Òmnium doblega a la ANC en su guerra por liderar el 'procés' y duplica sus afiliados

Justamente cuando la movilización independentista experimenta un cierto retroceso, tras seis largos años sumando acciones multitudinarias, la pugna dentro del segmento del soberanismo sube enteros. Así, la batalla entre la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, las dos organizaciones que, al alimón, protagonizaron todas las grandes concentraciones de protestas en las calles de Cataluña, se ha recrudecido en las últimas semanas.

De hecho, el protagonismo de la ANC había bajado en picado, hasta tocar suelo el pasado 30 de enero, justamente el día en que el presidente del Parlament, Roger Torrent, había convocado un pleno para investir a Carles Puigdemont como ‘president’ pero que se vio obligado a anular poco antes de su comienzo. En esa jornada, fueron los comités de defensa de la república (CDR) los que tomaron la iniciativa, rompieron el cordón policial y ‘asaltaron’ literalmente el Parque de la Ciutadella, hasta llegar justamente a las puertas del Parlament.

El papel de la ANC ese día quedó seriamente comprometido, y en los círculos radicales comenzó a circular la consigna de que, en adelante, serían los CDR los que llevarían las riendas de las movilizaciones ciudadanas. Desde entonces, ha habido la aprobación de la hoja de ruta de la ANC para los próximos 12 meses y la elección de una nueva dirección, encabezada por Elisenda Paluzie, que en el pasado había estado vinculada a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

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La elección del nuevo secretariado y la nueva cúpula, no obstante, no fue suficiente. El peso relativo de la ANC en el independentismo ha menguado a ojos vista en los últimos meses. Y la organización reaccionó este fin de semana con una reunión de su secretariado en la localidad gerundense de Viladamat. El sábado, paradójicamente aniversario de la Segunda República, la ANC aprobó la constitución de un nuevo órgano para recuperar el prestigio y el peso perdidos: se trata de la comisión Fer República (Hacer República), cuyo objetivo es pilotar las iniciativas de la ciudadanía que lleven a la ruptura con España. ¿En qué consisten esas iniciativas? No se sabe con exactitud, pero lo importante es recuperar protagonismo, ser de nuevo la punta de lanza de las reivindicaciones rupturistas.

Se trata de ‘ponerse las pilas’, en palabras de un exdirigente de esta entidad, ante lo que se avecina. “La ANC es una entidad muy viva. No es que corriese el peligro de morir de éxtasis, pero es preciso un empujón para hacerse más visible en la calle, especialmente ahora que los principales dirigentes políticos están encarcelados”. En la misma reunión del secretariado, se aprobó una estrategia de ‘colectivización’ de la gestión y una proyección pública colegiada, de tal modo que los miembros de la comisión permanente se repartirán las funciones de portavoces en las intervenciones públicas.

Òmnium dobla militantes

¿Por qué los drásticos cambios en la organización de la ANC? Porque su ‘entidad hermana’, Òmnium Cultural, se ha convertido en una apisonadora que la doblega. Y es que Òmnium ha visto cómo su peso específico en el movimiento independentista se multiplicaba vertiginosamente en los últimos tiempos. De hecho, a 17 de abril de 2018, el número de socios de Òmnium asciende ya a 108.857. Hace un año, esta organización tenía poco más de 50.000 socios, que pasaron a unos 60.000 a finales de verano. Tras el referéndum del 1 de octubre, se produjo una afiliación masiva, hasta el punto de que a primeros de noviembre el número de socios ya ascendía a algo más de 82.000. En los últimos cuatro meses, pues, se agregaron a la plataforma más de 27.000 nuevos miembros. La cifra actual duplica la afiliación de hace un año.

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Por contra, la ANC, según fuentes consultadas por El Confidencial, “se ha estancado” o, incluso, ha padecido un retroceso en los números de afiliación. De hecho, según las fuentes consultadas por este diario, sus socios no sobrepasan los 30.000 afiliados, aunque oficialmente se apunta a 40.000 militantes más otros 40.000 “simpatizantes”. Eso, obviamente, no es suficiente, ya que Òmnium le ha pasado por encima como un ómnibus.

Las diferentes trayectorias de las dos mayores entidades soberanistas de Cataluña son consecuencia de la propia naturaleza de cada una de ellas. “La ANC es una organización que ha sido muy politizada y utilizada partidistamente, mientras que Òmnium no se ha desviado mucho de sus objetivos iniciales, los que tenía cuando fue fundada hace más de 50 años”, explica un hasta hace poco alto dirigente de la ANC.

No le falta razón: el posicionamiento de las entidades ‘civiles’ a favor de las tesis de Artur Mas primero y de Carles Puigdemont después ha pasado más factura a la Asamblea que a Òmnium. “Pero eso es porque la ANC ha tenido más protagonismo, ha dado más la cara y llevado más la iniciativa que Òmnium, a la que la gente veía como un apoyo necesario al ‘procés’ pero, en cambio, ajeno a las luchas de los partidos”, admite la misma fuente. A ello se suma que los dirigentes de la ANC estuvieron, en un momento o en otro, vinculados a partidos políticos, mientras que los de Òmnium siempre estuvieron vinculados a la cultura. Es más: nunca hubo guerra de partidos dentro de Òmnium, pero sí dentro de la ANC, en la que se han constituido incluso plataformas internas para defender determinadas estrategias políticas.