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El PDeCAT no garantiza a ERC ni la unidad de voto: Puigdemont quiere elecciones
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orden del expresident de "máxima confrontación"

El PDeCAT no garantiza a ERC ni la unidad de voto: Puigdemont quiere elecciones

El expresident, en Berlín de momento, sigue marcando la hoja de ruta desde JuntsXCat, y su antiguo partido es incapaz de influir en él

Foto: Carles Puigdemont. (Reuters)
Carles Puigdemont. (Reuters)

“¿Podéis garantizarnos el voto unánime de Junts per Catalunya (JxCat) a un Govern que elijamos mañana mismo? ¿Nos garantizáis que JxCAT va a ir en bloque a votar por ese Gobierno?”. Las preguntas fueron hechas por representantes de ERC a sus casi socios del PDeCAT, los dos partidos que tienen más posibilidades de formar el Gobierno de la Generalitat de Cataluña. Pero desde el PDeCAT no se le pudo garantizar tal cosa. Entre otras cosas, porque el PDeCAT no controla, ni de lejos, la candidatura de JxCAT, que es más una cuestión personal de Carles Puigdemont que del propio partido heredero de Convergència. “Por eso no hay Gobierno ya”, se quejan desde las filas republicanas, ante esa situación de bloqueo.

En otras palabras: las diferencias entre Puigdemont y su partido, el PDeCAT, mantienen paralizada la formación de un gobierno en Cataluña. “ERC no quiere saber nada del follón entre los convergentes y su candidato. Lo único que quiere es acabar con la situación actual, aunque no a cualquier precio. Pero quiere garantías para conocer qué tipo de gobierno tendrá Cataluña, cuál será el Gobierno del que forme parte, si será un Gobierno republicano o un Gobierno autonomista. Necesita saber a qué se va a enfrentar y, tal y como está la situación, los eventuales socios exconvergentes no garantizan nada”, explican fuentes independentistas a El Confidencial.

Foto: El fiscal general del Estado, Julián Sánchez Melgar, durante una comparecencia ante la Comisión de Justicia del Congreso. /EFE Zipi

Ernest Maragall, exsocialista y diputado electo en las listas de ERC, señaló este jueves que lo único que quieren los republicanos es formar Gobierno cuanto antes pero que la investidura ha de ser “efectiva”, es decir, que sea con un candidato que no tenga problemas para no abrir un nuevo frente judicial con el Estado.

Justamente lo contrario de lo que piensan en JxCAT. Puigdemont reunió a los diputados de JxCat en Berlín este miércoles. “Fuimos allí a apoyar la ley exprés y para plantear que Puigdemont puede ser elegido. Desde el PDeCAT no se va a oponer nadie a lo que diga Puigdemont. Otra cosa es lo que algunos piensen”, explica un alto cargo del PDeCAT a este diario.

Llevar la confrontación al máximo

Desde las filas de los posconvergentes se critica a los republicanos porque “ERC sólo tiene interés en debilitarnos, pero recibirá una propuesta unitaria del grupo para que el investido sea Carles Puigdemont”, subraya la misma fuente. Niegan que haya problemas insalvables entre Puigdemont y el PDeCAT. “No hay más problemas que cuando se hizo la candidatura”, enfatizan. Pero eso ya son suficientes problemas: para empezar, las cosas estaban tan tirantes que la cúpula del PDeCAT no fue admitida para ir en las listas de Puigdemont. Esa actitud lo dice todo.

