durante el acto, José Rosiñol, solidarizándose con él: a Illa le acaban de dejar pintadas amenazantes en su domicilio particular en nombre de la revolución de las sonrisas, un síntoma más del autoritarismo y la radicalización que se están instalando a pasos agigantados en la sociedad catalana. “Ni olvido ni perdón”, fue una de las frases que escribieron los parafascistas en la pared.

Arrecia la 'kale borroka'

Illa le resta importancia al asunto, aunque la procesión va por dentro, porque no se trata de la sede de un partido sino de su vivienda particular. Pero se da la casualidad de que las sedes socialistas ya han sufrido más de 500 ataques desde que comenzó el ‘procés’, en una campaña que ahora arrecia con la intensificación de actos de 'kale borroka'. Precisamente este lunes, la sede de Ciudadanos en Hospitalet de Llobregat también sufrió otro ataque de los intolerantes. Y van 12 asaltos a la misma sede. Es la campaña del miedo. Por eso, el periodista Albert Castillón, presentador del acto, aseguró desde la tarima: “Existimos, pese a todo. Y seguiremos existiendo”.

Rosiñol, en todo caso, recordó a los violentos: “Estamos aquí gracias a los que han iniciado el proceso del golpe de Estado. Han despertado a la Cataluña que se siente orgullosa de ser catalana, española y europea”. Recordó que “hemos parado el golpe de Estado entre todos nosotros” y enfatizó que tras la gran manifestación antiindependentista del pasado 8 de octubre “ya nunca más podrán hablar en nombre de toda Cataluña ni nos van a tratar como ciudadanos de segunda clase. Somos demócratas convencidos y yo, desde aquí, tiendo una mano a los independentistas para que defiendan sus ideas, pero dentro de la ley, como todo el mundo”.

Criticó al separatismo catalán por excluyente y pidió “acabar con la fractura social. No podemos seguir tensionados y polarizados”. Alertó, asimismo, de que “una ola de populismo recorre Europa y esta deriva pone en cuestión los principios de la UE”. Por ello, anunció el nacimiento de Sociedad Civil Europea, una suerte de SCC a nivel continental “para combatir el populismo y el nacionalismo en Europa, allá donde se dé”.

Pero el discurso más esperado fue el de Valls. Llegó temprano y departió largamente con Rosiñol, con el presidente de Tabarnia, Albert Boadella, y con Josep Ramon Bosch, exdirigente de SCC, entre otros. No fue una ‘cumbre tabárnica’, sino que bajaron al cruel ruedo de la realidad política. En unos minutos, radiografiaron la situación para concluir con un pronóstico reservado de la situación, por no decir muy grave. Allí estaba también Miguel Martínez, presidente de la Plataforma pro Tabarnia, que poco antes había participado en actos de firma de libros en las paradas callejeras de Sant Jordi. “Hemos asistido, juntamente con el ‘president’ Boadella, con el ministro de Deportes, Tomás Guasch, y con Xavier Gabriel [el propietario de La Bruixa d’Or, de Sort] a una reunión en la parada de la Asamblea Nacional de Tabarnia. Luego, hicimos un CDR y cortamos la Gran Vía, a la altura de la Rambla de Catalunya”, ironizaba Martínez.

Valls puede hacer historia

A partir de ahí, Valls rompió el ambiente con un discurso en catalán y frecuentes piropos a Barcelona, “una ciudad abierta y generosa, una marca única en el mundo y una de las capitales de Europa”. Se autocalificó de catalán como el que más. “Soy hijo de Xavier Valls. He hablado siempre en catalán en casa y he soñado y sueño en catalán y en francés. Soy del Barça, pero, contrariamente a lo que dice la prensa de Francia, no soy el compositor del himno culé. Ese es de otro Manuel Valls”.

Tras esa tarjeta de presentación, se explayó en un discurso aperturista y europeísta. Avisó de lo que se puede venir encima con el independentismo: “Romper los estados-nación es romper Europa. Es tirar por la borda 70 años de paz, cuando estos estados-nación había hecho la guerra durante cientos de años. Cataluña es España y es Europa. Una Cataluña sin España y una España sin Cataluña no lleva a ningún lado”. Dio las gracias a SCC “por la democracia, por la libertad, la convivencia, gracias por Barcelona, por Cataluña, por España y por Europa. Aquí no estamos para dividir. No estamos en contra de los catalanes ni del catalanismo”.

Criticó que el independentismo es excluyente. “Aquí, al que no es independentista, al que tiene otro relato, se le llama facha. El que no piensa como tú es facha. Pero somos muchos los que defendemos la libertad y la democracia”. Remató con el refrán de la vuelta a casa. “Podéis contar conmigo. Siempre estaré en este combate de la libertad, de la democracia y de la sociedad civil catalana”, terminó. Es, a todas luces, un 'sí quiero' a la política catalana.

La puerta a su aterrizaje en la política catalana, pues, queda abierta. Está más cerca que nunca de hacer historia: será el primer alto mandatario francés que opte a un cargo como el de alcalde de Barcelona.