En Berlín, pues, JxCAT (controlada férreamente por el ‘expresident’ y donde el PDeCAT tiene poco peso) acordó proponer a Carles Puigdemont de nuevo como ‘president’. A la espera de aprobar una reforma de la Ley de Presidencia para que se pueda escoger un presidente a distancia. “La consigna es llevar la confrontación con el Estado español al máximo y hasta el final. Sólo en los últimos 5 o 6 días, si materialmente es imposible que se le invista, se propondrá un candidato alternativo. Pero hasta entonces, sólo hay un candidato que es Puigdemont. Es la propuesta unitaria de grupo”, advierten las fuentes en alusión a las acusaciones de ERC de estar divididos.

placeholder Artur Mas y Roger Torrent. (EFE)
Artur Mas y Roger Torrent. (EFE)

El posicionamiento de JxCat es apoyado “sin fisuras” por todo el PDeCAT, “incluso por Artur Mas, al que no le agrada esta estrategia, pero que la secundará”. Y el plan B es presentar luego otro candidato para que pueda ser votado sin problemas. Ahí entran en liza dos nombres, que JxCat y PDeCAT tienen en la recámara: el exsocialista Ferran Mascarell, el hombre que es el ‘tapado’ de Artur Mas (ver noticia: ) y la actual alcaldesa de Girona, Marta Madrenas.

Desde el PDeCAT critican a ERC señalando que “con la boca grande, dice que sí que quiere investidura pero con la boca chica pone problemas. Lo cierto es que no quiere una investidura, sólo quiere imponer sus condiciones”. Desde las filas republicanas, en cambio, se niega la mayor y se apunta a que los problemas internos de los posconvergentes son los que han frustrado la formación de un gobierno hasta el momento. “Mirando la situación desde afuera es para estar espantados cuando ves la confrontación que tienen Puigdemont y los suyos”, acusan.

La CUP, a la espera

Junto a ese escenario, se sitúa la CUP, que espera a ver pasar los cadáveres de sus enemigos por la puerta de su casa. “Nuestra posición es la más coherente y la más digna. Hemos ofrecido nuestros cuatro diputados para cubrir los puestos de los diputados que no pueden votar, cambiar la ley e investir a Puigdemont, pero no han querido. Y siempre hemos apostado por la ruptura, pero ahora vemos que hay un escenario en el que ERC amaga con hacer y no hace. Está jugando a la ‘puta y a la ramoneta’ [expresión que quiere decir actuar con duplicidad, tener dos caras, aparentar una cosa pero hacer otra]. Por eso dicen que quieren avanzar pero no se quieren mojar. De ahí las indefiniciones y la actitud de Roger Torrent [presidente del Parlament], anulando plenos o titubeando constantemente”, critican desde la formación anticapitalista.

Lo cierto es que tanto por los conflictos internos del PDeCAT y Puigdemont como por las cruentas batallas entre JxCat y ERC, la situación política de Cataluña es en estos momentos un zombie: no hay actividad ejecutiva y ni siquiera actividad legislativa, porque el Parlament, que habría de ser un órgano vivo, está paralizado y materialmente ‘secuestrado’ para que no tome ninguna iniciativa si no es para cambiar leyes que beneficien exclusivamente a los fines de los independentistas. En el terreno de los derechos sociales, la cámara legislativa es un órgano absolutamente autista. Y, aunque se constituyó y echó a andar con normalidad, las controversias entre secesionistas a la hora de proponer candidatos lo han relegado a la condición de mera herramienta partidista.

“¿Podéis garantizarnos el voto unánime de Junts per Catalunya (JxCat) a un Govern que elijamos mañana mismo? ¿Nos garantizáis que JxCAT va a ir en bloque a votar por ese Gobierno?”. Las preguntas fueron hechas por representantes de ERC a sus casi socios del PDeCAT, los dos partidos que tienen más posibilidades de formar el Gobierno de la Generalitat de Cataluña. Pero desde el PDeCAT no se le pudo garantizar tal cosa. Entre otras cosas, porque el PDeCAT no controla, ni de lejos, la candidatura de JxCAT, que es más una cuestión personal de Carles Puigdemont que del propio partido heredero de Convergència. “Por eso no hay Gobierno ya”, se quejan desde las filas republicanas, ante esa situación de bloqueo.

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